La Patrulla Caminera continúa con el operativo Semana Santa en las diferentes rutas del país, buscando garantizar la seguridad y la circulación de los automovilistas, atendiendo a la gran cantidad de personas que se moviliza hacia el interior del país desde Asunción y otras ciudades del departamento Central.
El inspector Arnaldo González explicó que los controles se extenderán hasta el domingo 17 de abril en el marco del operativo retorno desde el interior del país y desde la institución instan a los conductores a estar en regla y respetar las normas de tránsito para evitar inconvenientes en las rutas.
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“Las rutas nacionales y departamentales son potestad de la Patrulla Caminera y eso se había decretado por ley. El reglamento establece que el conductor debe exhibir los documentos al inspector que está controlando, principalmente la licencia y la habilitación municipal”, explicó el inspector a los medios de prensa.
Sostuvo que la revalidación de la licencia, normalmente conocida como perforación, la Patrulla Caminera no controla, sí el vencimiento de la misma y que dura cinco años. El operativo se desarrolla a nivel país conforme al plan de actividades indicado por la dirección operativa y de control.
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Los inspectores de las seis coordinaciones regionales del país de la Caminera trabajan de forma conjunta con la Policía Nacional a través del Sistema 911, dentro de sus respectivas áreas de competencia, buscando evitar accidentes de tránsito y que los conductores respeten las normas para la circulación por las rutas.
La institución estatal pide también realizar un chequeo a los neumáticos, atendiendo a que pueden ocasionar accidentes en caso de estar en mal estado, y recomienda el uso de cinturón de seguridad para todos los ocupantes, utilización de sillas especiales para el traslado de niños y a los conductores no ingerir bebidas alcohólicas.
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Senacsa inició muestreo antiaftosa para blindar la competitividad de la carne
El Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal (Senacsa) inició el Muestreo Seroepidemiológico Nacional 2025, una herramienta clave para sostener la competitividad de la carne paraguaya en los mercados internacionales.
En la primera semana se muestrearon 254 establecimientos y se tomaron 6.419 muestras para demostrar la ausencia de transmisión del virus de la fiebre aftosa, lo que representa un 25,4 % de avance del plan.
De forma paralela, se llevó adelante el operativo destinado a evaluar la eficacia de la vacunación aplicada al hato bovino. En este frente, se alcanzó un muestreo de 117 establecimientos con 1.392 muestras, equivalentes a un 23,4 % de avance. Estos resultados iniciales confirman la solidez del sistema de control sanitario del país y refuerzan la confianza en la trazabilidad de la producción pecuaria.
El impacto económico de estas acciones es directo. Paraguay destina más del 60 % de su producción cárnica a la exportación y la fiebre aftosa constituye la principal amenaza para la estabilidad de estos envíos.
Desde Senacsa afirman que cumplir con los estándares internacionales no solo permite mantener abiertos los mercados actuales, sino también aspirar a destinos de mayor valor agregado, donde la certificación sanitaria es un requisito innegociable.
Con este nivel de avance en la primera semana, Senacsa transmite al sector productivo y a los compradores externos una señal de previsibilidad. La transparencia en los datos y la eficacia en los procedimientos convierten al muestreo en un blindaje económico para una de las cadenas de valor más relevantes del país, que sostiene miles de empleos y aporta un peso significativo al Producto Interno Bruto (PIB).
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Cabe recordar que días atrás, los presidentes de las veinte regionales de la Asociación Rural del Paraguay (ARP), en representación de productores pecuarios de todo el territorio nacional, rechazaron de manera categórica cualquier intento de levantar la vacunación contra la fiebre aftosa mientras no existan beneficios concretos, significativos y debidamente comprobados para el sector y para el país.
“Un brote de fiebre aftosa significaría no solo un golpe devastador para miles de productores, sino también para la estabilidad económica nacional, el empleo rural y la confianza internacional en nuestra carne”, manifestaron.
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Patrulla Caminera destaca el éxito del Rally Mundial
Desde la Patrulla Caminera celebran la exitosa culminación de la primera edición del World Rally Championship (WRC) en Paraguay. No se reportaron incidentes durante el operativo desplegado para orientar el tránsito durante la competencia automovilística.
“Lo que dejó el Rally Mundial fue un espectáculo del deporte motor que se dio en el sur del país, por lo que los inspectores nacionales estuvieron abocados al servicio de regulación del tránsito tanto en el sur como posteriormente para el retorno aquí en la zona central, en donde no hubo inconvenientes”, señaló la inspectora Patricia Ferreira a la 1020 AM.
