Un incendio se registró entre la tarde y noche de hoy jueves en el predio correspondiente a la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), en el campus universitario de San Lorenzo, afectando al sector donde son arrojadas las hojas y ramas secas. El siniestro ya se encuentra controlado.
El Ing. Jorge González, decano de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNA, comentó al canal NPY que se produjo un incendio en un espacio verde ubicado hacia el sector recreativo del campus, detrás de la cancha.
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Al momento del hecho, justamente había un grupo de estudiantes que se encontraba disputando un partido de fútbol en ese lugar, siendo ellos quienes más rápidamente pudieron percatarse de lo que estaba sucediendo.
Las imágenes compartidas en redes sociales muestran la magnitud que tuvo este siniestro y el tamaño de la llamarada que pudo divisarse desde las afueras del predio, ubicado en la ciudad de San Lorenzo.
Luego de tomar conocimiento de esta situación, acudió al lugar una unidad del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de San Lorenzo para trabajar en la contención de las llamas.
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Tras varios minutos de intenso trabajo, finalmente pudieron sofocar el incendio y evitar que el fuego pueda seguir propagándose a otros sectores del campus de la UNA, que abarca una importante cantidad de hectáreas.
Hasta el momento, se desconoce el origen del incendio, aunque el mismo no llegó a generar daños de consideración, quemando mayormente restos vegetales como hojas secas y ramas que son producto de la poda de árboles del campus, sin llegar a afectar las instalaciones.
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El policía de la foto del Ycuá Bolaños: “Lo recuerdo como si hubiera sido ayer”
Ciudad del Este. Agencia Regional.
A 21 años de la tragedia del Ycua Bolaños, la imagen de un policía con un niño en brazos, a quien rescataba, trataba de auxiliar, sigue impactando como un eco de aquella dolorosa mañana. El uniformado, uno de los protagonistas de esta histórica foto, aún recuerda el hecho como si hubiera ocurrido ayer. Y es que en el incendio de ese supermercado fallecieron cerca de 400 personas.
La Nación/Nación Media habló con el comisario principal Juan Duarte Ferreira, quien es el policía que hizo una técnica de primeros auxilios para una ventilación artificial al niño que llevaba en sus brazos.
Hoy, el uniformado es padre de dos hijos, un hombre de 26 años y una niña de 7. Cumple funciones en la Comisaría 11 de Juan E. O´Leary como jefe policial y, en tal sentido, de nuevo se encuentra cuidando a niños en esta mañana del 1 de agosto, al hacer la cobertura de la Escuela Las Residentas, del citado municipio.
Periódicamente, desde su función en una aparente tranquila ciudad del interior del país, el comisario Duarte Ferreira lidia con víctimas de asaltos, robos, violencia familiar, desapariciones, homicidios, accidentados, en índices mucho menores que las zonas de gran movimiento, pero asegura que, especialmente, cada 1 de agosto, la memoria le hace volver a aquel primer domingo de agosto del 2004.
“Lo recuerdo como si hubiera ocurrido ayer, cada gesto, cada acto, cada situación que nos tocó aquella mañana y en siguientes jornadas; no se debe olvidar para que no vuelva a ocurrir”, expresó el comisario Duarte. Remarcó que fue “lamentable ver tantas muertes en época de paz”.
Asimismo, dijo que la imagen divulgada de su intervención en el hecho le valió que hasta un tiempo después, existieran personas que lo reconocían en el transporte público, y, por ejemplo, le agradecían por haber salvado a un familiar. Dijo que fue un policía en servicio, así como otros cientos de uniformados, bomberos voluntarios y un sin fin de personas que ayudaron.
Ayudar niños, parte de su oficio
El oficial recorrió varias unidades policiales a lo largo de estos 21 años hasta quedar en Alto Paraná. Después del siniestro, cumplió funciones en Accidentología Vial del Departamento de Criminología, donde le tocó intervenir en muchos accidentes.
