En la madrugada de este lunes la Policía Nacional fue notificada sobre el asesinato de Reinaldo Dávalos Rodríguez (44 años). El mismo se encontraba en un predio aledaño a la estación de servicios, donde trabajaba en la ciudad de Capiatá, aparentemente él y otros amigos se encontraban en una ronda de tragos y juegos, comiendo asado, cuando se inició una discusión.
Aparentemente, tras la discusión, Dávalos Rodríguez ya a las 4:30 de la mañana insistió en retirarse, pero dijo que si los demás querían continuar, que se podían quedar. Fue ahí donde uno de los que participaba aún en la ronda de tragos le disparó en la cabeza, provocando su muerte inmediata.
“Estamos recabando más informaciones y corroborando las identidades de las personas que se encontraban con la víctima durante la noche-madrugada en este lugar. Confirmamos que el mismo trabajaba en esta estación de servicios en la zona de los lavaderos, pero también hacía otras labores, hasta el momento no podemos revelar más datos”, comentó el comisario Javier Flores, jefe del Departamento de Investigaciones, en conversación con Telefuturo.
Por su parte, la esposa de Dávalos Rodríguez mencionó al medio de prensa local que el domingo por la noche su esposo fue a su casa, aproximadamente a las 20:00, y que retiró su gorra y uniforme y le comentó que haría dos rondas de recargas de combustibles y que luego regresaría, que no comentó nada de un asado.
Sin embargo, ella conversó con el hijo de la víctima, quien también se encontraba con su padre en el sitio de los hechos y él le confirmó que se quedó a compartir con unos amigos, pero que solo estaba comiendo, que en ningún momento empezó a tomar ni ser parte de la ronda de juegos de la que participaban los demás.
Todos estos detalles y puntos señalados en las declaraciones de los familiares, los oficiales intervinientes deberán investigar y cotejar con las cámaras de circuito cerrado del lugar y los testimonios de los presentes, aunque hasta el momento no se cuenta con la identidad del autor del disparo.
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Estadística mortal: cada día mueren 10.000 europeos por enfermedades del corazón
Las enfermedades cardiovasculares son responsables del 40 % de las muertes en Europa, el equivalente de 10.000 muertes al día o cuatro millones al año, indicó la OMS el miércoles, e instó a los europeos a reducir su consumo de sal.
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“Implementar políticas específicas para reducir el consumo de sal en un 25 % podría salvar aproximadamente 900.000 vidas de enfermedades cardiovasculares para 2030″, dijo en un comunicado Hans Kluge, director para Europa de la Organización Mundial de la Salud.
En Europa, uno de cada tres adultos de entre 30 y 79 años padece hipertensión, a menudo debido al consumo de sal.
Cincuenta y uno de los 53 países de la región europea de la OMS tienen una ingesta diaria promedio de sal superior a los cinco gramos, el equivalente de una cucharadita, el máximo recomendado por la OMS, en gran parte a causa de los alimentos procesados y los aperitivos.
“El alto consumo de sal aumenta la presión arterial, un factor de riesgo principal para enfermedades cardiovasculares como ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares”, dijo la OMS.
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Europa tiene la prevalencia de presión arterial más alta del mundo, según el informe de la OMS Europa. Los hombres en la región tienen casi 2,5 veces más probabilidades de morir por enfermedades cardiovasculares que las mujeres.
Fuente: AFP
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Continúa la toma del colegio Carmen de Peña de Capiatá, piden destitución de la directora
Alumnos y padres de familia de un colegio de la ciudad de Capiatá, tomaron la institución educativa solicitando la pronta intervención del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC), además de la destitución de su actual directora.
Con varios carteles de por medio en los que manifiestan su indignación, los jóvenes, apostados en el Colegio Carmen de Peña, situado en la Ruta PY 01 de la mencionada ciudad, piden que la docente Viviana Noemí Maidana Báez, actual directora de la institución dé un paso al costado.
Ellos alegan un mal manejo en la administración del ente, por lo que piden además la presencia de las autoridades del MEC para llevar a cabo la intervención y de esa manera, detectar si existen o no las irregularidades, tal como ellos sospechan.
En entrevista con C9N, uno de los alumnos manifestó que, además de la mala administración, Maidana Báez, quien también imparte clases, por lo general no entra en el horario correspondiente dejando su horario vacío y haciendo perder horas muy valiosas a los jóvenes quienes aguardan por las lecciones del día.
