El Hospital de Clínicas de la Facultad de Ciencias Médicas es uno de los mayores centros asistenciales del país; su servicio es fundamental dentro del sistema de salud pues a su sede acuden para ser atendidos miles de compatriotas procedentes de distintos puntos del territorio nacional, en su gran mayoría de escasos recursos.

El plantel de trabajadores es amplio, teniendo en cuenta la gran cobertura de especialidades médicas que ofrece, pero un dato no menor y que en el contexto de la conmemoración del Día de la Mujer Paraguaya merece un importante destaque tiene que ver con la gran cantidad de mujeres que prestan servicios en este hospital escuela.

Según datos proveídos por el Departamento de Comunicación de la institución, del total de personas que forman parte del plantel, 64% son mujeres, que incluye a docentes, personal asistencial, técnico y administrativo. Ellas, cada día, desde el lugar que les toca, ponen lo mejor de sí para brindar un buen servicio y lograr su empoderamiento.

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“Tanto las mujeres como los hombres podemos desempeñar las misma funciones y responsabilidades”, sostuvo Claudia Margarita Patiño Portillo, guardia de seguridad del hospital. Foto: Gentileza.

Una de esas valiosas trabajadoras es Teodora Cáceres, de 66 años, a quien se la encuentra en la cocina. Allí, desde hace más de dos décadas, ayuda a preparar diariamente entre 350 y 400 platos de almuerzo, tanto para los pacientes internados como para funcionarios que cumplen guardia de 12 horas. Con su sacrificio diario crió sola a sus dos hijos, hoy ya mayores de edad.

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Es una de las tantas mujeres del campo que emigró a las grandes urbes en busca de mejores oportunidades. Es así que a los 16 años llegó de Choré, localidad del Departamento de San Pedro, y su primer empleo fue el de doméstica en una casa de familia. Ña Teo, como le llaman, instó a las mujeres a identificar sus cualidades y a no darse por vencidas, porque de esa manera podrán salir adelante.

Ganando terreno

Históricamente el cargo de guardia de seguridad viste “pantalones”, pero la equidad de género y el derecho de las mujeres a ser cuidadas y respetadas en labores usualmente destinados a los varones, hacen que las féminas también vayan ganando terreno en esta delicada actividad laboral.

En este sentido, Claudia Margarita Patiño Portillo de 32 años, madre de dos hijos, de dos y nueve años, acompaña este trabajo cotidiano sirviendo más bien de guía a pacientes y familiares que no conocen bien las dependencias del hospital. Aprovechó este día especial para animar a las paraguayas a ir ganando espacios laborales, con responsabilidad y capacidad. “Tanto las mujeres como los hombres podemos desempeñar las mismas funciones y responsabilidades”, sostuvo.

Capacitación es clave

Por su parte, Cinthia Carolina Zorrilla, de 37 años, lleva 15 años de labor en la institución. Empezó como contratada y luego concursó, aproximadamente, siete veces, recordó, para ingresar como personal permanente a los 23 años. Empezó en la antigua sede de Sajonia, en la central telefónica, luego fue al Departamento de Mantenimiento como secretaria.

La doctora Norma Arévalos del Departamento de Nefrología Adultos aconsejó a sus congéneres a creer en una misma, a quererse para ser queridas, porque eso da resultados. Foto: Gentileza

Pero no pasó mucho para que se convirtiera en secretaria de la Dirección Médica, cargo en el que se desempeñó hasta octubre del 2021. Luego fue ascendida como coordinadora de Dirección de Administración y Finanzas, a cargo de la licenciada Mónica Agüero, quien le pidió que trabajara con ella.

Su ascenso fue posible gracias a que conoce todos los manejos administrativos del hospital escuela y de la Facultad de Ciencias Médicas, ya que siempre se capacitó. Se recibió de licenciada en Administración de Empresas no hace mucho, porque primero tuvo que dedicarse a sus cuatro hijos, dos de ellos gemelos, según comentó.

“Todo se consigue con esfuerzo, con capacitación, una no debe perder la fe en una misma y lo más importante es que hay que valerse por sí misma, no depender de un hombre, que es lo que le pasa a muchas mujeres que al separarse quedaron postergadas y con muchas necesidades”, afirmó.

Creer en una misma

“Mujer debes aprender a amarte a ti misma como eres. Solo al quererte puedes abrir el corazón a que te quieran. Creer en ti misma da resultados”. Este es el motivador mensaje que quiere hacer llegar a todas sus congéneres la doctora Norma Arévalos Galeano con motivo del Día de la Mujer Paraguaya.

Soltera, mamá de dos hijos, cumple una importante función como médica del Departamento de Nefrología Adulto donde gracias a su profesionalismo y carisma se ganó la confianza y el aprecio de los pacientes, muchos de ellos en lista de trasplante de riñón, y otros 138 que ya lo recibieron.

Esta destacada profesional, que empezó a trabajar en el Hospital en el 2018, instó a las mujeres a amarse así misma, al tiempo de enfatizar sobre la importancia de tener buena actitud, hacer ejercicios, vivir el momento, “tener metas claras, mantener el buen humor, cultivar buenas amistades, a perdonar, dar y tener fe en Dios”.

Enfrentando desafíos

No hay dudas lo importante que es la tarea que realizan las auxiliares de enfermería, lo que se patentizó más fehacientemente en pleno apogeo de la pandemia por el COVID-19. Gasparina Díaz viuda de Espínola, de 55 años, con 20 años de antigüedad en el Hospital de Clínicas, recordó que se ofreció a trabajar en el sector de Contingencia Respiratoria porque muchos compañeros tenían miedo.

Gasparina Díaz viuda de Espínola es auxiliar de enfermería y una de las primeras en ofrecerse a trabajar en el área de Contingencia Respiratoria cuando comenzó la pandemia del COVID-19. Foto: Gentileza

Pero su espíritu de servicio y su fe en Dios fueron más fuertes y no dudó ante el llamado para enfrentar las crisis sanitarias más grandes que recuerda el país con la llegada del coronavirus. Gasparina pensó que podía ser útil y así fue. Su tarea como auxiliar consistía en apoyar a las enfermeras, llevar las muestras de sangre al laboratorio, buscar insumos y medicamentos, así como también realizar tareas de limpieza.

Acostumbrada a enfrentar desafíos, cuenta cuando falleció su esposo tuvo que suplir esa carencia y tratar de salir adelante con sus cinco hijos. “Yo no soy sana, tengo enfermedad de base como presión alta, por eso tuve que convencerles a los jefes para que me dejen trabajar donde estaban los pacientes con COVID”, contó.

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Cuando empezó a trabajar en la institución estuvo en el Departamento de Ginecología, donde preparaba gasas; actualmente está en el Departamento de Dermatología.

“A las mujeres les digo que luchen en todo sentido, que Dios siempre está para nosotras, que él no murió en vano, que tengan mucha fuerza”, dijo, una de las tantas valiosas mujeres que día a día ponen esfuerzo y corazón al servicio de la salud de sus compatriotas en el Hospital de Clínicas.

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