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La vocera de Relaciones Públicas de la Policía Caminera afirmó que el día de ayer domingo, el tránsito ya se regularizó alrededor de las 21:30 horas, en que todos los inspectores estuvieron en formación al culminar sus labores.
“Admiramos esto y damos nuestras gracias también a los ciudadanos que se comportaron en este Rally Mundial. No hubo inconvenientes en el sur del país, por lo que los inspectores nacionales pudieron realizar a cabalidad su servicio especial.”
Así también, mencionó que los espectadores estuvieron informados de las coordinaciones tanto de la Patrulla Caminera como de los organizadores del evento internacional.
“El comportamiento fue espectacular también de los ciudadanos que fueron a ver este Mundial de Rally”, resaltó.
Según Ferreira, no se registraron casos de personas alcoholizadas al volante, respetando la prohibición de conducir en estado etílico. “Los ciudadanos acataron esta normativa y no se registraron incidentes al respecto”, expresó.
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De recuerdos, viajes, brindis, amaneceres, aprendizajes y contar historias
Con cada viaje aprendí la relevancia de enhebrar microhistorias que –como primeras versiones de algunas historias– serán la historia que otros y otras habrán de contar.
- Por Ricardo Rivas
- Periodista X: @RtrivasRivas
- Fotos Gentileza
La que pasó fue una semana de y con recuerdos. Algunos en soledad y otros, con amigos y amigas. Confieso que he viajado. Mucho. Más de lo que pude imaginar desde niño que –supongo– por desconocer que era posible llegar a todas partes, viajar no era imaginable. Pero, desde que comencé a hacerlo casi con exclusividad para ejercer el oficio de periodista o para estudiar, lo que de esos desplazamientos guardo y resguardo son sabores, imágenes, luces, sombras e interrogantes que –después de tantos años de tenerlos– me atrevo a pensar que carecen de respuestas.
¿A dónde van a parar las palabras no dichas, los deseos no expresados, los sueños perdidos, los corazones rotos, las personas que perdimos en el camino...?, me pregunté una y otra vez en una playa desierta donde solo escuché durante largas horas el ruido del mar.
Aquella misma noche, sin embargo, mirando fijamente el agua que mojaba mis pies, me animé a pensar que, aunque me gusta el mar, disfruto más del Río de la Plata que conocí de pequeño. Y supe entonces que lo extraño porque aquel río que conocí, que nos recibía, que nos dejaba entrar en él para bañarnos, divertirnos y hacernos felices, ya no es. El río que amo y no dejo de amar es aquello que nos dio y ya no nos puede dar porque enfermó.
AMANECERES
Viajar es parte importante de mi vida. Fascinante. Querer conocer historias, personas, personajes para preguntarles con frecuencia deviene en pulsión. Después de una de mis tantas ausencias, en una larga charla le confesé a Cristina, mi amadísima esposa y compañera, que también viajo porque disfruto de coleccionar soles nacientes. Las atesoro. Son momentos –instantes, acaso– muy particulares. Especiales, en los que el tiempo puede medirse a partir de los vertiginosos cambios de tonalidades con los que nos envuelve cada nuevo día.
En Buenos Aires al sol le cuesta ganar altura. Enormes edificios le quitan protagonismo y espacio. La gama de los grises, cuando el día comienza en algunos lugares de las tierras altas en Escocia, sin dudas, asombra. Ver cómo se asoma el sol desde las costas del Atlántico Sur, en Mar del Plata, encandila. Los amaneceres en torno del mar Muerto o en la mismísima fortaleza de Masada, en el desierto de Judea, en el sur de Israel, conmueven y contrastan con la palidez de los primeros cielos de cada jornada en Santiago de Chile o en Ciudad de México.
Pero no recuerdo ningún amanecer con los que tantas veces me embeleso como en mi querida Asunción cuando la bahía se enciende. No tengo memoria en Nueva York de amaneceres deslumbrantes. Como en Buenos Aires, allí triunfa el cemento y en las décadas más recientes le disputan el podio a Febo los cristales que reflejan sus rayos. En la China gigantesca también encontré amaneceres inolvidables. En el sur, especialmente. Y, en una ocasión, desde la Gran Muralla. El sol es atrapante. Y buscarlo es sustancial en la vida del viajante. Tanto para llegar a otro destino como… “a buen puerto”.
Cada lugar deviene en búsqueda y, por cierto, siempre existe aquello que el viajero habrá de buscar y, tal vez, podrá encontrar. Tuve un tiempo en que incansablemente procuré sentarme con amigos, amigas o, en soledad, para beber o transcurrir en aquellos lugares donde alguna vez lo hiciera Ernest Hemingway.
