“Hay días malos y malísimos”, así una familia del distrito de Tomás Romero Pereira del departamento de Itapúa relató el duro momento por el que atraviesan tras enterarse que su hija fue abusada sexualmente de forma sistemática durante siete largos años, aparentemente por su maestro de taekwondo. El abuso inició en el 2015 cuando la pequeña tenía apenas 10 años.
Tras años de rebeldía, auto flagelo y llantos sin motivo aparente, la pequeña rompió el silencio y denunciaron el hecho ante las autoridades. Sin embargo, con chicanas y vueltas judiciales, el acusado todavía no cuenta con una sentencia firme, los padres a través de una entrevista con el portal digital Itapúa Noticias, exigieron que se haga justicia.
“Mi hija cuando tenía 9 años comenzó a practicar un deporte de arte marcial, específicamente el taekwondo hasta los 14 años de manera regular. Alcanzó hasta el cinturón negro, era el deporte que más le gustaba a ella, lo que nosotros no imaginábamos es que estaba pasando por el peor infierno de su vida en manos de su profesor a quien nosotros confiamos nuestro mayor tesoro, nuestra única hija”, fue el relato inicial de la madre de la hoy adolescente afectada.
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La niña calló varios años el abuso, según relatan, atendiendo a que el agresor la amenazaba con que nadie le iba a creer a una niña, que era su palabra, un maestro de renombre, frente a la de ella, solo una niña, incluso le decía que si por alguna razón el hecho salía a la luz, él mataría a sus padres y a ella ya nadie la querría. Además, le echaba la culpa por los abusos. “Ella tenía la culpa de tener un lindo cuerpo”, siguió el relato de la madre.
Para el pasado 31 de octubre se fijó la audiencia para saber si el caso se eleva o no a juicio oral, pero a través de una chicana quedó suspendida. Uno de los abogados del acusado pidió la postergación de la audiencia por motivos de viaje.
Además, la familia denunció que existen presiones políticas en este caso a favor del hombre, por lo que no tuvieron de otra que sacar a la luz el caso a través de los medios de comunicación, para de alguna manera conseguir la tan ansiada justicia y que el hecho, que deja secuelas imborrables en la vida de la niña no quede impune.