El médico paraguayo Julio Alex Sandoval, originario de una familia humilde en Paraguay, fue recientemente promovido como jefe médico en el Hümmling Hospital de la ciudad de Sögel, en Baja Sajonia, Alemania. Su historia de vida y de superación ha sido reconocida por medios alemanes y compartida oficialmente por el propio hospital, como parte de su política de transparencia institucional.
“Hoy soy jefe médico en un hospital de Alemania. Pero lo que muchas personas no saben es lo difícil que fue el camino para llegar hasta aquí”, señala Julio Sandoval.
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A los once años, tras la separación de sus padres, quedó al cuidado de su abuela y hermanos. “Mi abuela, junto con mis tíos, hacían todo lo posible para que no nos faltara un plato de comida. Ella nunca se rindió, y eso me enseñó a no rendirme tampoco.”
A pesar de las dificultades económicas, logró destacarse académicamente en el colegio, gracias a su esfuerzo y al apoyo de compañeros que le prestaban libros a cambio de que les ayudara con trabajos. Esa constancia lo llevó a conseguir una beca para estudiar Medicina.
La universidad representó otro desafío enorme: “Tenía que estudiar el doble o el triple que mis compañeros para entender lo mismo. Pero seguí adelante. Nunca quise decepcionar a mi abuela ni a mí mismo.”
Con el título en mano, decidió emigrar a Alemania. Llegó sin dinero, sin conocer el idioma, sin contactos y enfrentando un contexto cultural completamente distinto. “Golpeé puertas, acepté trabajos por horas, pedí ayuda. Mucha gente me dio la mano. Sin esa solidaridad, no estaría donde estoy hoy.” Se formó en Medicina Interna, luego en Gastroenterología, y obtuvo también la certificación en Hepatología. Poco a poco se abrió camino, hasta que este año fue promovido como Leitender Oberarzt (jefe médico) en el hospital donde hoy lidera un equipo profesional.
Julio conoció en Alemania a su esposa, quien ha sido un sostén fundamental en su proceso de crecimiento y adaptación. Hoy, desde el lugar que ocupa, quiere dar un mensaje claro a la juventud paraguaya: “Podes venir de la pobreza más profunda, sin dinero, sin privilegio, pero si tenés un sueño y luchás con disciplina, fe y constancia, todo es posible”, indicó el profesional paraguayo.
Su historia, profundamente humana, interpela a toda la sociedad: muestra que la educación, la solidaridad y la voluntad transforman vidas, y que es posible alcanzar metas inimaginables incluso desde condiciones de extrema dificultad.
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