El próximo miércoles 30 de noviembre, un grupo de artistas realizará una subasta solidaria para juntar fondos y poder cubrir los gastos de salud del artista plástico y diseñador gráfico Fernando Amengual, que este año fue diagnosticado con cáncer, por lo que debe someterse a una cirugía que solo se realiza en Argentina.
La artista plástica Laura Giucich, explicó que Fernando necesita realizarse esta cirugía y debe ser de inmediato según manifestaciones de los profesionales de salud. “La cirugía se realizará en Buenos Aires y viaja el viernes 2 de diciembre, para eso estamos juntando los fondos para cubrir todos los gastos que requiera”, apuntó en La Nación – Nación Media.
Resaltó que con lo que se reúna durante la subasta solidaria se cubrirán gastos del viaje como médicos, por lo que necesitan reunir todo el dinero que se pueda para ayudar al artista. “Se debe cubrir los pasajes, estadía, post operatorio, ya que necesita quedarse por 15 días después de la cirugía y en caso de ser necesario gastos médicos”, detalló.
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Señaló que la subasta y exposición está prevista para el 30 de noviembre, desde las 19:30, en el Nino Hotel Boutique ubicado en General Garay 430 casi Del Maestro, de momento ya se cuenta con más de 50 obras. “Los interesados deberán pujar por el objeto artístico que deseen adquirir. Quien ofrezca el monto más alto se quedará con la obra”, indicó.
Estarán en la exposición para el remate fotografías, pinturas, esculturas y grabados. Algunos de los artistas que se suman son: Amelí Schneider, Ana Brisa Caballero, Adri Duarte, Anahí Sist, Adriana González Brun, Amadeo Velázquez, Bettina Brizuela, Camila Cadogan, Carolina Pedro, Claudia Casarino, Daina Stanley, Dante Manfredi, David Ocampos, Hugo Cataldo Barudi.
Así como también se sumaron: Fredy Casco, Carla Caballero, Ida de los Ríos, Ingrid Seall, Jorge Sáenz, Luis Espínola, Laura Giucich, Lucy Yegros, Luvier Casali, Marta Dioverti, Marta Rocío Benítez, Mona Airaldi, Noe Buttice, Oz Montanía, Silvana Domínguez, Daniel Mallorquín, Tania Banks, Waldo Longo, Silvana Nuovo, Yu Hayashi, Zuka Malki, entre muchos otros.
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Mujer exige justicia por accidente de su hermano internado en el Hospital de Trauma
La familia de un trabajador de la construcción identificado como Hugo Chaparro (27) que fue atropellado por un automóvil pide que la conductora se haga cargo de los gastos del joven que se encuentra internado en grave estado en el Hospital de Trauma.
Zuny Chaparro, hermano de la víctima, dijo que la autora del accidente sería una promotora y modelo publicitaria identificada como Andrea Morán, quien no se hizo cargo del perjuicio ocasionado al albañil ni se ocupó de asistirlo en su lecho de enfermo.
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El percance vial se registró el pasado 26 de junio en la ciudad de San Lorenzo y, desde ese momento, la conductora del vehículo se desentendió de su responsabilidad, conforme expresó.
“Lastimosamente la señorita Andrea Morán no sabe conducir el vehículo y le salió al paso. Mi hermano se estaba adelantando a la señorita y salió al paso de él, estaba en una motocicleta y le chocó, le dejó ahí. Y después ella dio su versión de que mi hermano le salió a su paso. Gracias a Dios mi hermano sigue vivo y está lúcido, pero necesita cirugía”, manifestó la denunciante a Unicanal.
Comentó que el accidentado está siendo atendido por los especialistas, pero tiene que ser sometido a una operación, para la cual también precisa donantes de sangre. Insistió en que la que ocasionó el percance debe hacerse cargo de los gastos que demandará la recuperación del motociclista.