También mencionó que por medio de un comunicado, aparentemente desde la dirección del Colegio Carmen de Peña hicieron creer que la toma del colegio fue levantada, sin embargo tal situación no sucedió, atendiendo a que todavía no llegaron a ningún acuerdo.
Ellos piden poder conversar con las autoridades para finalmente resolver esta situación, ya que, según manifiestan, incluso varios docentes sufrieron descuentos en sus salarios por estar de acuerdo con la medida y por apoyar la petición planteada por padres de familia y los propios alumnos.
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¿Hay muerte después de la IA?
Vivir y morir son los dos momentos culminantes de una obra poética que la humanidad compone.
- Por Ricardo Rivas
- Periodista - X: @RtrivasRivas
- Fotos: Gentileza
“La muerte es cosa de vivos”, decía una y otra vez aquel vecino tal vez sabio, de piel rugosa y voz inaudible sentado en el umbral de acceso a un conventillo con paredes desconchadas en una pequeña cortada empedrada de mi pueblo natal, el Bajo Belgrano en Buenos Aires, poco más de 1.300 kilómetros al sur de mi querida Asunción. Nunca supe su nombre. Pero aquellas palabras quedaron en mí.
Supe de la muerte desde muy joven. Vaya a saber por qué razón (si la hubiere) tuve amigos-maestros bien mayores. Periodistas, escritores, artistas plásticos, músicos. Sus nombres y sus enseñanzas –como aquellas palabras– también quedaron en mí. Helvio “Poroto” Botana; el Lolo Bourse Herrera; Ulises Petit de Murat, por nombrar solo a los que más me enseñaron el oficio y a caminar en la noche porteña.
Con ellos supe que a la calle Suipacha la llamaban desde muchos años la Nieve porque en esa estrechísima arteria céntrica a metros de la avenida Corrientes –en algunos bares, tal vez, demasiados– circulaba intensamente la cocaína y también aprendí –escuchándolos en aquellas madrugadas increíbles– de las bellezas y tristezas de la vida.
“Morir es una cuenta pendiente de cada persona desde el momento de nacer”, decía una y otra vez Poroto, que levantaba copas en honor de aquellos que ya no estaban y hasta alguna vez lo vi bailar en el cruce de Corrientes con Montevideo, frente al bar La Paz, para homenajear a aquel amigo-hermano que la noche anterior había partido. “Cada tanto hablo con él”, decía con frecuencia cuando recordaba lloroso a Pitón, su hermano que se pegó un tiro frente a él en la tarde del 17 de enero de 1928. “Siempre le pregunto por qué lo hizo”, explicaba con tristeza.
¿Hablan los muertos? “El hombre ha olvidado demasiado a la muerte”, sostiene el maestro Edgar Morin (103) en “El hombre y la muerte”, uno de sus 36 libros, que publicó en 1951. Cursé con él cuando cumplió 99. A distancia. Eran tiempos de pandemia. Inolvidable. La muerte, siempre la muerte. Inseparable de la vida.
“TRAFICANTES DE LA INMORTALIDAD”
Erich Weiss nació en Budapest el 24 de marzo de 1874. Su papá fue rabino. Desde niño trabajó. Su familia lo necesitaba. Fue vendedor de diarios y lustrabotas callejero. Por aquellos años junto con su padre presenció la actuación de un mago viajero. El doctor Lynn (nombre artístico) lo deslumbró y marcó su vida para siempre. El circo –hasta donde llegó con un reducido grupo de pibes tan humildes como él– fue su ilusión y lugar de trabajo antes de cumplir 10 años. Era un excelente trapecista y contorsionista. Por algún tiempo, desde el 28 de octubre de 1883, en esa condición se lo conoció como Ehrich, el Príncipe del Aire.
Cuando comenzó a ser conocido, su familia decidió dejar atrás Hungría para emigrar a los Estados Unidos. Volver a empezar en Nueva York. Nueva vida y nuevo nombre. Harry Houdini, mago y escapista. Deslumbró a miles. Su fama desde entonces no tuvo más que el límite natural de todo humano. El mundo lo aplaudía y vitoreaba. Pero en 1913 la muerte de su madre, Cecelia Weisz, de gran influencia en todas sus decisiones, lo sumió en la tristeza. Beatrice, su esposa –Bess, como la llamaba– angustiada, desesperaba. La riqueza económica que poseían de nada servía para cicatrizar aquel corazón herido.
