Al escuchar la palabra “leishmaniasis” la vinculamos directamente con los perros, porque estos son el reservorio principal de la enfermedad. Teniendo en cuenta que existen varios tipos de leishmaniasis, como la visceral y la tegumentaria, que puede ser cutánea y mucocutánea, desde La Nación – Nación Media abordamos el tema con un profesional.

La leishmaniasis visceral es una enfermedad que afecta a los órganos internos, produciendo fiebre, decaimiento, vientre abultado y otros síntomas que deben ser detectados a tiempo para salvar la vida del paciente.

Para saber más del tema, hablamos con el doctor Édgar Galeano del Programa Nacional de Control de las Leishmaniasis del Ministerio de Salud, quien explicó que la leishmaniasis visceral es la enfermedad que atienden. “Es una enfermedad transmitida por un flebótomo, que es el vector, al que se conoce comúnmente como karachã y es una mosquilla”, empezó contando el profesional.

Doctor Édgar Galeano del Programa Nacional de Control de las Leishmaniasis del Ministerio de Salud. Foto: Eduardo Velázquez.

Indicó que vector significa que no se transmite de persona a persona o de animal a persona sino que necesita de un transmisor y en este caso es el flebótomo el que actúa como transmisor.

“Le pica a un animal enfermo, infectado. El reservorio principal es el perro y una vez que le pica a un animal infectado, después el flebótomo va y posa, ahí se produce un ciclo dentro de él, que cuando vuelve a picar para alimentarse ya sea a otro perro o a una persona, transmite la enfermedad”, resaltó.

Señaló que desde el Programa Nacional de Control de las Leishmaniasis, que se encuentra dentro del Servicio Nacional de Erradicación del Paludismo (Senepa), el cual depende de la Dirección de Vigilancia de Enfermedades Transmisibles del Ministerio de Salud, el trabajo de ellos es concientizar a la gente acerca de la buena manutención de los animales, eso ayuda mucho, ya que está relacionado con el sistema inmunitario tanto en personas como en animales.

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Comentó además que el Senepa realiza búsqueda en personas susceptibles en el área de foco y la captura de vectores para determinar si hay karachã infectados. También detalló que hasta el momento, en lo que va del año, en el país existen 24 casos de leishmaniasis distribuidos en diferentes áreas.

Promover el bienestar animal

El profesional mencionó que cuando se habla de bienestar animal, quiere decir que se habla del cuidado del mismo. “Un animal bien cuidado, bien alimentado, que recibe un plan sanitario adecuado con su veterinario, es un animal resistente a adquirir la enfermedad. Eso quiere decir que si le pica el karachã, es probable que no precisamente se infecte el animal”, agregó.

Sostuvo que son más propensos los animales que andan errantes por la calle y que no reciben una buena alimentación y un buen cuidado. “Por eso se promueve el bienestar animal, que es tener el animal bien cuidado”, aclaró a LN.

El profesional destacó la importancia del buen cuidado del animal para evitar la enfermedad. Foto: Ilustrativa.

Prevenir y vacunas

Así también, el doctor dijo cómo cuidar al animal para prevenir la enfermedad y aclaró que esto se puede hacer usando collares repelentes, pipetas repelentes. “Esto hace que no le pique el karachã por más de que en la zona haya uno infectado y se puede prevenir de esa forma”, resaltó.

“No podemos decir que no existe, porque ya existen en el mercado vacunas, pero el problema es que debe ser hecho de forma responsable. No es como cualquier vacuna, como una antigripal, sino que el animal debe estar sujeto a un análisis, estudio, diagnóstico por un profesional responsable para ver si es apto”, manifestó.

Y si el profesional dice que sí, que el animal está apto para recibir la vacuna, incluso se habla de tratamientos, pero es de la misma forma, de manera responsable. “En otros países ya existen protocolos de tratamiento. En nuestro país todavía no contamos con uno”, subrayó.

Galeano enfatizó en que es recomendable acudir a profesionales responsables y que no sea sin hacer los recaudos necesarios para determinar si el animal puede ser vacunado o tratado. “Así también, esto conlleva el factor económico, eso es importante, porque tal vez la población en general no pueda acceder a tratamiento o la vacuna por el costo que tienen estos”, apuntó.

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