Federico Bajac es estudiante del último año de la carrera de Ingeniería Aeronáutica y apela a la solidaridad de la ciudadanía para conseguir apoyo financiero, a fin de viajar para defender su investigación en un congreso científico a realizarse en Francia. Según comentó a La Nación, hace unos meses tuvo la oportunidad de trabajar junto a dos docentes de la Universidad Nacional de Asunción en un proyecto de investigación en el área de Ciencias Aeronáuticas.
Una vez culminado, dicho trabajo fue enviado al comité examinador de la Conferencia Europea para Ciencias Aeronáuticas y Espaciales (EUCASS-3AF), que tras una exhaustiva revisión finalmente decidió aprobarlo para que pueda ser presentado de manera formal ante un panel de expertos internacionales del área.
Esto implica que Federico deba viajar próximamente a la ciudad de Lille, en Francia, lugar que será sede de este importante congreso científico, para exponer los detalles de su investigación de forma presencial. Según los cálculos que estuvieron realizando, necesitan alrededor de US$ 8.200 para costear su viaje y el de uno de sus tutores, aunque en caso de no llegar a dicho objetivo al menos debe llegar a la mitad para viajar solo.
Este estudiante cuenta que ya tocó varias puertas, presentando notas a varias instituciones, aunque hasta el momento sigue sin recibir respuesta, por lo que ahora decide apelar a la solidaridad ciudadana para conseguir el apoyo financiero que necesita.
Federico resalta que este proyecto es uno de los primeros que se hicieron en el área aeronáutica en nuestro país y, al ser aceptado en una conferencia internacional de esta envergadura, representa una valiosa oportunidad para representar a Paraguay.
La 9na Conferencia Europea para Ciencias Aeronáuticas y Espaciales (EUCASS-3AF) se desarrollará del 27 de junio al 1 de julio en Francia. Las personas interesadas en ayudar a este joven pueden contactar con él al número 0972 966 137.
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El ave nacional que se apresta a surcar los cielos
- Paulo César López
- paulo.lopez@nacionmedia.com
- Fotos: Matías Amarilla
Un equipo de La Nación/Nación Media visitó el hangar de la carrera de Ingeniería Aeronáutica de la Facultad Politécnica de la Universidad Nacional de Asunción (FP-UNA) con el fin de conocer más detalles del proyecto Tero. En el marco de esta iniciativa estratégica público-privada, un grupo de estudiantes de la casa de altos estudios está trabajando en el ensamblaje de un avión ligero utilitario, que muy pronto servirá para fines académicos, investigativos y de asistencia humanitaria.
El tropel camina sin prisa a través del laberíntico campus de San Lorenzo bajo la tenue llovizna que cae en la mañana de miércoles. En la puerta del hangar del Laboratorio de Aeronáutica de la FP-UNA nos aguardan los integrantes del proyecto Tero, que actualmente trabajan en el ensamblaje de un avión utilitario ligero Zenith CH750.
El director de la carrera, Ing. Adolfo Jara, explicó en primer lugar que esta iniciativa surgió junto con un financista del sector privado, quien como trabajo de tesis desarrolló la idea de impulsar la industria de ensamblaje de este tipo de aviones, que se adquieren a través de un kit cuyas partes deben ser ensambladas a cuenta del comprador.
“Él tenía la idea, los fondos, pero no tenía la mano de obra. Ahí es donde nosotros encontramos esa sinergia. La facultad pone a los estudiantes, el conocimiento, los docentes para ensamblar el avión y, por otro lado, el propietario e interesado financia el desarrollo del proyecto. Entonces se realizó una cooperación e impulsamos una alianza estratégica que queremos hacerla sostenible en el tiempo. Si hay algún interesado en construir su avión, importar las partes y ensamblarlo aquí, nosotros podemos brindar ese apoyo y conocimiento como academia”, expuso Jara.