“Es muy grave el accidente que ocurrió, pero hasta ahora no apareció, no se hizo responsable. Lo más llamativo es que la comisaría 54 de Lote Guasu le dio el vehículo”, cuestionó.
La familia del joven necesita un promedio de dos millones de guaraníes por día para procurar la recuperación del paciente.
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“El retrato es una forma de crear un espacio con el otro”
El fotógrafo paraguayo Juanjo Ivaldi Zaldívar se instaló por primera vez en ese alejado territorio en 2009. Ahora vive en Seyðisfjörður, transformado por el contexto, un planeta distinto, como dice. El artista visual nos habla sobre la esencia de su nueva muestra y sus vivencias en la “tierra del fuego y el hielo”.
- Por Jimmy Peralta
- Fotos Juanjo Ivaldi
El pasado 17 de junio se habilitó en Islandia la muestra “Dejar aparecer”, del fotógrafo paraguayo Juanjo Ivaldi Zaldívar, una propuesta coordinada por Auður Mikaelsdóttir que presenta un centenar de retratos de ciudadanos de Höfn, un pueblo de alrededor de 2.200 habitantes, donde el compatriota vivió un tiempo. “Dejar aparecer” es una forma de buscar pasivamente el momento artístico, tanto para permitir que este logre manifestarse, en este caso la imagen frente al observador, así como para el artista permitirse ver y captar la obra, en el caso de Juanjo, registrar con la cámara con el máximo respeto al retratado.
Ivaldi vive su segunda estadía en la isla. En 2009 fue por primera vez, para volver en 2014. Cinco años después volvió a instalarse y a revivir la conexión que le permite ese planeta que se le representa como Islandia, como paisaje y humanidad como contexto. “En el retrato, lo esencial no se fabrica: se revela”, cita el texto de convocatoria a la muestra. Juanjo habló con La Nación del Finde sobre esta iniciativa, su experiencia en Islandia, y la búsqueda ética y estética que propone él con esta colección.
–¿Cuál tu primera vinculación con Islandia antes de ir y la primera en construir al llegar allá?
–Pensar en esto me llevó directo a una memoria de una sala de fotografía con un piso de ajedrez en el “Instituto de la imagen”. Coincidentemente, la primera vez que escuché sobre Islandia fue en un curso de fotografía que tomaba en Paraguay, allá por el 2006 o 2007, no recuerdo muy bien. Alguien puso música de Sigur Rós… ese sonido… lejano, como si viniera de otro mundo. Hoy, mientras te respondo a estas preguntas, vuelvo a poner Sigur Rós y preparo un café. Mi primer vínculo real con Islandia fue por Sunna, una mujer bellísima de estas tierras, a quien siempre voy a estar profundamente agradecido por invitarme a llegar hasta acá. Con ella tuvimos una relación de jóvenes curiosos en esos años, y un día me dijo: “¿Por qué no nos vamos a Islandia?” Yo le dije “¡Jaha!”. Y bueno, fue así como Islandia pasó de ser ecos sonoros (primero conocí su música), después solo imaginación, a convertirse en un hogar.
Llegar desde Paraguay en 2009, con 25 años, fue como aterrizar en otro planeta, Islandia es otro planeta. Recuerdo un paisaje más negro que verde: extensiones de lava, montañas, cielos inmensos, inmensidad más inmensidad, bum, un aura boreal, 24 horas de día, 24 horas de noche y silencios. Hermosos silencios. No era el Islandia “turístico” de hoy, era un país más reservado, lleno de barrios y a la vez más salvaje. Esa naturaleza en todas sus formas, honesta, me atrapó de una forma que nunca imaginé. Creo que, en ese primer invierno, mientras la nieve caía sobre un planeta que apenas empezaba a conocer, supe que algo en mí también estaba cambiando. Para siempre.
–¿Cómo definirías al retrato, y cómo lo diferenciarías de otras formas fotográficas?
