Ser madre es -sin dudas- la tarea más sacrificada, requiere de entrega, dedicación, fortaleza y, sobre todo, mucho amor, pero al llegar a una cierta etapa, aquellas madres luchadoras, que sacaron adelante a sus hijos y familia con sudor y mucho esfuerzo, solo hablan de amor, que todo lo hicieron movidas por este sentimiento y, no llegan cansadas, sino orgullosas de haberlo dado todo.

María Erenia Rotela viuda de Mercado, de 83 años, oriunda de la ciudad de Minga Guazú, departamento de Alto Paraná, es una mujer de campo, muy religiosa y virtuosa. Ella casada con la bendición de Dios con don Luciano Mercado -finado-, dio a luz a 13 hijos, 9 varones y cuatro mujeres, a quienes sacó adelante con valores e inculcándolos siempre a la formación académica, para que sean hombres y mujeres valerosos para construir una sociedad mejor.

En un especial por el “Día de las Madres”, durante el programa “Desde la fe” de GEN/Nación Media, relató -en una entrevista con Mariano Mercado- que el sueño de que todos sus hijos sean personas de bien, estudiadas y útiles para la sociedad, se cumplió, dijo emocionada. Recordando que entre sus 13 hijos tienen profesión: entre ellos médico, periodista, psicó­logo, docente y hasta una hija monja que reside en Roma, recordó orgullosa, con una sonrisa única que se le dibujaba en el rostro.

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“Había visto a un joven con camisa y corbata trabajando en un banco. Eso me emocionó mucho, y pedí a Dios: ¡Quisiera que mis hijos trabajen así y para eso les voy a hacer estudiar! y siempre recordaba eso, ya no quería que mis hijos trabajen en la chacra y Dios me escuchó, mis hijos me salieron bien, todos son profesionales”, indicó Doña María Erenia a GEN/Nación Media.

Recordó que se casó muy joven con don Luciano, se conocieron en la catequesis, y poco tiempo después formaron una hermosa y numerosa familia. Él era agricultor, trabajaba en la chacra desde el amanecer hasta que se ponía de noche, mientras ella en la casa, era quien se encargaba de sus hijos, todos pequeños, pero cuando tenía el apoyo de su suegra, dejaba a sus hijos con ella, alzaba un saco de 40 kilos de mandioca sobre su cabeza y los llevaba a vender a Brasil.

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Para sacar adelante a su familia, no escatimaba en esfuerzos, ni se ponía excusas para salir a enfrentar la vida. Uno de sus hijos, cuando mayorcito, hoy el Dr. Nicolás Mercado, era quien a sus 11 años, la ayudaba a alzar ese pesado saco a la cabeza, hacía la señal de la cruz y se iba rumbo a la ciudad a vender lo que llevaba y con la gracia de Dios, siempre volvía con el dinero para hacer las compras.

Actualmente, su familia se agrandó aún más, con 40 nietos y 14 bisnietos, hecho que ella llama como un milagro, ya que ser madre para ella fue una bendición y nunca se puso, como condición llegar solo a un número de hijos, solo ponía en manos de Dios su destino y que él envíe a los niños que él crea capaz de que ella podrá criar, y felizmente, esta entrega de amor y fe, hoy tiene buenos frutos y ella se siente orgullosa y feliz por ello.

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