NAVE ULTRALIVIANA
Seguidamente, uno de los encargados del proyecto, el estudiante del décimo semestre Christian Ortega, refirió que la aeronave biplaza en la que están trabajando está clasificada como LSA (light-sport aircraft), una categoría de ultralivianos. Respecto a las características de la aeronave, detalló que tiene requisitos de tren fijo, 600 kg como peso bruto máximo y una velocidad crucero de 180 a 185 km/h con una visibilidad de 360 grados. En lo tocante a sus dimensiones, la longitud es de 9 metros de ala a ala y un largo de 7 metros desde la nariz hasta el empenaje. Además del piloto y su acompañante, puede llevar una carga de 250 kg.
Mientras realizamos un recorrido para identificar las partes e incluso aportar nuestro grano de arena aplicando remaches al fuselaje o puliendo las piezas, otro de los encargados del proyecto, Mauricio Achucarro, detalló que la máquina “utilizará un motor de 4 cilindros de 118 hp de potencia que será refrigerado a aire. Va a ser de baja compresión, por lo que va a poder utilizar combustible de 95 a 97 octanos, el mismo de los automóviles, con una autonomía aproximada de 5 horas y un consumo de 20 litros por hora. Esto lo vuelve altamente eficiente, pues puede cubrir en unas dos horas una trayectoria que un vehículo en tierra realizaría en unas ocho horas prácticamente al mismo costo. Sin problemas uno podrá ir al Chaco y volver nuevamente”, expresó.
Si bien me cuento entre los que creen que el conocimiento y el saber hacer valen por sí mismos, sucumbo momentáneamente a la tentación del utilitarismo y les inquiero sobre el uso que se dará al avión. Aunque esto atañe estrictamente al propietario, Ortega supo explicar que las características de la aeronave y las licencias con las que cuentan los pilotos que la tripularán determinarán que funcione con fines no comerciales.
Por ejemplo, podrá realizar vuelos de observación y reconocimiento durante labores de emergencia como incendios forestales e inundaciones, aportando información desde el aire a las fuerzas operativas en tierra. Así también, será empleada en el marco proyectode labores de investigación y formación académica, ya sea como medio de transporte o para el aprendizaje en la formación de futuros ingenieros y mecánicos que estarán a cargo del mantenimiento y reparación. Todo esto sin perjuicio del uso recreativo.
KNOW HOW
De esta manera, la alianza está desarrollando un know how que abre el camino a una eventual eclosión de la industria aeronáutica en el Paraguay, un rubro que de buenas a primeras podría no aparecer como opción de inversión en nuestro medio.
No obstante, de acuerdo a los responsables del proyecto, la demanda de este sector industrial, que requiere de mano de obra altamente especializada y genera productos de alto valor agregado, puede ser cubierta por los ingenieros que está produciendo la academia paraguaya.
Así, los estudiantes de la carrera de Ingeniería Aeronáutica no solo salen con un conocimiento teórico de la disciplina, sino también siguiendo una línea práctica mediante la cual adquirirán una experiencia laboral, lo que en el futuro podría atraer a empresas interesadas en aprovechar las ventajas comparativas que ofrece el país.
“Esto puede ser muy importante para el Paraguay porque esta empresa fabricante ya sabe que hay gente calificada para ensamblar aviones en el país y esto podría atraer a esta u otras empresas para traer sus componentes y ensamblarlos acá. Esto sin duda generará un intercambio de lazos y conocimientos, lo cual hará crecer la aeronáutica nacional”, remarcó Ortega.
CELEBRACIÓN
Nuestra visita coincidió con el cumpleaños de Luciana Coronel, una joven estudiante de 22 años de la carrera de Ciencias de la Información que colabora en el proyecto. Luciana relató que anteriormente realizó un curso de pilotaje, contando ya en su haber con 40 horas de vuelo. Sin embargo, por cuestiones de salud tuvo que retirarse momentáneamente de la actividad, pero sigue cultivando su pasión por la aeronáutica aportando al proyecto desde su área de especialidad, que es el manejo de la información.
