Ayer, jueves 22 de febrero, quedará en la historia como el día en que fueron trasladados los restos mortales del primer mártir de la Guerra del Chaco (1932-1935), el teniente pri­mero Adolfo Rojas Silva, desde la lejana localidad chaqueña que lleva su nom­bre, a casi 600 km de Asun­ción, en el departamento de Presidente Hayes, hasta el Memorial de los Defensores del Chaco, ubicado en el cuar­tel De la Victoria, en la ciudad de San Lorenzo.

En una solemne ceremo­nia fúnebre, organizada por el Ministerio de Defensa Nacional, y con la salva de 21 cañonazos, fueron recibi­dos por la mañana los restos de Rojas Silva en el cemen­terio del cuartel De la Victo­ria, donde se encuentran la mayoría de los excombatien­tes de la Guerra del Chaco. En el lugar donde fueron depo­sitados los restos morta­les para su eterno descanso se rindieron varios honores militares y un grupo de pobla­dores de Rojas Silva depositó una ofrenda floral al pie de su tumba.

Adolfo Rojas Silva fue un oficial del ejército paraguayo designado por la superioridad para cumplir la misión de tender las prime­ras líneas telegráficas en 1927 en los fortines del interior del Chaco, antes de que se ini­ciara la guerra, debido a que en ese momento las relacio­nes con Bolivia ya se encon­traban muy tensas.

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Un 25 de febrero de 1927, en las proximidades del Fortín Sor­presa, el teniente 1º Rojas Silva fue emboscado y asesinado por un grupo de bolivianos, hecho que desencadenó la defensa del Chaco paraguayo y condujo al inicio de la guerra con Bolivia.

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