UNA PERSONALIDAD ATRAPANTE
Allá por el 1995 durante varias horas en el Aeropuerto Internacional del Galeão, en Río de Janeiro, dialogué con Martha Ellis Gellhorn (1908-1998), quien fuera la tercera esposa de Hemingway por cinco años desde 1940. Escritora y periodista, como corresponsal de guerra fue la única colega que acompañó a las tropas aliadas en Normandía y desde el campo de batalla reportó el Día D, el 6 de junio de 1944.
Una personalidad atrapante que en 1943 dejó a Ernest en la finca El Vigía, donde convivían, cerca de La Habana, Cuba, para ir a cubrir la Segunda Guerra Mundial desde Italia. Con el tiempo también trabajó en Vietnam y en Panamá, cuando la invasión norteamericana en 1989. ¿Y qué hace aquí, en Río? “Un reportaje sobre las favelas que publicaré en la revista ¿A qué bar cubano iba Hemingway? “Al Floridita”, respondió.
Poco menos de tres años después supe que murió a los 89. Tal vez, por suicidio, trascendió. No lo creo. En su honor, años más tarde, en un atardecer entré en El Floridita y ordené “un daiquiri como el que tomaba Hemingway”. Azúcar, limón, ron blanco Baccardi, hielo y cinco gotas de Marrasquino. Una delicia para endulzar las historias de siempre sobre una revolución que nunca termina. Tal vez, aquella noche, haya bebido de más. Me largué a caminar por el malecón. Recuerdos.
“Aquí, en Washington D. C., más exactamente en Capitol Hill, en WH (White House) y sus alrededores, el poder se siente. Se percibe. Se puede oler y hasta beber. El poder nos devora”, dijo durante un after office, en 1992, un líder parlamentario norteamericano que amablemente departía con un grupo de becarios argentinos entre los que me encontraba. Nunca olvido esas palabras. Valen allí y en todas partes. Duras, descarnadas, precisas.
Viajar también es conocer el poder. Recuerdos. Apenas ocho días atrás mi querido amigo-hermano Augusto dos Santos cumplió años. Con él en Asunción –unos 1.650 kilómetros al norte de Mar del Plata, en Argentina, uno de mis lugares en el mundo desde donde lo busqué para saludarlo– como desde largo tiempo nos comprometimos a un pronto encuentro para levantar una copa (o varias, en verdad) para celebrar tan relevante acontecimiento como, sin duda alguna, lo es su natalicio.
PRÁCTICA SOCIAL
La palabra brindis, afortunadamente, siempre nos acompaña. Es una de nuestras fraternas prácticas sociales que profundizamos donde nos encontremos. Siempre nos prometemos y comprometemos a brindar y en cada oportunidad en que nos reunimos, cumplimos. Nada nuevo. Aunque, si de brindar se trata, siempre es posible aprender algo de esa costumbre que nos llega desde lejos.
Recuerdo que fue en Buenos Aires, en un atardecer cualquiera, cuando en el piso 17 de un lujoso edificio ubicado en la esquina de las calles Florida y Paraguay, solo a un par de cuadras de distancia de la plaza San Martín, cuando lo supe. Allí, en torno de una vinoteca con cava propia bien provista departíamos sobre todo y casi nada. De pronto, la voz de una mujer huesuda, pelirroja, con un copón bien provisto en su mano derecha, que aseguró ser doctora en antropología, comentó que “hay evidencias ciertas que dan cuenta de que desde unos 170.000 años en Sudáfrica se practicaba el brindis”.
Irremediablemente ganó nuestra atención. Con impronta soberbia y aires académicos añadió que “más acá en el tiempo y con mucha más precisión, puedo decirles que el hábito de chocar las copas –por decirlo de alguna manera– como lo hacemos esta noche, podría haberse extendido en Europa en tiempos del Paleolítico Superior que se inició unos 40 mil años atrás, después de la última glaciación y la irrupción verificada del Homo Sapiens”.
Todo el lugar y la atención de quienes allí nos encontrábamos era ella y los conocimientos que contenía su palabra. Claramente observé que disfrutaba en plenitud de la situación que se creó entre ella y ese público exclusivo. Se la percibía feliz. Tan feliz que era posible imaginar que frente de nosotros alguien disfrutaba de algo muy parecido a la idea de los quince minutos de fama de los que hablara y anunciara Andy Warhol allá por los 70.