“Para mí es un proyecto muy innovador. A mí siempre me atrajo la aeronáutica y ahora estoy aportando desde la documentación, si se necesitan auspicios, notas, redacción, publicaciones, porque hay muchos documentos que tienen que moverse y yo ayudo en todo eso”, indicó entusiasmada la homenajeada del día en tanto nos disponíamos a sentarnos a la mesa para disfrutar del asado de confraternidad al que fuimos invitados a tomar parte.
Visión global
Si bien el ave nacional del Paraguay es el pájaro campana, el tero es una especie característica de nuestro medio. En honor al Vanellus chilensis fue bautizado este proyecto que, además, es el acrónimo de Training, Education, Research, Opportunity (entrenamiento, educación, investigación y oportunidad), que componen la visión global del equipo.
Respecto a cómo el diseño final haría honor a este nombre, Ortega adelantó que próximamente se realizará un llamado a concurso para recibir propuestas de cómo pintar la aeronave para que su aspecto represente lo más fielmente posible a esta peculiar especie botánica.
Los integrantes del equipo invitan a los entusiastas de la aviación y al público en general a estar atentos a las redes sociales sobre los avances del proyecto y el concurso que se realizará para elaborar el diseño final.
Instagram: @tero.750
Tiktok: Tero.Project
Facebook: Proyecto Tero
Un gran activo
El financista de esta empresa, el oficial retirado de la Armada Tomás Vera, explicó que el proyecto de ensamblaje de la aeronave es la prueba de concepto de su doctorado en Defensa, Desarrollo y Seguridad Estratégica Nacional del Instituto de Altos Estudios Estratégicos para mostrar que en el país existe la capacidad de desarrollar la industria aeronáutica empleando instalaciones y personal del Estado con aporte privado.
“Acá tenemos un activo impresionante que son los jóvenes formados y con ganas de trabajar. Si tenemos infraestructura, si tenemos conocimiento, si tenemos herramientas básicas y, lo más importante, ganas, se puede sumar la experiencia académica de alto nivel con el sector privado para ganar experiencia a nivel país. Yo pienso que es un proyecto en el que ganamos tanto la universidad como yo en mi calidad de financista”, aseguró.
Sobre el monto de la inversión, manifestó que el valor de la compra del kit de componentes ascendió a unos 120.000 dólares, incluyendo estructura, aviónica y motor, sin contar los gastos del despacho, impuestos y otros accesorios. Todo esto también sin incluir la infraestructura como el hangar y la mano de obra, que son aportes de la universidad. Vera subrayó que este es un proyecto de vital importancia para el país, ya que constituye una herramienta necesaria y urgente no solo con fines comerciales y científicos, sino también por razones de seguridad estratégica.
“La aviación es una de las actividades más caras en el mundo en todos los sentidos: el costo de la aeronave, el costo de alquiler, el costo de mantenimiento, de piloto, pero si se puede llegar a un acuerdo con apoyo del Estado, la academia y el sector privado, se puede generar algo accesible. La universidad ya tiene experiencia en drones no tripulados, ahora vamos a tener un dron tripulado”, remató.
Proyecto Jaguarete
Otra de las iniciativas que están siendo llevadas a cabo por la carrera de Ingeniería Aeronáutica es el proyecto Gispa (Grupo de Investigación de Sistemas de Propulsión Aeroespacial), que está dirigido por el Ing. Félix Kanazawa.
Este equipo participará del 9 al 14 de junio próximo de la International Rocket Engineering Competition, la mayor competencia de cohetería del mundo, que tendrá lugar en Texas, Estados Unidos.
En el Laboratorio de Aerodinámica y Motores, el estudiante Marcelo Galeano nos explicó que el proyecto de investigación que están realizando es el desarrollo de un propelente, es decir, un tipo de combustible.
Para testear este carburante están elaborando el cohete Jaguarete I, que será lanzado en nuestro país a manera de prueba. A la par, con el Jaguarete II se están preparando para la competencia internacional, que es la más prestigiosa del mundo a nivel universitario y que contará con la participación de unos 170 equipos de todo el orbe.
