El Movimiento contra la violencia sexual hacia niñas, niños y adolescentes realizó este sábado una marcha ciudadana por el Día Nacional de Lucha Contra el Abuso y la Explotación Sexual De Niñas, Niños y Adolescentes en Paraguay, bajo el lema “Basta de retrocesos”, defendamos nuestros derechos. El punto de encuentro de la movilización fue la plaza Uruguaya, desde donde se inició el recorrido hasta la plaza O´Leary.
El objetivo de la marcha es visibilizar esta problemática social en nuestro país, que expone una situación alarmante: 9,6 denuncias de abuso sexual por día; 3.521 denuncias de abuso sexual ante el Ministerio Público en 2024.
Asimismo, mencionaron que aumentó la violencia hacia niñas, niños y adolescentes en todo el país, en diferentes ámbitos; su normalización con discursos y propuestas que atentan contra la garantía de los derechos de NNA, como es el proyecto de ley del Ministerio de la Familia.
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El Movimiento contra la violencia sexual hacia niñas, niños y adolescentes está integrado por organizaciones y personas (niños, niñas, adolescentes y adultos) defensoras de los derechos de la niñez y la adolescencia.
En el pronunciamiento de la marcha contra el abuso y la explotación sexual hacia niños niñas y adolescentes se dejó en claro que “hoy, una vez más, nosotras y nosotros: niñas, niños, adolescentes, juventudes y personas adultas de diferentes puntos del país, Asunción, Central, Encarnación y Ciudad del Este, nos movilizamos y alzamos nuestras voces”.
Señalaron que “marchamos porque no queremos tener miedo. Marchamos porque nuestros cuerpos valen, porque nuestras voces importan y porque nuestras vidas merecen ser vividas con dignidad y libres de violencia. Hoy estamos acá porque Felicita no está, y porque muchas más tampoco están. Y no queremos seguir sumando ausencias”.
También se hizo referencia al Estado y el mensaje fue “Que cumpla su deber y nos escuche”. Estamos cansadas y cansados de gritar, de denunciar, de pedir ayuda, y de que nadie nos escuche. Las cifras aumentan, pero las respuestas no. Vemos y vivimos las violencias en nuestras casas, en las escuelas, en las calles, en las plazas y en los servicios de salud, lugares donde se decide ignorarnos.