Esta semana, médicos del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y del Ambiente (Ineram) “Juan Max Boettner” salvaron la vida de una bebé de 1 año y 9 meses que tragó la semilla de una sandía. La pequeña llegó desde Villarrica, donde le practicaron los primeros auxilios, y ahora se encuentra fuera de peligro.

El hecho se registró el miércoles pasado, cuando la bebé, junto con sus padres, estaba compartiendo la fruta en su vivienda; pero, en un momento dado, la pequeña comenzó con una tos intensa y luego siguió con dificultades para respirar. Rápidamente sus padres la llevaron al centro asistencial y la derivaron hasta el Ineram, en Asunción.

“La semilla literalmente bailaba en la tráquea de la bebé. Pueden darse cuenta de que la tráquea cuenta con una zona más estrecha, y cuando la atendimos, la semilla estaba a un paso de trancarse allí y ocasionar la asfixia a la pequeña”, explicó el doctor Carlos Morínigo, neumólogo del Ineram, a través de un vídeo en redes sociales.

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Aseguró que la niña sigue con vida porque sus padres actuaron a tiempo y se pudo evitar que la tráquea se inflame más y se tranque la semilla en la zona estrecha. “La semilla tiene una coraza dura que no permite que se hinche. Si era un poroto, maíz o maní iba a ser otra la historia de la niña”, refirió.

Morínigo pidió a los padres que tengan mucha precaución al momento de dar alimentos con semilla a los niños pequeños para evitar este tipo de situaciones. “Ahora que es época de la apetitosa sandía fría, cuando den a niños se deben eliminar todas las semillas, sobre todo en menores de 5 años”, puntualizó.

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