“Este cohete tendrá tres secciones, la parte electrónica, el motor y en la punta el paracaídas. Este cohete es de doble evento. Esto quiere decir que cuando llega al apogeo, es decir la parte más alta, va a desplegar un primer paracaídas más pequeño para reducir la velocidad de su caída, entre 20 a 30 metros por segundo. Luego, cuando se encuentre a unos 500 metros se va a desplegar el paracaídas más grande, con el que descenderá lentamente para llegar al suelo”, indicó.
El fuselaje está hecho de fibra de vidrio y las aletas son de aluminio recubiertas de fibra de carbono, con un peso total de 20 kilogramos, una velocidad de 1.100 km/h y será manejado desde dos computadoras. Esto a raíz de que la competencia exige un sistema de redundancia, es decir, un medio de control alternativo en caso de fallas. Así también, cuenta con un sistema de GPS tanto para la trasmisión de datos en tiempo real durante el ascenso como para la localización tras el aterrizaje. “La complejidad de la competencia es la siguiente: la exigencia es llegar a 10.000 pies de altura (unos 3.000 metros), ni más ni menos. Por eso hay que hacer el cálculo exacto del peso, de la aerodinámica, del arrastre, para que el combustible –que es sólido por cierto– dé para llevar ese peso hasta esa altura y se consuma todo para empezar a descender. Si se pasa o no se llega a esa altura, se pierden puntos. Todo esto requiere un trabajo previo de cálculo aerodinámico, estructural, simulaciones de las aletas y del cono”, añadió.
Además de ello, el cohete debe transportar una carga útil, es decir un experimento científico. En este caso el equipo está desarrollando para demostración de tecnología un mecanismo de toma de muestras biológicas de aire para el análisis de partículas halladas a la mencionada altura.
Las pruebas y simulaciones se realizan a través de un software y las piezas, ya sea de este u otros dispositivos, también pueden ser ingresadas a un túnel de viento que simula las condiciones naturales como la presión atmosférica para medir el arrastre, la resistencia del material y su capacidad aerodinámica.
Actualmente el equipo está buscando ayuda económica para el viaje y estadía en los Estados Unidos, pues el traslado y la movilidad al interior del país anfitrión corren por cuenta de los participantes.
Las personas interesadas en brindar su aporte pueden comunicarse a la cuenta de Instagram @gispafpuna.
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Futuro ingeniero diseñó mecanismo de despliegue para antenas de nanosatélites y competirá en Uruguay
Karina Ríos
karina.rios@nacionmedia.com
Un estudiante del último año de la carrera de ingeniería aeronáutica de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), cuyo sueño es convertirse en un destacado profesional en su área, demostró todo su potencial diseñando un mecanismo de despliegue para antenas de nanosatélites. Este proyecto será presentado en la jornada de jóvenes investigadores en Uruguay.
Hablamos de Eduardo Jair Freitas Morel, de 29 años, oriundo de Villarrica. Desde pequeño, sentía curiosidad por los artefactos electrónicos y pasaba la mayor parte de su tiempo desarmándolos, en su afán de ir descubriendo más allá de lo que a simple vista se podía apreciar.
“Mis padres encontraban todas las cosas desarmadas y siempre andaba con un destornillador, le metía mano a todo lo que podía desarmar. A los 19 años me empecé a interesar por las aeronaves, especialmente las de combates”, comentó Eduardo durante una amena entrevista con La Nación/Nación Media.
Fue a esa edad que fijó su interés por la ingeniería aeronáutica, pero ninguna universidad nacional contaba con esa carrera, por lo que uno de sus planes era viajar a Argentina para cumplir ese sueño. “En el 2013 se abrió la carrera en Paraguay, en la universidad nacional y me preparé para el ingreso. Antes de eso mi idea era viajar para seguir mis sueños”, expresó.
