Por: Sara Valenzuela
El mes de agosto se despide con un gran cúmulo de emociones para el cardenal paraguayo Adalberto Martínez, quien hace solo ocho días conmemoraba el aniversario 40 de su ordenación sacerdotal y el pasado miércoles 27 se cumplían 3 años de haber sido nombrado cardenal por el papa Francisco.
Adalberto Martínez Flores se convirtió no solo en el primer cardenal paraguayo nacido en suelo guaraní, sino que a su vez fue la imagen viva del compromiso de la Iglesia con nuestro país y su gente, que consideró este nombramiento un regalo a su fe y un mensaje de esperanza.
Tras convertirse en el primer purpurado paraguayo, Martínez ha vivido estos tres últimos años con el gran peso y honor de representar al Paraguay y a su pueblo católico ante la Santa Sede en Roma, asistiendo a eventos clave y siendo parte incluso de la elección del actual Papa, un hecho en el que Paraguay jamás había tenido un representante. En conversación exclusiva con La Nación/Nación Media, nos da detalles sobre sus desafíos y su rol en la iglesia paraguaya.
¿Cómo se sintió al saber que se convertiría en el primer cardenal paraguayo?
Me sorprendió. Pero siempre he procurado mantenerme abierto a la voluntad de Dios, que se manifiesta a través de la Iglesia. En este caso, el Papa Francisco se fijó en este servidor para regalar al Paraguay su primer cardenal. Sabemos que la creación de cardenales es una decisión muy personal del Santo Padre.
¿Qué significó este nombramiento para usted?
Significó una responsabilidad mayor a la que ya tenía como arzobispo metropolitano de Asunción. El Paraguay es una única Provincia Eclesiástica, cuyo centro es el Arzobispado de Asunción. Esta es una jurisdicción de alta demanda pastoral, que requiere cercanía, discernimiento y fortaleza. Y si a ello se suma el servicio de cardenal, el compromiso se hace aún más grande. Sin embargo, como dice el Señor: “mi yugo es suave y mi carga ligera” (Mt 11,30). Es la gracia de Cristo la que aligera este peso y sostiene nuestra misión.
Tras tres años de su nombramiento, ¿cómo gestiona este cargo?
Han sido tres años muy intensos, tanto en el ámbito eclesial como en el plano nacional. Acabo de cumplir 40 años de ordenación sacerdotal y próximamente 28 años de consagración episcopal. He ejercido el ministerio episcopal en diversas diócesis del país: como auxiliar de Asunción, primer obispo de San Lorenzo, obispo de San Pedro, de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, obispo de Villarrica y, finalmente, arzobispo de Asunción.
En este camino, el servicio del ministerio episcopal —vivido siempre en comunión con los obispos eméritos, con los pastores de otras diócesis y con el pueblo de Dios— ha buscado promover la cultura del encuentro: derribar muros y construir puentes, con la esperanza de que “todos sean uno, en el Señor” (Jn 17,21).
Como cardenal, esa misión se amplifica. En el Paraguay se confía en este servicio como un aporte concreto para ayudar a sanar divisiones y fomentar el diálogo, buscando consensos que conduzcan al bien común.
Las tareas pastorales propias del arzobispo son exigentes, pero se alivian gracias al compromiso de los obispos eméritos, de los otros obispos de nuestras jurisdicciones, del clero arquidiocesano, de los religiosos y religiosas, de los laicos organizados en movimientos, y también de personas de buena voluntad —incluso no católicos— que nos ayudan a impulsar la vida de la Iglesia y a cumplir su misión esencial: la evangelización de nuestro pueblo.
¿Cuáles cree que son los principales desafíos desde su actual puesto en la Iglesia católica paraguaya?
La tarea fundamental del obispo es la evangelización. En nuestra Carta Pastoral del 5 de marzo pasado, “Iglesia sinodal: peregrina de esperanza para la vida plena de nuestro pueblo, en Jesucristo”, expusimos los principales desafíos de la sociedad paraguaya y de la Iglesia en la Arquidiócesis de Asunción, así como las líneas de acción para los próximos años.
El Señor mismo nos recuerda: “Vine para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,10). La prioridad de la Iglesia es promover la dignidad de la persona humana y su vida plena en Cristo. Como afirma el Concilio Vaticano II: “el gozo y la esperanza, la tristeza y la angustia de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de los afligidos, son también gozo y esperanza, tristeza y angustia de los discípulos de Cristo” (Gaudium et Spes, 1).
Nuestro objetivo es emprender toda acción eclesial en torno a las tres dimensiones fundamentales de la evangelización: escuchar y anunciar la Palabra, celebrar la redención y servir en la promoción humana integral. La voluntad del Padre es que respondamos al clamor de los pobres, siguiendo a Jesús, y que enfrentemos el pecado estructural que daña a nuestro pueblo con la fuerza del Evangelio y con la conversión del corazón, para construir sobre las ruinas del odio y la violencia la civilización del amor.
¿Qué mensaje le gustaría dejarle al pueblo paraguayo?
El gran desafío es afrontar, desde la fe cristiana, una sociedad cada vez más golpeada por la violencia. Invito a todos a asumir la responsabilidad de “transformar las realidades y crear estructuras justas según los criterios del Evangelio” (DA 210).
Si bien nuestra misión se dirige en primer lugar a los bautizados, la construcción del bien común es tarea de todos, sin distinción de credo religioso o de filiación política. Hago una llamada a todas las personas de buena voluntad para emprender juntos una cruzada nacional por el saneamiento moral de nuestra nación. Es una tarea urgente e impostergable.
El Paraguay necesita signos de esperanza de quienes tenemos responsabilidades en la sociedad. La Iglesia no puede defraudar la confianza que el pueblo deposita en ella. La Doctrina Social de la Iglesia es un tesoro que ofrecemos a quienes ejercen liderazgo en el país, y también a cada ciudadano, como una herramienta para el bien común y el desarrollo integral de nuestro pueblo.
El Paraguay nos necesita a todos. Nadie debe quedar excluido de esta misión de recuperar los valores y virtudes que nos permitirán construir el país que soñamos y necesitamos.
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