Sir Arthur Conan Doyle –el creador de Sherlock Holmes– escuchó a Houdini con atención. Harry extrañaba a su madre. Para remediarlo, Doyle lo acercó al espiritismo. Miles de dólares en cada sesión le permitieron durante algún tiempo creer que se acercaba a la difunta que –a través de una médium– se hacía presente. Un “mensaje” falso de su madre que recibió en uno de esos encuentros puso fin a aquellas ilusiones. Rompió para siempre con aquellas prácticas, con quienes las practicaban y lucraban con ellas. Los acusó ante el mundo categorizándolos como “traficantes de la inmortalidad”.
Como ilusionista que era comenzó a revelar los trucos más comunes que se aplicaban en cada sesión de espiritismo. Su amistad con Conan Doyle dejó de ser. Construyó como enemigos a espiritistas famosos como Agramasilla, español, y a un par de médiums británicas. Pese al distanciamiento, sir Arthur Conan Doyle no dejaba de escribirle. Muy probablemente Bess respondió aquellas cartas. Houdini, sin embargo, no detenía y ni siquiera moderaba su combate contra lo paranormal.
Previsor, acordó con su mujer un código secreto que apoyó sobre una decena de palabras que seleccionó cuidadosamente e instruyó a Beatrice para que cuando él no estuviere, si algún médium la contactaba para que “dialogaran”, supiera que solo habría de mencionar esas palabras claves. “Si no las escuchas, sabrás que no soy yo”, aseguran que le dijo a Bess.
Harry Houdini falleció poco después de cumplir 52 años, el 31 de octubre de 1926. Una multitud que la policía estimó en poco más de cinco mil personas lo despidió. No faltaron entre aquellos quienes aseguraron que “no ha muerto” y apostaron por que “volverá”. No fue así. Conan Doyle viajó desde la Gran Bretaña a los Estados Unidos para despedirse de su amigo y presentar sus condolencias a la viuda.
Aquellos “traficantes de la inmortalidad” siguieron adelante. Tal como Harry lo imaginara, numerosos espiritistas aseguraron estar en diálogo con su espíritu. Arthur Ford fue uno de ellos. Tomó contacto con Bess, quien luego de numerosas sesiones en el lapso de una década desistió de continuar con esas prácticas. Nunca escuchó ninguna de aquellas palabras claves que habían acordado en la más absoluta intimidad.
Los tertulianos de época aseguran que la viuda, desde el momento mismo que regresó a su casa después del intento final, apagó la vela que durante esa década mantuvo encendida junto a una foto de su esposo e hizo pública su decisión. “Diez años son suficientes para esperar por cualquier hombre”, dicen que dijo. La voz esperada, desde el más allá, nunca llegó hasta su más acá. Pero... ¿es posible comunicarse con quienes han muerto?
ORACIÓN
Algunas semanas atrás leí en una publicación del portal digital cristiano Zenit que “el hermano capuchino Maciej (Mateo) Zinkiewic”, director de la Editorial Serafín, sostiene que “según enseña la tradición de la Iglesia y diversos documentos magisteriales” –aunque no precisa cuáles– “los difuntos, que todavía están en camino al cielo, desde el purgatorio, nos piden oración”.
Revela que “a menudo me he encontrado con personas que afirmaban haber recibido señales claras de esto”. Detalla que esa “situación cambió cuando se celebraron las santas misas por las almas” de aquellos, pero enfatiza que “todavía no me ha visitado ningún muerto o, al menos, no manifestó su presencia ni espectacular ni discretamente”, aunque dice creer que “a veces los muertos me acompañan en silencio”.
¿Cómo replicar? El más allá... el más acá. La vida después de la muerte. Las presencias. La muerte es una cosa de vivos. ¿Cómo hablan quienes mueren? “Si yo pudiera unirme / A un vuelo de palomas / Y atravesando lomas / Dejar mi pueblo atrás / Os juro por lo que fui / Que me iría de aquí / Pero los muertos están en cautiverio / Y no nos dejan salir del cementerio”, canta el Nano Serrat desde 1971 cuando presentó “Mediterráneo”, el que fue su octavo álbum discográfico. La idea de la muerte –o la muerte misma– camina junto con nosotros. ¿Por nosotros o los otros, cómo dejarla de lado?
