- Por Lucia González
- lucia.gonzalez@gruponacion.com.py
Hoy se cumplen 86 años de la masacre que marcó al gobierno de José Patricio Guggiari y enlutó al país. Frente al Palacio de Gobierno, 11 estudiantes del Colegio Nacional de la Capital, del Colegio Comercio y otros que quedaron en el anonimato, perdieron la vida en un lamentable hecho. Este incluso obligó a que el presidente renunciara a su cargo y delegara a su vicepresidente, Emiliano González Navero, el resto del mandato. Guggiari se sometió a un juicio político, del que fue sobreseído, por no hallarse en su contra ningún elemento que pudiese probar que dio la orden para disparar contra los estudiantes.
La Nación conversó con varios historiadores, quienes concuerdan en que el presidente no ordenó los disparos. Ellos cuentan cómo sucedieron los hechos y aportan diferentes puntos de vista de lo ocurrido.
Los jóvenes fueron a intentar hablar con el presidente a fin de que se esclarecieran algunos hechos que se venían promoviendo en los medios escritos, principalmente, en los que estaban en contra del gobierno. El tema era la indefensión del territorio chaqueño ante la invasión de los bolivianos. Bolivia tenía la intención de ocupar Paraguay para obtener una salida al mar según una versión manejada desde los años 1920.
Esta situación quebrantó a los jóvenes, estudiantes del Colegio Nacional de la Capital, quienes llamaron a una Asamblea General Extraordinaria para definir qué acciones tomar para hablar con el presidente Guggiari.
El catedrático e historiador de la Facultad de Filosofía de la UNA, Julián Chaparro, comentó que todo comenzó meses antes. "En la localidad del Chaco, Samaklay, hubo una escaramuza entre tropas paraguayas y bolivianas. Las versiones oficiales bolivianas era que el lugar fue atacado por paraguayos, que decían lo contrario. El gobierno no podía pronunciarse sobre la guerra, ni siquiera daba informes al Congreso, porque hacerlo era sinónimo de que todo el país se enteraría", explica.
Fabián Chamorro, integrante de la Academia Paraguaya de la Historia, recuerda que la idea de la indefensión del gobierno estaba errada. "Difícilmente se puede hablar de una indefensión, porque Paraguay estaba comprando armas. Meses antes llegaron a Asunción dos buques grandes, el Humaitá y el Paraguay, que fueron construidos en Italtia. Estos barcos se trajo para cuidar, desde el río Paraguay, cualquier intento de ingresar a nuestro territorio. Incluso, se estaban formando algunos militares", destaca.
Por su parte, Eduardo Nakayama, historiador y miembro de la Academia Paraguaya de la Historia, recuerda que el presidente Guggiari estaba muy bien informado de lo que ocurría en el Chaco y la defensa del territorio estaba entre sus prioridades. "Según las palabras de uno de los mayores héroes militares de la Guerra del Chaco, el general Eugenio Garay -de extracción colorada, hermano de Blas Garay-, los gobiernos de Eusebio Ayala, José Patricio Guggiari y Eligio Ayala deben ser llamados de la defensa nacional por el gran compromiso demostrado", manifestó.
El historiador y magister en Historia, Pedro Caballero, destaca, al igual que sus pares, que el gobierno contaba con una política armamentista, pero que eso no se veía ante los ojos de los pobladores. "Hubo avance de Bolivia, pero Paraguay no estaba ajeno. Es más, estuvimos a un paso de la guerra tras la escaramuza. Es precisamente esto lo que los jóvenes intentaban despertar en el gobierno, pero no quiere decir que este no lo hacía. Los gobernantes no podían decir abiertamente nada, eso significaría hacerle saber a Bolivia lo que haría. Era más bien una estrategia, la falta de comunicación", explicó.
INFLUENCIA DE LA PRENSA
Durante dos meses, la prensa instaló con publicaciones que el gobierno no estaba haciendo bien su trabajo, específicamente, "que no se estaba defendiendo el Chaco. En consecuencia, los jóvenes se levantaron", rememora Chaparro. A raíz de las publicaciones, estudiantes del Colegio Nacional empezaron a planificar una manifestación para el día 22 de octubre, que debía realizarse frente al Palacio de Gobierno. "Nunca hubo una proyección de hacer una manifestación el día 23", aclara el historiador.
PRESIDENTE NEGÓ REUNIÓN
La idea era hacer una marcha. Los jóvenes le hacen llegar al presidente Guggiari las intenciones, para que conteste. Este exige que se le entregue primero la copia del discurso principal para redactar una correcta contestación. "Los chicos tuvieron que redactar el discurso a última hora y llevarlo al Palacio. Al final, el presidente les mandó decir que no los recibiría, porque primero debía reunirse con sus ministros", cuenta Chaparro, quien realizó una investigación junto a Aníbal Casco sobre este hecho histórico.
