Jorge Zárate
Un 10 de mayo de 1933 se registró un curioso episodio durante la guerra del Chaco en el que la experiencia de un expresidiario ayudó a dar combate a la fuerza boliviana. El historiador Carlos von Horoch ayuda a memorar cómo fueron aquellos sucesos de audacia e intrepidez que acrecentaron la moral de la guarnición paraguaya en un momento crítico.
Agobiados, con sed, sometidos al asedio de la tropa boliviana, incluso con ataques aéreos, los defensores del fortín Gondra (Campo Aceval, departamento de Presidente Hayes, a 400 km de Asunción) cavaron un túnel para poder llegar por la retaguardia y sorprender al enemigo un 10 de mayo de 1933. Con un sigilo admirable ante la cercanía del enemigo, lo cavaron con un yatagán, suerte de cuchillo de combate, y los platos de lata que usaban para la ración, lo apuntalaron con ramas de la vegetación chaqueña y consiguieron su objetivo.
“Es un ejemplo de audacia e intrepidez, probablemente solo comparable con la marcha a Yrendagüé”, dice el historiador Carlos von Horoch apuntando que el episodio “nos recuerda a las hazañas de la Guerra Guasu”.
Analizando el histórico del país en combate, tema en el que se especializa, apunta que “en la guerra del Chaco hubo muchos episodios de hazañas de inteligencia y valor. Pero fue una campaña excelentemente manejada por la clase política, el estado mayor, los mandos medios y los bajos”.
En ese sentido, aporta que “las operaciones eran mayormente planificadas y ejecutadas teniendo en cuenta los factores para no exponer a la tropa, buscando un alto porcentaje de éxito. Eso no quita que haya habido peligro o que a veces se confíe en la pericia de quienes iban a ejecutar como, por ejemplo, los pilotos de la aeronaval, que realizaron bombardeos nocturnos o los patrulleros que se internaban en el interior del Chaco con poca ración de agua”, describe.
–¿En qué contexto se da este curioso episodio histórico?
–En enero de 1933, ocurrió la primera batalla en el fortín Nanawa. Ahí actuó la 5.ª División paraguaya. Un mes después viene la defensa de los fortines Herrera y Toledo sostenida por el II Cuerpo de Ejército. Ya marzo, el frente estaba estancado. Paraguayos y bolivianos quedaron enfrentados en una hilera de trincheras y reductos ubicados frente a frente con escasa innovación en la dinámica de las posiciones. El fortín Gondra no era la excepción al frente estático. Las posiciones paraguayas y bolivianas estaban separadas en varios puntos por menos de 50 metros. El fortín estaba defendido por la 1.ª División al mando del coronel Rafael Franco. Desde marzo, recibía los embates de la 4.ª División boliviana y para abril estaba prácticamente cercado, por lo que debía resistir a toda costa.
La pericia de un escapista
–¿Cuál es la historia que existe en torno a la construcción del túnel del fortín Gondra?
–Su historia comienza de manera bien bizarra. Un ciudadano de nombre Bernardo Duré Mendoza había estado preso en la cárcel pública de Asunción, que cuando eso se encontraba detrás de la Catedral. En 1926, Duré logró escapar de dicha prisión cavando exitosamente un túnel y terminó refugiándose en Brasil. Cuando supo del estado de guerra con Bolivia, retornó a Paraguay y se presentó para ir al frente, siendo alistado en el R.I.4 Curupayty. Ya con el rango de cabo estuvo destacado en la defensa del fortín Gondra. El 28 de abril, Duré Mendoza se presentó al despacho del coronel Franco planteando a su comandante aprovechar la escasa separación entre líneas y realizar un túnel por debajo de las trincheras paraguayas y bolivianas para salir a retaguardia de los últimos y atacarlos por la espalda. Franco, amante de la intrepidez, autorizó la construcción ese mismo día y con las pocas herramientas con que se contaban se dio inicio a la excavación en el duro suelo chaqueño, llegando incluso a usar sus platos de metal como palas improvisadas. El trabajo incluyó el apuntalamiento del túnel.
–¿Cuánto tiempo demandó la construcción y cuál fue el resultado?
–La obra se concluyó el 9 de mayo, contando con unos 80 metros de longitud. Parte importante de la hazaña fue la de abrir la boca del extremo del túnel, sin ser detectados por los bolivianos. Al día siguiente, el 10 de mayo, tres compañías de soldados (90 hombres), al mando de los tenientes Pantaleón Aguirre, Salvador Ré y Salvador Funes ingresaron al túnel, saliendo al alba a la retaguardia de los bolivianos, que aún dormían. La sorpresa fue total. Los soldados paraguayos dispersaron a las tropas bolivianas con grandes bajas y capturaron las trincheras de los mismos. Lastimosamente en la acción perdió la vida el teniente Pantaleón Aguirre.
–Era una empresa casi imposible. ¿Dónde entiende que radicó el éxito de la ejecución de la obra y finalmente de la emboscada militar?
–Primero en la experiencia del constructor, luego el factor sorpresa. En las guerras de posición era normal que el atacante sea quien construya túneles para ingresar al terreno defendido, pero no a la inversa, como fue en el fortín Gondra. Era algo inesperado y difícil de creer que el sitiado construya un túnel para ingresar al terreno del atacante.
Valor estratégico
–¿Cuál era el valor estratégico de esa línea de fortines Pirizal, Zanjón y Gondra en la contienda?
–Los fortines guarnecían las escasas fuentes de agua de la región y también protegían la red de caminos. Al estar en una línea con otros fortines, actuaban como un todo. La caída de un fortín podía ser el punto de inflexión de una campaña, salvo una rápida acción del defensor, que debía replantear sus líneas para evitar ser copado y/o que sus posiciones siguientes caigan con efecto dominó.
–Posteriormente hubo un contraataque boliviano y la lucha se expandió en el tiempo. ¿Qué nos puede contar de esa resistencia?
–Con la acción del túnel, la toma paraguaya de la porción de terreno boliviana fue algo efímera, no pasó tiempo hasta que los bolivianos lograron juntar una fuerza superior adecuada para una ofensiva en el sector y tras presionar lograron desalojar a los paraguayos, pero las posiciones iniciales se sostuvieron y con el paso del tiempo las fuerzas paraguayas lograron realizar movimientos.
–¿Qué peso tuvo este episodio en el rumbo de la guerra?
–Con victorias estratégicas en otros puntos, la línea boliviana colapsó y se cambió la naturaleza de las operaciones, que pasaron de un frente físico a acciones de envolvimiento, mayormente favorables a las fuerzas paraguayas, que finalmente lograron desalojar al Ejército boliviano de la mayor parte del territorio en disputa. La acción del túnel de Gondra no tuvo un peso táctico ni estratégico directo, pero acrecentó la moral de la guarnición paraguaya, que pasó momentos críticos.