Pero ningún happy hours es para clases magistrales. ¿“Grazie mille por su aporte y conocimiento dottoressa”, dijo con solemnidad un italiano que aseguraba ser nórdico, se presentaba como “el conde don Giovanni” y que en cada anochecer que conseguía localizar e instalarse en una reunión entre amigos entregados a las libaciones fraternas, se sumaba sin invitación y luego de beber –casi siempre en abundancia– discretamente se retiraba… sin pagar. Prolijo y consuetudinario escapista aquel noble de alguna corte seguramente imaginaria y milagrosa. Brindo por su recuerdo y por aquel momento inolvidable.
EL TIEMPO EN LOS LABIOS
Hoy, unas pocas horas atrás, desde Barcelona, ese destino más que disfrutable y entre mis afectos al que en todo momento estoy dispuesto para regresar, quien de niño fuera Tito –para todos y todas en el Bajo Belgrano, nuestro pueblo natal en Buenos Aires y desde un cuarto de siglo se reconoce y lo reconocen en las playas mediterráneas como Angelillo– me contó cuál es el nuevo trago que consumen los ricos y famosos en el Paseo Marítimo barcelonés. “El temps als teus llavis, lo llama Yeray Monforte, su creador, y cuesta mil euros…”.
Lo interrumpí para dejar sentado que en nuestra próxima vez nada ni nadie habrá de tentarnos con esa bebida de autor que en la carta del barman que firma el propio Monforte la ofrecen como “time in your lips”, trago con el que de ninguna manera tenemos la posibilidad de calmar con ella nuestra sed de amistad fraterna. Pero, cuéntame, Angelillo, ¿con qué ingredientes lo prepara? “Toma nota: tequila Gran Patrón Burdeos, champán Louis Roederer Cristal Rosé 2014 y… oro de 25 quilates”.
Enmudecí. “Se sirve en Shôko Restaurante & Lounge, en la playa y es el cóctel más caro de España”, añadió. ¿Una nueva era de la opulencia en ciernes?, me pregunté en silencio. Tal vez, pero… habrá que ver e incluso redefinir opulencia en tiempos de los que respetables académicos y pensadores llaman “oligarquías tecnológicas”.
No es para nosotros, pensé, y creo que acierto aplicando el plural sin faltar a la verdad. Nos despedimos. No había mucho más para decir. Que el oro se puede ingerir de ninguna manera es novedoso, por cierto. Varias décadas atrás, en “La posada La Chimère”, en Buzios, el querido Gato Dumas (1938-2004) me comentó que el oro es antiinflamatorio y que en la India lo prescriben para mitigar los efectos de la artritis y el reuma.
Recuerdo que aquel grande de la gastronomía –y de la amistad– fue más allá para precisar que en ese país se consumen entre 12 y 14 toneladas de oro comestible cada año porque se trata de un ingrediente infaltable en todo tipo de celebraciones. Al parecer –palabra más, palabra menos– añadió que los egipcios en la antigüedad incluían el oro en la dieta alimenticia de nobles y sacerdotes. Igual que en aquella larga noche en Buzios que concluyó con cantos en la playa en torno de un fuego que declinó en la madrugada hasta apagarse minutos antes de clarear, incomprendo.
EL PODER
“El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente”, sentenció John Emerich Edward Dalberg-Acton (1834-1902), también conocido como lord Acton. Sospecho –y aunque admito que arriesgo al expresarlo– quiero creer que con esas palabras fue a fondo con sus pareceres críticos para con ricos y famosos (como los llamaríamos por estos días) al igual que con aquellas y aquellos que destilan vocación de poder para vivir en, de, desde y del poder alejados de toda posibilidad de servir sin ser servidos por serviles. Volví al presente. “La historia se repite dos veces, primero como tragedia y después como farsa”, sostiene Karl Marx (1818-1883) en “El 18 de Brumario de Luis Bonaparte”, una de sus obras.
En 2017, cuando por cuestiones académicas estuve por un tiempo –nunca suficiente– en China, mi querido amigo Shen An –periodista y académico relevante muy respetado en el Imperio del Centro– mientras caminábamos con un grupo de amigas y amigos por los bellos senderos que rodean al Monte Púrpura, en la periferia de la ciudad de Nanjing, provincia de Jiangsu, situada en el delta del río Yangtsé, me contó que allí estaba enterrado un emperador que varias veces –desde el más allá– se quejó porque no lo dejaban tranquilo en su sueño eterno.
