Este domingo se prevé la feria y festival de despedida de año en que participan importantes exponentes del arte, artesanas y artesanos de Areguá y alrededores de diversos rubros artesanales, libros, plantas y deliciosa gastronomía colombiana.
La actividad se realiza culminando el proyecto “Cultura viva en Areguá: dinamización de actividades en el marco de Areguá Ciudad Creativa de la Unesco”, con apoyo del programa Fondos Concursables para Proyectos Ciudadanos de la Secretaría Nacional de Cultura y con el apoyo de la Gobernanza de Areguá Ciudad Creativa, compuesta por 13 instituciones y organizaciones civiles, y el Fondec.
El evento busca promover la artesanía local y regional, las producciones locales y el acceso a la lectura, generando oportunidades de comercialización, así como la visibilidad, difusión y promoción de artistas de la comunidad y nacionales.
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La feria
Estará habilitada a partir de las 10:00 y contará con la presencia de artesanas y artesanos de Areguá, Capiatá, Itauguá, Fernando de la Mora y Asunción, con diversidad de trabajos hechos a mano, entre ellos cerámica, ñandutí, productos utilitarios de madera, plantas ornamentales, planteras pintadas a mano, espejos, mandalas y souvenirs en madera, macramé, etc.; gastronomía de Colombia de la mano de la Asocol (Asociación de residentes de Colombia en Paraguay).
Además, habrá diversidad de riquísimos platos típicos, helados artesanales de Ña Hilda, emprendedora muy creativa que nos traerá innovadores sabores variados y naturales, dulces, tortas, jugos y otras delicias. Estará presente la Cámara Paraguaya del Libro (Capel) con con muy interesantes propuestas literarias.
El Festival
A las 12.00 se inicia el festival artístico que contará con la participación de destacados exponentes de la cultura nacional, entre ellos los siguientes: grupo musical Los Okara, el bailarín Tobías Cristaldo, el elenco popular Yboty, de la Prof. Miriam Miers, el músico Hugo Ferreira, el Ballet Dancístik y el Ballet Municipal de Adultas de Areguá.
El evento seguirá todos los protocolos vigentes de seguridad sanitaria como el uso de tapabocas.
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Producción de frutilla apunta a cifras récord
La proyección de cosecha de frutilla promete abundancia, consolidando al departamento Central como el epicentro productivo de esta fruta ya tradicional del invierno paraguayo. El Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) estima que dicho departamento producirá alrededor de 3.440 toneladas esta temporada.
Productores de Central prometen inundar con frutillas las calles de Areguá, ciudad que concentra la mayor parte de la producción de esta fruta. Unos 600 productores registrados podrían alcanzar una producción de 2.800 toneladas solo en Areguá.
De acuerdo con datos del MAG, los distritos de Areguá, Ypacaraí, Itá, Itauguá y Villeta, lideran la producción con más casi 5.200.000 plantas cultivadas, que podrían dejar una cosecha de 3.444 toneladas de frutilla fresca.
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Además del aumento de la producción, la cartera estatal resalta que los productores apostaron por la innovación con más de 50 variedades de productos derivados que incluyen helados artesanales, bizcochos, tortas, alfajores, mermeladas, licores, entre otros productos con valor agregado.
Así también, resaltan que, además de la venta directa desde la finca o a la vera de la ruta, las ferias suman espacios claves de comercialización, como la que tradicionalmente se organiza en Areguá.
Sobre el punto, recuerdan que desde el 6 de julio hasta el 30 de setiembre, más de 100 feriantes participan en la Expo Frutilla 2025, sobre la ruta Areguá–Patiño y la avenida de la Candelaria. Allí, los visitantes pueden disfrutar de frutillas frescas y una explosión de sabores en sus múltiples formas.
Ayudó el clima
De acuerdo con Ministerio de Agricultura, el buen clima y el acompañamiento técnico garantizaron la calidad del cultivo que implicó, en la mayoría de los casos, un trabajo familiar.
Productores de Areguá habían explicado a La Nación/Nación Media a principios de junio que veían con buenos ojos las bajas temperaturas que prácticamente protagonizaron gran parte del mes pasado y principios de julio, debido a que favorecen a la frutilla.
