- POR CAROLINA VANNI
- Periodista
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Liduvina Rolón y David Benítez (esposos) crecieron en un entorno cristiano, pero no imaginaron que la fe sería el pilar que los sostendría en los momentos más difíciles de su vida, no solo como matrimonio, sino como padres. Tras dos años de noviazgo se casaron por civil. A los pocos meses nació Fabricio (7 años), se casaron por Iglesia y vino Agustín (2 años y 3 meses) y por último Santiago.
Aunque nunca dudaron del mutuo amor, la pareja soportó dos separaciones. David asume que se dio, en parte, por su falta de compromiso. "Yo era muy cabezudo", resumió. Para superar las dificultades pidieron ayuda.
Allí David tuvo una de las experiencias más fuertes. Le impusieron las manos y rezaron por él. Le dijeron que Dios le estaba esperando y le anunciaron que debía estar preparado, ya que la prueba más grande estaba por venir. "Pensé que sería la segunda separación, pero no fue. Luego mi suegra tuvo cáncer (más tarde murió) y a las semanas de la cirugía de ella, me interné de urgencias y me operaron de la columna. Pero nada de eso estaba comparado con lo que vivimos con la venida de Santiago", aseguró. En ese tiempo, la devoción hacia María les fortaleció y los convirtió en un matrimonio sólido y estable. Más adelante fue la luz que los sostuvo durante la gran prueba: una rara enfermedad de Santi, ictiosis arlequín.
Agregó que fueron experiencias muy fuertes y que su devoción a la Virgen los ayudó a sostenerse y seguir. "Gracias a ella me pude sostener y pude estar de pie, porque fueron 7 meses duros e intensos y nos aferramos de verdad a ella", dijo Liduvina con la voz entrecortada, al recordar todo lo que le tocó vivir hace solo meses.
Si bien supo que la enfermedad de su hijo era rara y tenía muy pocas esperanzas de vida cuando estuvo internado en terapia del Hospital Niños Mártires de Acosta Ñu, ella se aferró a su fe y se acercó a la Virgen de Lourdes, a quien pidió por su hijo. "Te cuento algo que hice en secreto: me dieron el agüita de Lourdes y cada vez que entraba, ponía en mi bolsillito y le rociaba por todo su cuerpito y le pedía. Ni siquiera sabía como era la oración, pero yo le pedía: 'Virgencita de Lourdes, por favor'. Y fue un milagro que él no haya agarrado ninguna infección de piel", aseguró.
El bebé fue a su casa y allí vivió durante 5 meses, hasta que enfermó, se complicó y nuevamente ingresó a terapia. En ese tiempo, más que nunca se aferró al Rosario y le pidió a la Virgen que los acompañase, que los guíe y no los abandonase. "Sabemos que el Rosario es un arma poderosa y cuando estaba Santi rezábamos mucho. Somos mucho de oración", sostuvo David. Pese a los cuidados de sus padres y la atención de los médicos, Santi falleció a los 7 meses de vida. "Santi vino para enseñarnos, para unirnos, para que sepamos valorar la vida y la salud", sintetiza Liduvina al recordar al ángel que tiene en el cielo.
Al recordar ese día, a Liduvina se le nubló la mirada. Contó que tras tomar el cuerpecito inerte de su hijo, apretarlo contra su pecho, ella sintió el abrazo de la Virgen. "Sentí paz y sentí que alguien me abrazó, que me estaba cobijando y me transmitió paz. Era ella la que estaba conmigo en ese momento tan difícil", aseguró.