MARCHA DEL 22
Los jóvenes, molestos, inician una serie de marchas. La noche del 22, van hasta la casa del presidente. "Se habla incluso de que intentaron quemar una puerta y que tiraron una piedra que hirió al hijo del presidente. Se dice, además, que algunos políticos que ingresaron dentro de la manifestación intentaron volcar un tranvía. Fue una confusión que terminó con la Policía ejerciendo su orden público. Incluso, encarcelando a algunos jóvenes y propiciando golpes a muchos", relata Chaparro.
MARCHA DEL 23
Los jóvenes se concentraron en el Colegio Nacional de la Capital y de allí marchan hacia el Palacio, pero antes pasan por todos los periódicos de la época, apedreando a algunos de ellos. "En el Palacio se encontraron con una dotación de marineros custodiando el edificio. No podían cruzar el cerco. Se piden más efectivos y llega un grupo de guardia cárceles. Cuando estos ingresan, alumnas normalistas logran romper el cerco y detrás de ellas logran entrar una gran cantidad de alumnos al Palacio", explica Chaparro.
CONFUSIÓN Y TIROTEOS
La totalidad de las declaraciones, asentadas en la comisión de investigación que inició el juicio político al presidente Guggiari, "muestra lo confuso que fueron los hechos", señala el historiador y agrega que "lo que ocurrió, aparentemente, es que un grupo de marineros que estaba en la azotea del Palacio y que tenían ametralladoras del tipo Madsen realizaron disparos de advertencia. No a los manifestantes, sino a los frontispicios que están frente al Palacio de manera que la gente deje de avanzar. Los guardias cárceles, al escuchar los disparos, ven la avalancha y empiezan a disparar a los jóvenes".
EL PEOR FINAL
Algunos sostienen que el presidente salió de su despacho y empezó a gritar que se paren los disparos. Ya era tarde. En total, 11 personas fallecieron el 23 de octubre de 1931 y 27 resultaron heridas, precisa el historiador. El primer grupo está compuesto Julio Franco, estudiante de Medicina; los estudiantes de bachillerato Eugenio Gómez, Marcial Méndez, Liberato Ruíz, Alfredo González, Serafín Vidal y Celestino Ramírez; los estudiantes de Comercio, Ismael y Benigno González; el estudiante de primaria, Raúl Roig Ocampos, y un anciano no identificado.
El segundo grupo estuvo integrado por tres estudiantes de Medicina, Alejandro Chirife, Antonio Montalto y Luis Rodríguez; de bachillerato, Víctor Ortíz, Néstor Segovia, Félix Alegre, Modesto Muñoz, Roberto Bareiro, Benigno Ferrara, Robustiano Valle, Carlos Urizar, Tomás Vergara, Eleuterio Ramírez, Ramón Cueto, Manuel Ferreira, Vicente Zayas, Trinidad Samaniego, Emilio González, Pompeyo González, Juan González, Gerardo Monzón, Gerardo Cardozo y Marcial Cáceres.
Solo quedó registrado un estudiante de Comercio entre los heridos, Pedro Casal; los no estudiantes fueron identificados como Ricardo Suárez y Luis Persichino. Además, un personal policial, Víctor Guzzio.
INVESTIGACIÓN
"La investigación oficial acusa a Jover Peralta de ser el autor de los primeros disparos de revolver, al que siguieron las ráfagas de ametralladoras Madsen que apuntaron al frontispicio del edificio del Ministerio del Interior. A estas le siguieron las de la tropa de guardia cárcel, que impactaron en los manifestantes", refiere la investigación de Casco y Chaparro.
CRONOLOGÍA OCTUBRE 1931
Día 20: Asamblea general extraordinaria
– Se plantea convocar a Asamblea General Extraordinaria a los asociados al Centro Estudiantil a las 10 hs. El único orden del día a estudiar por el Centro era la invasión del Chaco por tropas regulares de Bolivia y su directa relación con la Defensa Nacional.
– Los oradores fueron los alumnos César Garay, Marcos Fúster, Augusto Fúster, Andrés Riquelme, Roque L. Avila, Livio Pérez Garay, Felix Alegre, Hilario Gómez Núñez, Manuel D. Carvallo, Orlando Ottaviano, Hugo Ortíz, Néstor Segovia, Silvio Oliver, entre otros.
– Durante el encuentro acordaron que la marcha comenzaría en la calle 14 de Julio (hoy Mcal. Estigarribia), luego Palma, Convención (hoy O`Leary) hasta llegar frente al Palacio de Gobierno. El orador ante el Presidente de la República sería el presidente del Centro, Agustín Ávila.