PESADILLA
“Cuando tenía 12 años mi viejo me obligó a ir al velorio de un amigo suyo que yo no conocía. Cuando llegamos me quedé en un rincón esperando la hora de irme, y mientras esperaba, se acercó un hombre, se agachó para verme cara a cara y me dijo... ‘Aprovecha la vida, chiquillo, persigue tus sueños, sé feliz, vive hoy como si fueras a morir mañana’, pasó la mano en mi cabeza y se fue. Antes de irnos, mi papá me obligó a despedirme del difunto. Durante todo el tiempo que estuvimos ahí me sentí muy nervioso, pero cuando miré el ataúd me asusté como nunca. El muerto era el hombre que conversó conmigo cuando estaba en el rincón de la sala. Esto me atormentó durante muchos años y no se lo conté a nadie… pero hoy me vine a enterar… Aquel difunto hijo de su… tenía un hermano gemelo”.
Décadas de pesadilla por el recuerdo de una muerte. Aunque con perfume de tragedia, el relato no deja de tener algún grado de hilaridad. Casi un paso de sainete. Aquella historia me impresionó. La escuché no hace mucho tiempo en Montevideo, sentado a una de las mesas del bar Tabaré en el 154 de la calle José Zorrilla de San Martín, a donde vuelvo una y otra vez en cada oportunidad que el corazón me lleva hasta el “otro lado del río”, parafraseando a Jorge Drexler.
La relataba entre risas y chanzas un hombre de alrededor de 70 años acompañado de una media docena de contemporáneos que compartían un alegre aperitivo en el mediodía de un sábado. Como ellos, reí. El Tabaré es un lugar entre encantador y mágico al que alguna vez conocimos unos treinta años atrás junto con mi amigo-hermano Mario Zorzoli, periodista y aviador con quien luego de partir desde el Aeroclub Argentino y hacer una escala en la Isla Martín García aterrizamos en el aeropuerto de Carrasco en Montevideo. Nos acompañaba Concepción Matilde Zorrilla de San Martín Muñoz del Campo, la querida China, buena amiga, gran actriz a la vez que inigualable contadora de historias.
Con ella entre ambos tomada de nuestros brazos lentamente subimos la cuesta que va desde la rambla Mahatma Gandhi que bordea el Río de la Plata hasta la ochava misma de lo que alguna vez fue –como ahora– un punto de encuentro. A poco de llegar nos invitó a detener la marcha. Era un atardecer fantástico en el barrio de Punta Carretas. Con el índice de su mano derecha señaló una casona recoleta tan singular como magnífica.
“Aquí pasé momentos hermosos y felices. Era muy niña”, dijo. Hicimos silencio para acompañarla en lo que imaginamos eran sus recuerdos más entrañables. Nos pareció percibir que hablaba con alguien. Sonreía. Había mucho para preguntar, pero no quisimos ser sacrílegos de lo que sentimos como un sublime ejercicio de memoria. Recordar la hacía feliz. Hija de José Luis Zorrilla de San Martín, escultor. Nieta de Juan Zorrilla de San Martín, escritor al que llamaban en Uruguay el Poeta de la Patria. También era descendiente de José Gervasio de Artigas, prócer rioplatense. “Cada domingo teníamos misa en familia”, precisó. “No podías faltar y los que faltaban el domingo siguiente debían confesar con el cura antes de entrar en la capilla familiar”, agregó. ¿Habrá sido totalmente así? ¿Por qué no?
LA PARCA
José Alberto Mujica Cordano era muy pequeño cuando Demetrio, su papá, falleció en 1943. Tenía apenas 8 años. Pepe –como se lo conoce desde varias décadas– protagonista principal de aquella historia que escuché en el Tabaré, desde la “cuenta homenaje” en la red X (@pepemujicacom), el expresidente, el excombatiente popular, el exprisionero de los dictadores en la penitenciaría de Punta Carretas [que desde 1994 es un lujoso centro de compras], relata en primera persona y se hace cargo de revelar aquel episodio de temor extremo que le provocó cuando niño acercarse al misterio de la muerte.
“Yo les quiero transmitir que en mi vida más de una vez anduvo la parca (muerte) rondando el catre. Pero me siguió pastoreando todos estos años. Seguramente que, por obvias razones, esta vez me parece que vengo con la guadaña en ristre. Veremos lo que pasa”, dijo Mujica el 29 de mayo ante un grupo de periodistas que lo escuchaban con atención. Reveló que tiene cáncer en el esófago. “Es algo muy comprometido y doblemente complejo en mi caso, porque tengo una enfermedad inmunológica hace 20 años que me afectó los riñones”.
