Llegar hasta el altar de la Virgen de Caacupé para dar gracias o pagar una promesa es una de las tradiciones más arraigadas en el Paraguay. Al inicio de esta tradición, cuando los medios de transporte no eran tantos como ahora, para llegar se empleaban los medios que se tenían, caballo, carretas o a pie. A fin de acompañar el largo peregrinaje y poder llevar a los niños y niñas, sin que estos sufran los rigores de la caminata, muchas familias comenzaron a peregrinar en carretas. Esa tradición continúa.

Se trata de la familia Vázquez, que desde hace unos 100 años tiene presente la tradición de peregrinar al lado de sus carretas estiradas por bueyes. Lo hacen desde su querida ciudad, Valenzuela, en el departamento de Cordillera, para agradecer a la Virgen de Caacupé. La familia utiliza a los bueyes solo para el traslado de sus pertenencias y la caminata lo hacen exclusivamente por la tarde y la noche para salvaguardar la integridad de los mismos.

Hace unas horas, la familia integrada por los Vázquez, un grupo de agricultores, partieron a desde la compañía General Díaz de Valenzuela, distante a unos 50 kilómetros de la basílica de Caacupé, con la intención de llegar junto a la Virgen de los Milagros para agradecer por los favores recibidos, y especialmente, para no romper esta tradición impulsada por una noble mujer hace casi un centenario.

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“Esta tradición la heredamos de mis bisabuelos, hace unos 100 años, mi abuela Ursulina Vázquez hizo lo mismo y mi padre don Rubén, que falleció hace dos años, también nos inculcó lo mismo. Creo que yo comencé a acompañar la peregrinación desde que nací. Ahora voy con mi madre, Valencia, primos, tíos y hermanos, somos más de 30 personas”, explicó Maribel, en entrevista con La Nación/Nación Media.

Partieron a desde la compañía General Díaz de Valenzuela, distante a unos 50 kilómetros de la Basílica de Caacupé. Foto: Carlos Juri

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Paradas y descanso

Resaltó que los bueyes solo estiran las carretas y que las únicas personas que son trasladadas en las mismas son los conductores. “Las carretas solo llevan sus conductores y los productos esenciales para lo que dura el viaje, como los elementos para acampar, alimentos no perecederos para almuerzos, desayunos, un poco de ropa para cambiarnos, agua y alimentos para los bueyes. El resto de las personas peregrinamos”, refirió.

Detalló que salieron con cinco carretas estiradas por dos bueyes cada una y que lo hicieron en horas de la tarde de hoy, lunes 4, porque en este horario el calor ya no es tan agobiante. “Salimos a la tarde y caminamos toda la noche, hacemos paradas para descansar y que los animales tomen agua, coman algo y se toman su descanso. Cuando hace mucho calor, las paradas son más”, relató.

Maribel indicó que para mañana martes, antes del mediodía, tienen previsto llegar hasta una posada en el camino, donde acampan y descansan por un día, para luego volver a retomar la peregrinación el miércoles 6, a las 17:00. “Durante nuestro peregrinar rezamos el rosario y cada familia da una oración. La idea es llegar hasta la Virgen de Caacupé el 7 de diciembre, para agradecerle por todo lo que nos dio durante este año”, puntualizó.

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Pedido especial

Expresó que cada miembro de la familia tiene un pedido especial a la Virgen y quien siempre cumple, pero que el pedido especial en nombre de la familia Vázquez, desde hace 100 años, es por la salud de cada uno. Los preparativos empiezan dos meses antes de la fecha prevista, en ese tiempo empiezan a ver la lista de las cosas esenciales para el viaje que les lleva cuatro días.

“La verdad que si la peregrinación lo hacés con amor no te duele absolutamente nada, llegamos hasta ella (la Virgen) como si nada. Instamos a las familias a seguir sus tradiciones y este peregrinar es una tradición bien paraguaya, que la hacemos por amor. Algunos no tenemos promesa, pero la fe es la que nos mueve y lo que nos inculcaron en nuestras familias”, remarcó.

La caminata lo hacen exclusivamente por la tarde y noche para salvaguardar la integridad de los bueyes. Foto: Carlos Juri

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