–Para mí, el retrato es una forma de crear un espacio con el otro. No es una imposición de la mirada, del “yo fotógrafo” quiero que vos persona hagas esto para que el “yo fotógrafo” sobresalga. En mi experiencia, un retrato ocurre cuando el otro puede emerger, cuando no se lo interrumpe ni se lo fuerza a ser algo. En este sentido, lo diferencio de otras formas fotográficas que a veces buscan captar lo espectacular, lo inmediato o lo evidente. El retrato, en cambio, es más lento. El retrato es espera. Uno se queda esperando un gesto, una pausa, un silencio donde algo del otro se revele. Es como transitar el mundo analógico de la fotografía. Suele haber un segundo donde la persona decide darte algo, o a veces se le escapa, porque siempre está ahí. En mi búsqueda del retrato, no trato de fabricar una imagen, sino dejar que algo que ya está, como la dignidad, una verdad, incluso una herida, se asome, de formas diferentes. Y cuando hay escucha, cuando hay tiempo, ahí entre dos personas, esa imagen puede convertirse en un espejo donde alguien se reconozca con una dignidad que quizás había olvidado. Por eso, para mí, retratar es también un acto de respeto.
EL TRAYECTO
–¿Cuándo empezó a tener forma de muestra esta colección de fotos?
–Esta última exhibición de retratos tiene sus raíces en una experiencia previa del año 2023, cuando trabajé junto a Greta Clough en una región del norte de Islandia. Allí realizamos una serie de entrevistas y retratos que culminaron en la muestra Fl(j)óð, una exposición fotográfica centrada en mujeres de origen extranjero que vivían en Húnaþing Vestra. Compartimos las historias de 33 mujeres de la comunidad, celebrando sus raíces y abriendo espacios de reflexión sobre el lugar que ocupan las mujeres inmigrantes dentro de la sociedad islandesa. Este proyecto fue muy bien recibido y tuvo buena cobertura mediática en el país. Inspirada en esa experiencia, Auður Mikkelsdóttir se puso en contacto conmigo con la idea de hacer algo similar en Höfn, una localidad del sureste a donde llegamos juntos con Tess Rivarola en 2019 y donde vivimos por más de un año. Esta vez, el enfoque estuvo puesto en las y los habitantes de la comunidad. Así comenzó esta nueva etapa.
Durante tres meses hice lo que más me gusta en la vida; manejar en ruta islandesa, escuchar música y fotografiar. Viajé desde Seydisfjördur (un pequeño fiordo del este donde vivimos desde el 2020) a Höfn todos los fines de semana, unos 150 km, atravesando dos rutas de montaña que alcanzan los 600 metros de altitud y no pocas veces están cubiertas de niebla. Conocí y fotografié a 114 personas. En cada encuentro conocí algo nuevo de esta cultura. Tomé café como nunca antes en mi vida. Acá cada vez que llegas a una casa no importa la hora que sea te invitan café. Cada persona me mostró algo nuevo de la forma de ver la vida que tienen los islandeses. Y así fue tomando forma la muestra: como un retrato colectivo que busca reflejar la diversidad del pensamiento, la memoria compartida y lo cotidiano de quienes habitan este rincón del sureste islandés.
–¿Qué sensaciones o intenciones conectan o vinculan entre sí a las fotos de esta muestra?
–Una serie de fotografías puede narrar una historia, pero en esta muestra de retratos el hilo no es argumental. No hay un relato lineal, sino una atmósfera que se construye desde la escucha. Para cada retrato, lo único que pedía era que la persona eligiera el lugar donde quería ser fotografiada. Algunos escogieron sus casas; otros, los caminos donde pasean con sus perros. Algunos volvían a las granjas de sus abuelos, a los establos donde cuidan caballos, ovejas o gallinas. Esas elecciones no fueron casuales: en esta serie de retratos el paisaje no es fondo, es parte del cuerpo. Creo también que lo que une estas imágenes es una intención compartida porque para ser retratado hay que querer ser visto.