“Estuve de nuevo en muchas situaciones terribles, especialmente cuando encontré a niños como víctimas de esas tragedias en rutas, pero sabemos que eso corresponde a nuestra función”, sostuvo el comisario Duarte.
El oficial de policía no fue solo el agente que ayudó en el incendio, sino familiar de una víctima y, en tal sentido, refiere que conoce muy bien la lucha encausada en busca de Justicia y reparación. Un sobrino de 20 años, Nelson Damián Duarte, trabajaba en el supermercado y fue una de las víctimas.
“Una larga lucha, juicios interminables, muchas familias sin asistencia, es lo que nos dejó también ese día tan triste; mucha fuerza a los que no fueron atendidos como corresponde”, dijo el policía.
¿A quién rescató?
Inicialmente, se creyó que el niño salvado por el policía y retratado en la emblemática foto del reportero Sebastián Cáceres, para el Diario Noticias (extinto), se trató de Enzo Bobadilla.
Sin embargo, cabe recordar que hasta hace unos años, Verónica Bécker, madre de una niña, aclaraba que fue su hija, Annete Nicole Gaus Bécker, de cuatro meses, la que está en la emblemática imagen y lamentó que se haya cometido ese error, tratándose de la identidad de una hija que perdió.
El policía Juan Duarte informó que mantuvo contactos con la familia del citado niño hasta que llegó a la edad de 7 u 8 años, aproximadamente. Luego, él se trasladó a otras zonas del país a cumplir funciones y dejó de tener vinculación con dicha familia, aunque había estado acompañando el crecimiento del niño.
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Desarticulan red de distribución de drogas que vendía a niños y adolescentes
En la mañana de este jueves, un equipo de agentes de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), con el acompañamiento de una comitiva fiscal, llevó a cabo la operación Tridente, donde, a través de incursiones simultáneas en el barrio Anahí de la ciudad de San Lorenzo, se logró desarticular una red de microtráfico que operaba en la zona.
Esta red de distribución y venta de drogas se extendía hasta tres viviendas en donde se distribuían drogas a niños, adolescentes y jóvenes en situación de vulnerabilidad, constituyendo una amenaza directa para la seguridad barrial y el entorno social.
Según los datos investigativos, en estos lugares se reunían los jóvenes adictos de la zona que se dedicarían a perpetrar asaltos y robos de vivienda, generando gran temor en los vecinos, ya que la delincuencia aumentaba de manera exponencial.
De estas viviendas se pudieron incautar 36 gramos de crack, equivalentes a unas 250 dosis, 135 gramos de cocaína, aproximadamente 300 dosis, 1 arma de fuego y una importante cantidad de dinero en billetes de baja denominación.
Así también, fueron detenidas cuatro personas que formarían parte de este esquema de venta y distribución; las mismas fueron identificadas como Rocío Fretes, de 39 años; Carlos Santos Acuña, de 42 años; Ramona Dominga Rojas, de 61 años, y Pablo Sebastián Jara, de 20 años. Todos fueron puestos a disposición del Ministerio Público.
Desde la Senad destacaron el uso de tecnología por parte de estas estructuras, ya que, si bien las viviendas allanadas eran precarias, contaban con sistema de monitoreo en el barrio para controlar los movimientos de la zona y poder mantenerse alerta.
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Ycuá Bolaños: una tragedia que se vive, se recuerda y se lucha por sanar
Cada 1 de agosto el pueblo paraguayo recuerda uno de los días más terribles y luctuosos de su historia: el incendio del supermercado Ycuá Bolaños. Aquel domingo soleado del 2004 se vio teñido por el fuego, las cenizas y las lágrimas de casi 400 paraguayos fallecidos. Han pasado 21 años, pero la herida sigue sangrando, sigue doliendo.
El sol quedó cubierto por el negro humo que cubrió la ciudad, que se volvió gris y doliente por el terrible suceso que marcó para siempre al barrio Trinidad, donde en cada cuadra había al menos una víctima.
