- POR VIVIANA ORREGO
- Periodista
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Con el objetivo de generar una educación abierta, reflexiva y un espacio donde crear y aprender sean los principales motivos para acudir a la escuela, fue desarrollado el proyecto de investigación denominado “Prácticas didáctico-pedagógicas innovadoras en escuelas públicas”. En la investigación financiada por el Fondo de la Excelencia para la Educación y la Investigación (FEEI), a través del Programa Prociencia del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), los alumnos de las escuelas Kunumi Arete, San Roque y San José aprendieron sobre la escucha abierta, el respeto, la mirada sobre los otros y sobre ellos mismos. Estos son potentes generadores de transformación social, explicó Diana Serafini, pedagoga integrante del staff de investigadores que llevó a cabo la investigación.
“El proyecto se basó en el deseo de compartir con las escuelas públicas prácticas pedagógicas que promueven el encuentro, el aprendizaje abierto, crítico y creativo”, señaló Serafini.
El punto de partida fue la articulación de la escuela comunitaria Kunumi Arete e Investigación para el Desarrollo, que plantearon como desafío sistematizar las experiencias pedagógicas de Kunumi y generar espacios para poner en conversación el cotidiano hacer pedagógico entre las escuelas participantes. En este sentido, los equipos docentes de las tres escuelas vivieron un proceso de coformación en pedagogía innovadora que permitió a Kunumi Arete pensar nuevas formas de concebir la planificación de la jornada pedagógica, y a las escuelas públicas coconstruir espacios pedagógicos innovadores que modificaron sus prácticas de aula y abrieron el entusiasmo y deseo de niños y niñas de estar en la escuela, explicó.
EDUCACIÓN ACTUAL
“Cada escuela, cada equipo pedagógico y cada docente realiza esfuerzos para generar aprendizajes con sus estudiantes, a veces con mínimos recursos y numerosas dificultades”, lamentó la profesional, pero agregó que aún en este contexto hay docentes que enseñan con compromiso, pasión y creatividad.
La experta mencionó que las deficiencias en la formación docente también generan muchas veces prácticas pedagógicas que se centran en la memoria, en el copiado de la pizarra, en la evaluación de aprendizajes con “sentido punitivo” y dejan de lado el vínculo pedagógico, las emociones, los aprendizajes que realmente dan sentido al compartir y al vivir el espacio escolar.
Por esta razón, impulsan la inclusión de prácticas innovadoras, como por ejemplo la transformación del espacio del aula. “La pizarra dejó de ser el centro del acto pedagógico y la base fundamental de las docentes, para dar paso a rincones de lectura con alfombras de poyvi, mesas grupales, estantes con materiales y objetos de la naturaleza como piedras, flores, frutos secos de árboles de la zona, conformando un espacio concebido también como educador”, señaló Serafini. Estas transformaciones en el espacio se orientaron a estimular a los niños a trabajar distintos contenidos mediante la exploración y el descubrimiento con autonomía, y también por parte de las docentes, a ensayar otras formas de enseñar.
La investigación fue cualitativa, por lo que no se puede hablar de una muestra en términos estadísticos, agregó la experta. Sin embargo, los modelos educativos estudiados fueron los de la escuela San Roque Nº 6.349, donde se modificó el aula del primer grado, y la escuela San José Nº 15.309, donde se modificaron las aulas del preescolar, primero y segundo grados que funcionan como plurigrados.