Pepe sorprende. Una vez más. Y anuncia la patología diagnosticada llamándola “parca”. Una de las tres deidades de la mitología romana que aquella civilización representaba como tres mujeres viejas que eran hermanas. Cloto, que hilaba; Láquesis, que devanaba; y Átropos, que cortaba el hilo de la vida. La que cesaba la vida. Esa es la parca. La que, según Pepe Mujica, se le acerca “con la guadaña en ristre”. Pepe hace público lo inesperadamente probable para todo vivo. “La vida es hermosa, que se gasta y se va”, describe Mujica, que también exhorta a los jóvenes para que “luchen por el amor”; para que “no se dejen engatusar por el odio” y les explica que “la única libertad está en la cabeza y se llama voluntad. Y (que) si no la utilizamos, no somos libres. Esto hay que entenderlo” porque “el quid de la cuestión de triunfar en la vida es volver a empezar cada vez que uno cae. Y que, si hay bronca, la transforme por la esperanza”.
Solo un vivo puede hablar así de la muerte para, como Pablo Neruda, confesar que ha vivido. Vivir y morir son los dos momentos culminantes de una obra poética que la humanidad compone.
DIÁLOGO CON EL FUTURO
Pero irrumpió la IA (inteligencia artificial) y el recurso del Chat Generativo. Con esa herramienta tecnológica, StoryFie –una empresa norteamericana– por un precio que va desde los USD 50 hasta alcanzar los USD 500 produce vídeos sociales con los que proponen dialogar en el futuro cuando quien lo protagoniza haya muerto. En ese contenido el futuro finado hablará de aquellos temas inolvidables de la vida. ¿Generan un avatar que dialogará con alguien “desde el más allá”? ¿Será ético?
Un par de psicólogos con los que consulté que prefieren mantener sus identidades en reserva porque se enteraron del tema por mí creen que ese diálogo eventual podría devenir en una patológica fantasía cruel por la que quien muere no ha muerto. Pienso: ¿qué será del duelo? Al parecer, no es un problema ni un interrogante StoryFie que, hasta marzo pasado, tendría unos cinco mil clientes. El acopio de datos ha comenzado.
El talk show español “El hormiguero”, que propone Antena3, semanas atrás emitió algunos de esos “diálogos post mortem”, por llamarlos de alguna manera. Pienso en Harry Houdini. ¿Traficantes de la inmortalidad 2.0?
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Por muerte de soldado de 19 años, Boric destituyó a un general y un coronel
El presidente chileno, Gabriel Boric, destituyó ayer viernes a un general y un coronel a raíz de la muerte de un soldado conscripto de 19 años tras un ejercicio militar en el norte del país. “El presidente ha aceptado la propuesta de renuncia del general (Rubén) Castillo y el coronel (Sebastián) Silva”, informó la ministra de Defensa Maya Fernández, sobre la solicitud del jefe del Ejército Javier Iturriaga de retirar a los militares.
Se trata del comandante en jefe de la VI División, general de brigada Rubén Castillo, y el comandante de la Brigada Motorizada N°24 Huamachuco, coronel Sebastián Silva, donde Franco Vargas, de 19 años, realizaba su servicio militar. Vargas falleció el 27 de abril pasado luego de una marcha de instrucción en la cercanía de la localidad de Putre, a unos 2.500 km al norte de Santiago, a más 3.500 metros de altitud, cerca de las fronteras con Bolivia y Perú.
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En un comienzo, el Ejército aseguró que Vargas tuvo problemas respiratorios y se desmayó durante una marcha, por lo que fue trasladado hasta un centro asistencial donde habría fallecido. Sin embargo, Romina Vargas, madre del joven, denunció que el conscripto fue sometido a maltratos y no se le permitió llevar ropa de abrigo.
Vargas afirmó ante una comisión del Senado que su hijo pidió ayuda a sus superiores, quienes le habrían respondido con insultos y golpes. Sumado a la denuncia, el director del centro asistencial a donde llegó el joven aseguró que este llegó muerto al recinto. La autopsia estableció que Franco Vargas tuvo una muerte súbita por problemas cardíacos.
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Tras las acusaciones, el Ejército abrió un sumario, el Instituto Nacional de Derechos Humanos presentó una denuncia por “apremios ilegítimos” y la Corte Suprema designó una jueza especial para investigar el caso. El jefe del Ejército admitió “contradicciones” en la información inicial, y aseguró que se investigará “si existió ocultamiento de información o derechamente se mintió”.
El caso trajo el recuerdo de la muerte de 44 conscriptos y un suboficial en mayo de 2005 a los que se les ordenó marchar pese a las condiciones atmosféricas adversas, y terminaron atrapados por una tormenta de nieve en una zona cordillerana a 550 km al sur de Santiago.
Fuente: AFP.