Las llamas habrían iniciado cerca del mediodía en la cocina del patio de comidas del super, el cual, debido al día y el horario, estaba lleno de familias que estaban compartiendo en el lugar o iban a retirar el almuerzo para compartirlo en sus casas.
Los múltiples testimonios refieren que segundos después de escucharse una explosión, el sitio estaba rodeado de llamas, las cuales se extendieron de manera voraz, generando pánico, miedo y un descontrol entre todos los que estaban en el lugar y que, al intentar huir del sitio, se encontraron con los portones y las salidas de emergencias cerradas, quedando atrapados en el infierno que, tras 21 años, permanece en la memoria de todo un pueblo.
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La historia de cientos de sobrevivientes ha sido contada año tras año, con la esperanza de que aquella tragedia nunca sea olvidada. Rocío Melgarejo es una madre que casi pierde a su hija aquel domingo. Ese día la siguió por años, ya que su hija no solo sobrevivió milagrosamente, sino que debió luchar por recuperarse y sanar.
“Mi hija Luna tenía 4 añitos apenas, pero ella cada domingo iba a la iglesia con mi hermano Nelson y su novia María Luisa. Ese domingo no fue la excepción, pero al salir del encuentro fueron hasta el super para almorzar; ellos estaban en el estacionamiento cuando el fuego los atrapó”, relató Rocío a La Nación/Nación Media.
Continúo recordando que, en medio de la densa humareda y las llamas que tomaban el lugar, casi por un milagro un pastor amigo de la familia apareció para ayudar a su hermano a rescatar a la pequeña Luna y su cuñada María Luisa, quienes lograron salir de las llamas al igual que su hermano Nelson, pero con graves secuelas.
“Ese día yo no entendía lo que pasaba, porque a mi hermano lo derivaron a un hospital, a mi cuñada a otro y a Luna al IPS; ahí me dijeron que estaban y fui a buscarla, desesperada. Cuando llegó una de las doctoras, me mostró unos aritos, muy peculiares, cuadraditos; eran los de Luna”, comentó Rocío.
Destacó que en los minutos posteriores a la tragedia, y en medio de la búsqueda y el hallazgo de su hija, no podía dimensionar todo lo que había pasado, pero al llegar a ver a su hija, quedó completamente paralizada, ya que si bien no podía creer el estado en el que se encontraba, sabía que era su retoña.
“Yo entré a la habitación y vi a Luna, estaba en una camilla, y tenía toda la cara colorada, hinchada, con respiradores y soporte médico; no podía creer que era mi hija. Miré sus piecitos, me detuve a mirar sus pies y sabía que era ella, me convencí de que era ella. Ella sufrió un paro respiratorio, estaba muerta al momento en que la rescataron; después volvió a la vida, pero no se sabía cuánto tiempo estuvo sin respirar”, indicó Rocío.
Entre las explicaciones médicas sobre el estado de Luna, surgían posibilidades terribles, como el hecho de que su capacidad del habla y desarrollo se hayan visto comprometidas debido a la falta de oxígeno sufrida, eso sin contar las quemaduras que habían sufrido.
“Luna sufrió quemaduras de segundo y tercer grado en un 20 % de su cuerpo, pero si bien esa cifra suena poco, ella era muy pequeña y esto hacía que la situación fuera muy grave según los médicos, y que la agravante era la zona de las quemaduras, ya que le afectaba la cara, parte de la cabeza, el cuello y las manos; además, pasamos por infecciones y otras dificultades”, explicó la madre de Luna.
Una vez fuera de terapia intensiva y con la capacidad de ser trasladada, la pequeña Luna inició su camino en una nueva vida, una vida donde debía aprender a lidiar con el dolor de las heridas, los tratamientos por quemaduras y los cuidados para la cicatrización.
La búsqueda de la recuperación total de Luna la llevó hasta Chile, hasta la Caoniquem, que es una corporación que se dedica a la rehabilitación de niños, niñas y adolescentes con quemaduras y otras cicatrices, donde por meses recibió atención médica especializada; debió quedar internada e inclusive permanecer en un albergue junto a su madre.