Un sueño hecho realidad
El trabajo final de grado de Eduardo, que está elaborando para recibir el título de ingeniero aeronáutico, trata de un prototipo de los mecanismos para liberar las antenas que van a bordo de los nanosatélites. “Mi idea era introducir a la academia en lo que es la ciencia espacial y la ingeniería aeroespacial”, confirmó.
Este prototipo hace que las antenas sean liberadas cuando los satélites están en órbita, desde una computadora que logra establecer comunicación, intercambio de datos y enviar comandos desde la estaciones terrenas existentes para controlar toda la misión de estas aeronaves.
En Uruguay
El prototipo de Eduardo se encuentra entre los cuatro seleccionados para competir en las 31° Jornadas de Jóvenes Investigadores, organizada por la Asociación de Universidades Grupo Montevideo, que se desarrollará los días, 6, 7 y 8 de noviembre de 2024, en Uruguay.
“El GuaraníSat-1 fue el primer nanosatélite paraguayo elaborado por egresado de la UNA, como continuación de esa misión, el objetivo es realizar satélites con mano de obra totalmente paraguaya. Esta fue la principal motivación del prototipo con materiales de bajo costo y fáciles de adquirir a nivel local”, confirmó.
El trabajo de investigación “Diseño e implementación de un prototipo de mecanismo de despliegue de antenas para nano satélites”, de Eduardo Jair Freitas Morel, acompañado por Luis Miranda Kunert, ingeniero de la Agencia Espacial del Paraguay; Jorge Chaparro, estudiante de la Facultad de Ingeniería y Adolfo Javier Jara Céspedes, coordinador del grupo de Investigación en Formación en Tecnología Espacial (GITE), se realizó en conjunto con la Agencia Espacial del Paraguay.
Estudiar carreras innovadoras
El principal objetivo de nuestro entrevistado es terminar la carrera para trabajar en el país; también le interesa viajar al exterior y potenciar sus estudios mediante becas. “Me interesaría ingresar al mercado laboral de lo que es la aeronáutica y por qué no, las ciencias espaciales, que es algo muy innovador y se está asentando a nivel local”, indicó.
Agradeció a la Agencia Espacial, donde le dieron la oportunidad de involucrarse en la ingeniería de sistemas aeroespaciales y a sus tutores, que depositaron sus conocimientos en el trabajo. “Mi mensaje para los jóvenes es que se animen a estudiar carreras diferentes, que traen cosas buenas al país, que prueben cosas diferentes. No se rindan, hay momentos en que nos cansamos, pero debemos meterle ganas porque todo se puede lograr”, concluyó.
Datos claves
- El prototipo fue seleccionado de un total de ocho trabajos presentados por la FP-UNA, en las XVIII Jornadas de Jóvenes Investigadores de la UNA.
- Con el lema: “Educación Superior, Bienestar Colectivo y Convivencia Democrática”, las 31º JJI AUGM reúne a estudiantes de grado y de posgrado, docentes en formación, becarios de investigación, de las universidades de AUGM.
- Jornadas de Jóvenes Investigadores se desarrollará los días, 6, 7 y 8 de noviembre de 2024, en Uruguay.
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Pámela Bóveda Aguirre: una pionera de la Ingeniería Aeronáutica en nuestro país
Es la primera mujer de nuestro país en recibirse de Ingeniera Aeronáutica. En la piel, tiene tatuado el cielo, las estrellas y un cohete; en su corazón, una pasión heredada: el amor por los aviones.
Por: Natalia Delgado
“Mi pasión por el espacio, los aviones y los cohetes se remontan a mi infancia. Cuando mi tío me llevaba en sus hombros a caminar por las calles oscuras del barrio, explicándome que los marineros utilizaban las estrellas para guiarse”, rememora.
Desde muy pequeña esa pasión se fue alimentando, ya que su papá y su tío son también ingenieros. “El mayor desafío de haber elegido la carrera de Ingeniería Aeronáutica fue que en el año en que yo terminé el colegio (2007) la carrera no existía aun en Paraguay”, explica Pamela.
