Este viernes se llevó a cabo el sexto día del novenario de la Virgen de Caacupé y en la ocasión invitaron a los laicos a caminar juntos en el diálogo y la escucha. Al respecto, el presbítero Dr. Cesar Nery Villagra Cantero, cura párroco de San Jorge (FF.AA), invitó a todos los laicos a “caminar juntos mediante la escucha y el diálogo, que permite cambios de mentalidad y estructura”.

Con el tema “Los laicos llamados a vivir la sinodalidad en la Iglesia”, Villagra Cantero abordó la prédica de la fecha y aseguró que se trata de escucharnos entre todos, sobre todo a los que están en los márgenes y periferias. “La sinodalidad es el camino por el cual la Iglesia puede renovarse”, apuntó.

Dijo que el Papa Francisco nos propone para este tiempo la experiencia de la sinodalidad en la que todos, pero especialmente los fieles laicos, están llamados a ser agentes principales de la misión de la Iglesia y de la evangelización.

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Los fieles llegaron de distintos puntos del país para asistir a la misa en el sexto día del novenario de la Virgen de Caacupé. Foto: Jorge Romero.

“Las razones de esta cercanía y de la búsqueda de intimidad de Dios con su pueblo se debe a dos motivos cruciales: a la misericordia y a la lealtad de Dios; una misericordia y lealtad que no son meras actitudes afectivas y pasajeras sino que traspasan la barrera del tiempo y perduran de edad en edad. Por eso no hay que tener miedo de Dios, no hay que huir de él buscando ídolos y falsas alternativas. Tenemos la seguridad de su amor y de su lealtad, la promesa de la salvación”, expresó.

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Los laicos llamados a vivir la sinodalidad en Ia Iglesia

Así también, el Papa Francisco, mediante el diálogo y la escucha, como medios fundamentales, está llamando a todos los fieles a redescubrir su naturaleza profundamente sinodal porque la sinodalidad está en las raíces de la Iglesia.

La sinodalidad significa “caminar juntos” mediante la “escucha” y el “diálogo”; escucha y diálogo que nos permitan articular cambios de mentalidad y de estructuras, que fortalezcan la evangelización.

Es la propuesta para llevar adelante a la Iglesia hacia el tercer milenio. Naturalmente, se trata de un proyecto enorme, sin precedentes, que implicará, ante todo, mucha humildad, y va a suponer la conversión, personal y pastoral de las iglesias particulares y de toda la Iglesia Católica. Este es el presupuesto para que la misión sea fructífera”, enfatizó.

El monseñor Ricardo Valenzuela, obispo diocesano. Foto: Jorge Romero.

Aseguró que el proceso de escucha y de diálogo debe darse en un ambiente espiritual que favorezca los fines de la sinodalidad. “Por eso se exhorta que en cada diócesis, congregación, movimiento, o grupos se arraigue esta espiritualidad mediante la meditación de las sagradas escrituras, la liturgia y la oración”, añadió.

Lo que representa la sinodalidad

La sinodalidad representa el camino a través del cual la Iglesia puede renovarse por la acción del Espíritu Santo, escuchando juntos lo que Dios tiene que decir a su pueblo. Resuenan aquí las palabras expresadas por Cristo mediante el autor del Apocalipsis que repite siete veces, a las siete Iglesias, la exhortación: “El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias”, apuntó.

Habló además de que la sinodalidad es un estilo y una forma de ser con la cual la Iglesia vive su misión en el mundo. “La sinodalidad no consiste solamente en la reunión de los obispos bajo la autoridad del Papa sino la unión de todo el pueblo de Dios que debe discernir y tomar decisiones sobre los caminos a recorrer en la Iglesia”, remarcó.

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Laicos y la transformación del mundo

Finalmente, señaló que los laicos por propia vocación están llamados a la transformación del mundo, a ser portadores de los valores evangélicos en la sociedad y custodios del bien común. Sin embargo, en razón del bautismo, y sobre todo en el contexto de la sinodalidad, más que nunca, están llamados a participar activamente en la Iglesia en distinto roles, servicios y ministerios porque forman parte del “linaje escogido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido por Dios”. Por eso, la participación de los laicos, en distintos niveles en la Iglesia, es un deber y un derecho.

“Esta sinodalidad debe despertar nuestras esperanzas de hacer realidad el sueño de Cristo, que la Iglesia sea un espacio de comunión, participación y misión”, subrayó.

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