Rocío recuerda con resiliencia y fortaleza los procesos médicos a los que debió acompañar a Luna, incluyendo las cirugías de injerto y los procesos de confección de sus ropas compresivas que debía utilizar la pequeña para garantizar una rápida y buena recuperación.
“Ella usaba su máscara y ropas de compresión todo el tiempo, siempre; no se las sacaba porque se quería curar. Los primeros años de la escuela las usaba ahí y, si bien nunca me contó que haya pasado mal, sé como mamá y mujer que en algún momento se sentía incómoda por la forma en que nos miraban o hablaban, pero todo lo fuimos superando”, destacó Rocío.
Con una larga lucha, y algunas marcas tanto en la piel como en la memoria, hoy Luna tiene 25 años, trabaja, estudia y se destaca como una persona sumamente afín al arte, ya que baila, canta y pinta, logrando expresarse completamente a través de estas plataformas que la apasionan.
Hoy Rocío relata como un milagro que su hija y su hermano hayan sobrevivido, y recuerda con amor y cariño a su cuñada María Luisa, quien debido a la inhalación de humo y el paro que sufrió no logró sobrevivir. Hoy, a pesar de 21 años de perspectiva, Rocío nunca olvida aquel domingo que marcó la vida de su familia.
Esta madre es el fiel ejemplo de miles de familiares que perdieron a alguien aquel trágico 1 de agosto, pero que también lograron abrazar a un ser querido que fue arrebatado de las llamas aquella mañana, una madre que comprende que el milagro puede nacer en medio de una tragedia y que no existe nada que el tiempo, el amor y la dedicación no curen.
El 1 de agosto del 2004, el incendio del supermercado Ykua Bolaños se cobró la vida de 364 personas y resultaron con heridas graves más de 200, hombres y mujeres. Las familias de todos ellos nunca olvidarán la pérdida, el miedo y la injusticia vivida aquel día, en especial porque si las puertas no hubieran sido cerradas, quizá aún podrían abrazar a quienes aman.
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Investigan a dos funcionarios por robo de 18 computadoras del Hospital de Calle´í
Dos funcionarios del Hospital de Calle´í San Lorenzo están siendo investigados por la Policía Nacional como sospechosos de la desaparición de 18 computadoras donadas por el gobierno de Taiwán a dicho centro asistencial.
“El día de ayer conforme a la publicación que se estaba realizando en los medios televisivos, personal de esta comisaría conjuntamente con el personal de Investigación de Hechos Punibles y de Criminalística acudieron hasta el Hospital General donde se dialogó con la directora”, relató el oficial Claudio Leiva de la Comisaría Primera de San Lorenzo a la 780 AM.
Según información proveída por la misma directora a los intervinientes, 14 de los 18 equipos informáticos corresponden a la administración anterior. Imágenes del circuito cerrado mostraron las evidencias del momento del retiro de los equipos informáticos de las instalaciones del hospital.
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Según el policía, la directora mencionó que notó el faltante de los primeros equipos informáticos el 14 de julio y formuló la denuncia y el caso ya está también a instancias del Ministerio Público.
“Así también mencionó que en fecha 22 de julio notaron nuevamente el faltante de otro equipo informático que sería del consultorio número dos. Y posterior en fecha de ayer cuando estaban trasladando equipos informáticos de una oficina que funciona para la atención de personas en salud mental, ellos notaron que en una caja faltaba un monitor”, detalló.
Sobre estos últimos hurtos no se radicó aún una denuncia en la comisaría y recién ahora se agregó a la investigación.
“La directora accedió a las imágenes del circuito cerrado donde sistemáticamente estarían sacando los equipos informáticos. Dentro de esta línea investigativa se manejan nombres de funcionarios que estarían designados en esa área. Con el personal de Investigación se está analizando exhaustivamente esas imágenes”, puntualizó.
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