Un nuevo hecho de sicariato se registró en el departamento de Amambay, específicamente en la localidad de Capitán Bado, donde una mujer de 35 años fue asesinada a balazos frente a su vivienda. Minutos antes del crimen había contactado con alguien que le exigía la entrega de dinero.

Al mediodía de este miércoles se registró un hecho de homicidio en el barrio San Miguel de Capitán Bado, resultando víctima una mujer identificada como Eulalia Amarilla Leiva, de 35 años.

La misma fue asesinada a tiros frente a su domicilio por un desconocido que se desplazaba a bordo de una motocicleta tipo cobrador de color rojo, según el reporte. El mismo tenía puesta una vestimenta oscura y casco.

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El sicario efectuó varios disparos contra la humanidad de Amarilla al momento de tener contacto visual con ella, siendo tres los que terminaron impactando contra ella y provocando su trágico deceso.

La mujer había salido frente a su vivienda tras recibir una llamada de este desconocido. Según comentó el fiscal Hernán Mendoza a Radio 1000, aparentemente la víctima era presionada para la entrega de una suma de dinero. “En los últimos mensajes le estaba pidiendo la ubicación, dónde era su casa”, detalló.

Minutos antes de ser asesinada, la mujer le había manifestado vía WhatsApp a su interlocutor que lo iba a estar esperando para concretar la entrega del dinero, cuyo monto aún no ha sido precisado. Al parecer, no se trataba de alguien de su entorno cercano, a juzgar por el hecho de que no estaba registrado en su lista de contactos.

Un dato no menor es que Eulalia Amarilla tenía dos hermanos que también fueron asesinados por sicarios hace unos años, el último de ellos el año pasado.

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Este trágico suceso se produce apenas unas horas después de la muerte del periodista Humberto Coronel en el mismo departamento, en este caso puntual, en la ciudad de Pedro Juan Caballero. Al igual que Amarilla, fueron sicarios quienes también acabaron con su vida.

De un tiempo a esta parte, Amambay se convirtió en tierra de nadie donde los sicariatos están a la orden del día y se producen ante la vista de toda la población que, penosamente, ya ha normalizado los asesinatos por encargo.

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