En muchos de estos retratos se puede leer el arraigo profundo que cada islandés tiene con su tierra. Para muchos, decir “soy de tal lugar” es un acto de orgullo. Y no es solo una frase: es literal. Algunos nunca salieron de su pueblo Son de ahí, y lo son a mucha honra. Cada persona retratada iba trayendo una nueva perspectiva; su forma de pensar. Y, sin embargo, algo se repetía, remitiendo a algo ya escuchado antes, al otro lado de la isla. Y así se fue tejiendo más o menos, una sensación de intimidad, de presencia, de pertenencia. Quizás lo que une estas imágenes no sea lo que se ve, sino lo que se intuye: una vibración, una confianza, una forma de mirar que no busca transformar, curiosea. Lo que deseo es que cada retrato sea una puerta entreabierta entre la presencia y el misterio.
OBSERVACIÓN Y ESPERA
–¿Cómo llegás vos a la idea de “dejar aparecer” y qué pensás que te aporta como fotógrafo en el contexto donde te manejás?
–El concepto de “dejar aparecer” lo tomo prestado de Humberto Maturana, biólogo chileno, quien plantea que amar es permitir que el otro sea, sin forzarlo a cumplir con nuestras expectativas. Me quedó resonando, y con el tiempo entendí que eso también era lo que yo buscaba al retratar. Coincide con mi manera de aproximarme al retrato, no desde la dirección ni la construcción, sino desde la observación y la espera. Yo no me siento tanto un fotógrafo que “arma” imágenes, sino alguien que observa, que acompaña. En el contexto donde vivo, el “countryside” de Islandia, el tiempo se percibe de otra forma, las personas tienen otras formas de relacionarse. En el momento del retrato, las personas acá pueden llegar a ser muy cerradas para nosotros los “sudacas”. Pero eso es una interpretación desde una expectativa del otro. Aquí, se vuelve clave ser observador, quedarse quieto. Acompañar el silencio entre los dos, acompasar el momento. Aquí no se pueden forzar las cosas. Entonces uno, como fotógrafo, va generando el espacio, las condiciones donde la persona pueda mostrarse, si quiere, si lo siente. Puedo decir hoy que “dejar aparecer” se ha vuelto para mí una ética del mirar y del convivir.
–¿Podrías comentarnos algo de Höfn?
–Höfn es un pequeño pueblo al sureste de Islandia, rodeado de playas negras, glaciares del Parque Nacional Vatnajökull y montañas que respiran con el clima. Tiene tormentas de viento, neblinas… y unos amigos maravillosos. Llegamos allí con Tess Rivarola en mayo de 2019. Hay algo en su paisaje: el viento te habla, o la luz cambia de golpe y te muestra otras formas. A primera vista puede parecer un lugar aislado, pero después de esta experiencia fotográfica me di cuenta de que tiene una vida comunitaria generosa. Vivimos un año con Tess en las afueras de Höfn, Hólmur, en una casa amarilla, con el glaciar como jardín. Después de esa experiencia armamos una exhibición en conjunto: con poesías de Tess y fotografías mías, que se llamó “Mirada extraviada”. Tess tiene mucho que ver con mi desarrollo como artista. Me empujó a buscar más profundidad, a ir más allá. Exige como loca, y eso sirve muchísimo.
–¿Cómo es tu vida allá?
–Ahora vivimos en Seyðisfjörður, en el este de Islandia, a 661 kilómetros de la capital. Mi vida hoy es bastante tranquila, ya no farreo tanto, también intensa en otros aspectos. En el día a día cocino, saco fotos, tomo helado, voy a nadar, chismoseo con la gente, me plagueo… y otras cosas que no te voy a contar porque seguro que mi vieja va a leer esto. Siento que, en lugares como estos, donde el tiempo se mueve más lento, uno puede escuchar mejor. Mirar las cosas en sus diferentes formas y estados.