Siendo prácticamente una adolescente aún, y con el apoyo de su familia, decidió mudarse a la Argentina para cumplir ese sueño. Ese cambio al principio fue muy difícil, debido a que no solamente debía vivir en un lugar nuevo, lejos de su familia; también por la exigencia a nivel académico.
“Cuando los aplazos vinieron fue muy difícil, ya que nunca en mi vida me había aplazado. Siempre fui la mejor alumna, pero estando allá sola, lidiando con el día a día y un nivel académico alto; todo fue diferente. Y la verdad que al ver a tantos compañeros que dejaban la carrera me hacia pensar que eso era lo que también me ocurriría”, confiesa.
“Durante mi época de estudiante tuve que darle una pausa al jiu jitsu (su otra pasión). Locual no me afecto de manera positiva, y también sufrí el suicidio de un amigo muy cercano, cosa que tampoco ayudó”, recuerda.
A pesar de las adversidades que Pamela debió afrontar en su camino, no bajó los brazos y continuó. Su familia y el amor por su profesión la motivaron a perseverar. Y hoy cuenta que todo ese apoyo de sus seres queridos y cercanos fue l oque le dio las fuerzas necesarias para alcanzar la meta.
La sorpresa de ser la pionera
A inicios de su formación académica eran 30 jóvenes con la ilusión de ser ingenieros, y al finalizar en el 2014, fueron cinco los que recibieron el título, siendo ella la única mujer de la promoción. Tiempo después retornó a nuestro país.
Para su sorpresa de ella, cuando llegó el momento de hacer los trámites para validar su título en Paraguay, recibió una grata información. “Cuando validé mi título en el Ministerio de Educación me dijeron que ¡era la primera Ingeniera Aeronáutica de Paraguay!”, describe.
En cuanto a la inserción laboral, cuenta que no fue tan fácil, pero que al cabo de cierto tiempo logró conseguir trabajo en su área. “Tuve la dicha de trabajar en talleres de mantenimiento como Latourrette y Parini de aquí de Paraguay y en Aerolíneas Argentinas por 4 años. Hoy en día trabajo para mi propia consultora (Vokvi), la cual fundamos con un ex compañero de Argentina y para una empresa europea en proceso de certificación para abrir su taller de mantenimiento en nuestro país.”.
Las ganas de seguir progresando y destacarse la llevaron a tomar nuevos desafíos, y en el 2021 recibió su segunda maestría de la fuerza aérea, enfocada a la Contribución de la Industria Aeroespacial al Desarrollo Sostenible del Paraguay, de la mano del propio presidente de la república.
“En la Fuerza Aérea Paraguaya, específicamente en el CIAERE, donde me especialicé en Política y Estrategia Aeroespacial. Gracias al curso tuvimos la oportunidad de viajar por el interior del país, así como al exterior sumando aprendizajes en varias áreas y mi tesis de maestría fue la única de la promoción en materia espacial”, detalla Pamela.
Una mochila cargada de experiencias
Su profesión la llevó a vivir experiencias inolvidables como viajes por el mundo, empaparse de otras culturas y codearse con colegas de vasta trayectoria. También la oportunidad de trabajar en el exterior, sumar experiencia y conocimientos.
“Viviendo en el extranjero siempre intenté involucrarme en todo lo referente a aeronáutica y espacial de Paraguay. Contribuí a la Agencia Espacial del Paraguay (AEP) varias veces, publicando mi tesis, disertando online y formando parte del panel Space For Women en una conferencia”, comenta.
Y agrega: “Me gustaría hacer un doctorado en Ing. Aeroespacial y/o Propulsión Aeroespacial más adelante, cuando tenga más tiempo”. Pamela se convirtió en la pionera de la Ingeniería Aeronáutica y Espacial en nuestro país, sin preverlo o dimensionarlo, simplemente persiguiendo sus ambiciones y no dándose por vencida.
Ahora es una referente para las mujeres que vengan después de ella en esta profesión, continúa aportando al crecimiento de esta área en Paraguay y colaborando en la formación de las nuevas generaciones.