Día 22: De protesta a turba
– En la mañana se gestionó la parte formal de la marcha. Se dividieron en dos grupos: uno -integrado por Marcos Fúster, Orlando Ottaviano y Derlis Conge Torres- debía ver el permiso policial, siendo recibidos por el comisario Artemio Mereles y por el jefe de la Policía Luis Escobar; otro, debía asegurar la presencia y contestación del presidente José P. Guggiari, que se reclamaría en el discurso a realizarse frente al Palacio.
-Para realizar la marcha, la Policía Nacional pidió a los manifestantes que lleven la venia del presidente, a fin de otorgarles el permiso. El entonces secretario de la presidencia, Efráin Cardozo, en contacto vía telefónica pidió a los estudiantes el escrito del discurso, para que el presidente de su venia y se elabore una correcta contestación. Tenían tiempo hasta las 13 hs. Los jóvenes entregaron el documento a las 16 hs.
-El presidente leyó el discurso y encuentra la consulta sobre si el Fortín Samaklay, Presidente Hayes, sería o no recuperado por tropas paraguayas. Guggiari mandó devolver el discurso, porque para tener una respuesta certera debía consultar a sus ministros. Entonces, Pablo Ávila se traslada hasta la Plaza de la Democracia, donde comenzaría la marcha. Habían acordado no llegar hasta el Palacio, pero no se cumplió.
– Desde la Plaza Uruguaya, los manifestantes partieron por la calle 14 de Julio, luego tomaron Palma, a la altura de Convención giraron hacia el Palacio de Gobierno. En el Palacio, Ávila subió al balcón y quiso leer el discurso que se rechazó, pero algunos manifestantes no quisieron.
-Luego fueron a la Escuela Militar Mayor Arturo Bray, donde habrían apedreado a los militares (no se sabe si realmente ocurrió). El director de la Escuela los escuchó y al término del tercer orador los hizo callar, hecho que molestó a los manifestantes, quienes al salir de allí habrían ido a apedrear el local del periódico "El Liberal". En el camino, el estudiante de la Escuela de Comercio, Sindulfo Casco, dijo que se debía ir hasta la casa del presidente.
-A las 21:30 hs el presidente se entera de que una manifestación tumultuosa se diría hasta su casa. Un cordón policial, compuesto por agentes a pie y a caballo, había recibido la orden de no permitir que llegaran hasta la entrada de la residencia. Sin embargo, hubo rumores de que llegaron y que incluso apedrearon la casa.
Día 23: Masacre inesperada
– Marcos Fúster motivó a sus demás compañeros a protestar por el apaleamiento del que fueron víctimas varios alumnos que estuvieron el día anterior frente a la casa del presidente. La manifestación salió del Colegio Nacional y fue hasta la Plaza de la Independencia y de ahí a la Escuela Normal. El jefe de la Policía fue alertado.
– El presidente llegó a su despacho a las 7:00 hs. Intentó comunicarse con el jefe de la Policía para saber si los estudiantes obtuvieron orden para una nueva manifestación. Luego el mandatario es comunicado de que los manifestantes causaron destrozos en el Ministerio del Interior y se dirigían al Palacio.
-Sugieren al presidente trasladarse hasta la Escuela Militar o la Policía, pero cuando intentaba salir del Palacio llegaron los manifestantes. Según Guggiari, la turba "llegó dando gritos de mueras, abajos, que renuncie, etc. […] Casi todos portaban palo, barrotes y otros objetos".
– El presidente de la Cámara de Diputados, Juan Carlos Garcete, comunicó que la manifestación había apedreado "El Liberal", diario oficialista de esa época. Además de los diarios La Nación, La Tribuna y El Orden.
-La orden general fue no hacer uso de las armas de fuego, así testificaron todos los militares. El jefe de la Policía había ordenado que trataran de que los manifestantes siguieran de largo y en caso de no conseguirlo evitar que ingresen al Palacio. Además, se debía solicitar que se designara una comisión en caso de que el Presidente diera el visto bueno para que ingresaran a hablar con el.
-Mientras los agentes pugnaban por contener la avalancha humana, un grupo de alumnas normalistas rompió el cordón haciendo que las fuerzas marinas retrocedieran hasta la mitad del jardín. En ese instante, apareció un cordón de soldados que trató de contener a los manifestantes apuntándoles con sus fusiles y produciéndose ahí un entrevero, hasta que sonaron los primeros disparos y muchos de los que estaban en el jardín cayeron o se tiraron al suelo.
-"Orden de disolver la manifestación, haciendo uso de las armas de fuego, no di en ningún momento", declaró Guggiari durante el juicio político que enfrentó tras la masacre que acabó con 11 personas muertas y 27 heridas.
Fuente: Investigación de Aníbal Casco y Mario Julián Chaparro Ferreira.