Pasa que Nankin –como muchos chinos y chinas prefieren llamar a aquella ciudad bellísima– crece e inevitablemente es más ruidosa. Durante largo tiempo llamada Tianjing, la “capital del cielo”, se la señala además como “la ciudad de la educación, la ciencia, la cultura, el arte y el turismo”. Aquel fue un día extenuante. Realmente. Pero fue además un armonioso momento para conocer historias atrapantes.
Frente al mausoleo Ming Xiaoling, donde se encuentra enterrado el emperador Hongwu (Zhu Yuanzhang), fundador de la dinastía Ming, An pausadamente me hizo saber que allí también descansa el emperador Qin Shi Huang (259 – 210 aNE), que en el 221 aNE lideraba el muy pequeño Estado de Qin. Pese a esa situación territorial adversa, consiguió reunir a todos los reinos de entonces e inmediatamente se proclamó “Shi Huangdi”, categoría que tradujo como “primer emperador”.
“En esa condición, Qin unificó a China”, explicó Shen. Pero pese a aquel logro político tan importante, no se sentía completamente feliz porque el segundo objetivo personal que procuraba alcanzar era mucho –muchísimo– más complejo. El primer emperador de la China unificada, Qin Shi Huangdi –ya poderoso– deseaba la inmortalidad.
ELIXIRES
¡Insaciable! Alquimistas y sabios taoístas –idóneos epocales– reconocidos mixólogos recomendaron al Shi Huangdi la ingesta de mercurio que presentaron como un ingrediente que nunca debía faltar en sus bebidas. Para los seguidores de Lao Tse, el mercurio –“con vitalidad propia”– actuaba sobre el organismo como un restaurador del equilibrio para prolongar indefinidamente la vida.
Aunque cueste creerlo, desde entonces y hasta casi el fin de siglo XIX parcialmente esas creencias se mantuvieron. De hecho, los que se conocieron como “elixires de la inmortalidad” invariablemente contenían compuestos de mercurio, aunque con llamativa frecuencia a esas recetas magistrales se les añadía oro y/o jade, cuyas propiedades y efectos no eran demasiado claros, pero los segmentos sociales más altos los consumían ostensiblemente.
¡Increíble! Con Shen An reímos. Aunque inmediatamente, el viejo colega que alguna vez fue el corresponsal jefe al que reportaba desde Buenos Aires, en perfecto español con acento chino, concluyó con la historia del primer emperador chino. ““El histórico –impiadoso–expone que aquel sueño del fundador de la dinastía Qin de ser emperador de la China unificada fue mucho más sencillo de alcanzar que la inmortalidad que también pretendía y deseaba fervorosamente”, sentenció. Qin Shi Huang murió a los 49. Probablemente víctima de mercurialismo que se causó por consumir mercurio para su inmortalidad.
Así concibo mi forma de ser periodista. Aunque debe haber otras. Con cada viaje aprendí la relevancia de enhebrar microhistorias que –como primeras versiones de algunas historias– serán la historia que otros y otras habrán de contar. No somos la historia. Apenas somos memoria y convicción de que, aunque muchos y muchas no acepten responder, “cada pregunta tiene su respuesta”, como aprendimos de Mario Benedetti.
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“Volvieron controles que Giuzzio levantó”
El secretario de Estado sostuvo que se está trabajando para fortalecer y reforzar todos los controles para evitar que las drogas salgan del país.
“Eso da la pauta de los frentes que trabaja la Policía, 509 kilos de cocaína en Puerto seguro, y una vez más un trabajo conjunto del mismo equipo encontró aquella vez en el aeropuerto, porque es DNIT (Dirección Nacional de Ingresos Tributarios), SIU (Unidad Especial de Inteligencia Sensible Antinarcóticos) que están adiestrados por la DEA”, resaltó en conversación con el programa “Arriba hoy”, de GEN y Universo 970 AM/Nación Media.
Resaltó que con las herramientas y trabajos de control que se vienen realizando, las drogas ya no salen del país, y estimó que, en algún momento, con este nuevo sistema de control, el crimen organizado y el narcotráfico ya dejaría de utilizar a Paraguay como una ruta de tráfico. “Estamos trabajando muy coordinados, los escáneres ya funcionan, reestablecimos controles en los puertos que Arnaldo Giuzzio levantó, y al comprarse los radares ya se sabe que las pistas clandestinas en el Chaco no van a poder ser utilizadas.
Sigue llegando drogas a Europa, la buena noticia es que ya no salen de Paraguay. Por lo menos nosotros hace dos años estamos invictos, algunos se nos escaparán, pero mejoró muchísimo”, apuntó.