La sociedad no puede permanecer en silencio ante un hecho tan atroz, sostiene el Arzobispado de la ciudad de Asunción sobre el crimen de la niña ocurrido el lunes en la compañía Isla Sakã (distrito de Fulgencio Yegros, Caazapá).

“Alzamos la voz para clamar justicia. No puede haber verdadera paz mientras crímenes tan crueles no sean esclarecidos ni castigados con todo el peso de la ley”, señala el comunicado.

La autoridad de la Iglesia Católica sostiene que el Estado tiene la obligación moral y legal de proteger a los más vulnerables, los más indefensos y desprotegidos.

“Como Iglesia renovamos nuestro compromiso de cuidar, educar y denunciar toda forma de violencia, amenaza o abuso, sobre todo cuando se ensañan con los más pequeños”, dice el documento.

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La postura del Arzobispado concluye con continuar trabajando en unidad por una sociedad donde los niños puedan crecer en paz, protegidos, cuidados y amados.

En la noche del lunes se encontró el cuerpo sin vida de M. M. R. D., una niña de 11 años. Presentaba evidentes signos de violencia sexual y estrangulamiento. El hallazgo se produjo en medio de un yuyal, situado a unos 200 metros de la vivienda de la víctima, en la comunidad de Isla Saka (Yegros).

El sospechoso, identificado como Marcelo Giménez Duarte, ya está detenido. El mismo negó la autoría del crimen, señalando que estaba trabajando en la hora que se habría registrado el asesinato.

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