Escuchar a los demás, y también a uno mismo. La naturaleza no es solo un complemento o una foto para Instagram: es un personaje más que convive entre nosotros, con el que uno dialoga todos los días. Te guste o no. Reykjavik, Höfn, Seyðisfjörður… Islandia me ha dado algo valioso: la posibilidad de mirar con más atención, de reinventarme, de sanar, de perdonar, de crecer de muchas formas. De vincularme con la gente de otra cultura, desde las diferencias y el respeto. Y de construir un ritmo de vida más acorde con lo que necesito en este momento.
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Recluso de CDE llamó al 911 y pidió auxilio por supuesta amenaza de muerte
La Policía Nacional llegó este jueves hasta la penitenciaría de Ciudad del Este luego de que recibiera una llamada por parte de un recluso quien afirmó que su vida estaba en peligro tras una amenaza de muerte. El hombre realizó la llamada desde un celular al sistema 911.
Según el comisario Jorge Villalba, el sistema de emergencia de la Policía Nacional recibió la llamada desde el centro de reclusión, por lo que acudieron con una patrullera para constatar el hecho.
Se trata de la segunda vez que el interno realiza este tipo pedido de ayuda y que ya fue trasladado a otro pabellón por ese motivo.
“El personal de servicio externo acudió hasta la penitenciaría regional donde fue recibido por el jefe de seguridad con quien se dialogó sobre esta denuncia. Supuestamente la llamada fue hecha por un reo que estaba recibiendo amenazas por parte de reclusos de otros pabellones”, expresó Villalba, en entrevista con C9N.
Explicó que el hombre fue identificado como Alberto Marín Segovia, de 37 años, supuesto integrante del clan Rotela. El hombre se encuentra recluido hace más de nueve meses por violación a la ley 1340 y se lo detuvo con varias dosis de cocaína. Además, tiene antecedentes por violencia familiar.
El comisario indicó que no es la primera vez que este interno realiza este tipo de llamados e incluso sus familiares reportaron que les contactó en otras oportunidades para pedirles ayuda. “Según manifestación del jefe de seguridad no es la primera vez que está realizando y ya en fechas anteriores patrulleros acudieron”, puntualizó.
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Lanzan campaña solidaria de recolección de abrigos para comunidades indígenas del Chaco
Este miércoles, desde el Hospital de los Juguetes lanzaron una campaña solidaria que busca reunir abrigos, frazadas y zapatos para llevarlos a familias de los pueblos originarios que se encuentran en el Chaco paraguayo. El local realiza campañas para regalar juguetes en Navidad, Reyes Magos y Día del Niño.
Según Ricardo Brugada, se trata de una ayuda humanitaria que fue pensada para llegar a los más vulnerables especialmente ahora que las temperaturas son muy bajas. Entonces pensaron que sería bueno llegar con abrigos a las comunidades indígenas.
Están reconectando medias, zapatos, abrigos, camperas, mantas o frazadas y colchones, para que los hermanos indígenas puedan sobrellevar el intenso frío. La idea es poder recolectar todo esto para niños y niñas, pero no se niegan a recibir para adultos que también necesitan.
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“Se trata de microayudas que realizamos durante el año y llegamos a varios puntos de país con las donaciones. Lo que principalmente estamos necesitando son abrigos, porque en el Chaco el frío es cinco veces más que en Central o capital. Pero también recibimos pañales y juguetes”, expresó Brugada, en C9N.
También, estamos recolectando todo lo que sea enseres para la pesca porque se trata de comunidades en las que se dedican en este rubro en zona de Pedro P. Peña.
“Están muy alejados de la zona urbana y queremos llevar a las herramientas que necesitan para subsistir”, indicó. Las personas interesadas en donar pueden contactar al (0984) 993-266 o (0985) 216-405.
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