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Areguá: ordenan libertad del conductor de camión involucrado en muerte de niño de 6 años
Este jueves, desde el Ministerio Público ordenaron la libertad del conductor del camión que se vio involucrado en un accidente fatal, en el que falleció un niño de 6 años en la ciudad de Areguá. El accidente se reportó ayer miércoles y el hombre detuvo su vehículo para auxiliar al menor, que falleció al llegar al hospital.
Según el fiscal Jorge Escobar, se constituyeron hasta el lugar de los hechos, se recabaron información y accedieron a imágenes de las cámaras de seguridad que demuestran que no existió una omisión de auxilio, obstrucción al resarcimiento por daños en el accidente de tránsito o exposición al peligro.
“Por el momento no contamos con elementos suficientes para formular imputación contra el conductor, por lo cual se dispuso su libertad hoy al mediodía”, expresó Escobar, en entrevista con el programa “Cuenta Final” de canal Gen y Universo 970/Nación Media.
Resaltó que realizarán una pericia accidentológica y que las investigaciones del caso continuarán, pero que hasta el momento no hay motivos para mantener encerrado al conductor. “Esto no quiere decir que está desobligado totalmente de la investigación. Los padres del menor serán convocados en su momento para declarar”, manifestó.
El hecho se registró en el barrio María Auxiliadora de la compañía Caacupemí, de la ciudad de Areguá, cuando el niño estaba jugando con otros menores de la zona frente a su casa. En un momento dado, la víctima salió corriendo hacia el camión y el conductor no se percató de lo que ocurría hasta que escuchó el impacto de las ruedas traseras y frenó metros después.
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Areguá: niño de 6 años murió arrollado por un camión mientras jugaba en la calle
El barrio María Auxiliadora de la compañía Caacupemí de la ciudad de Areguá se encuentra de luto tras el trágico accidente que se cobró la vida de un niño de solo 6 años.
Según el testimonio de los padres, el niño estaba jugando con otros niños de la zona frente a su casa cuando sale corriendo y un camión de gran porte que transportaba materiales de construcción lo arrolla.
El hecho quedó registrado en imágenes de circuito cerrado donde se puede observar cómo el menor sale corriendo hacia el vehículo y el conductor no se percata de lo que ocurría hasta que escucha el impacto de las ruedas traseras y frena metros después.
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Tras el hecho el padre del niño sale a auxiliarlo y sube al camión del conductor, quien traslada al menor hasta el puesto de bomberos voluntarios y de ahí fue llevado al Hospital General de Luque, donde minutos después los médicos de guardia confirman el fallecimiento.
El conductor fue identificado como Arnaldo Andrés Medina Jiménez, de 44 años, quien se puso a disposición de los efectivos policiales de la Comisaría 48, donde permanece en carácter de aprehendido a disposición del Ministerio Público. Como parte del procedimiento, el hombre fue sometido a la prueba del alcotest, la cual arrojó un resultado negativo.
“Según la declaración del hombre, él no se percató de que el niño salió corriendo y, por lo que se ve en las imágenes de circuito cerrado, el pequeño sale de imprevisto y termina en el costado del camión donde no se lo podía ver y, como es un camión largo, las ruedas traseras son las que lo alcanzan. El conductor permaneció con los padres todo el tiempo y posteriormente se entregó”, dijo el comisario Herme González en conversación con canal Trece.
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El ñandutí: una tradición que lleva el pan a los hogares
- Jimmi Peralta
- Fotos: Matías Amarilla
El ñandutí, tejido tradicional del Paraguay, presenta en sí misma una sutil metáfora de su naturaleza dentro de la ciudad que sin dudas es su hogar, Itauguá. Situado a 30 kilómetros de Asunción, el distrito es conocido como el centro de producción de vestidos, cuadros, blusas y manteles confeccionados a base de este tejido artesanal, que representa al suelo guaraní en todo el mundo en diversas instancias y certámenes. Las artesanas redoblan la apuesta y ahora van por el Récord Guinness.
El ñandutí es realizado generalmente de manera individual por manos de mujeres. En su desarrollo, tejen más allá del bastidor una trama de producción en comunidad que traza formas, líneas rectas y curvas interconectadas en la diversidad de colores y direcciones.
Como artesanía, el ñandutí se aprende en la casa, con la magia de la formación no sistemática, que da vuelo y vida a su esencia. Al mismo tiempo, pone el sentido de la transmisión de conocimiento de madres a hijas y de hijas a madres, entretanto se cimenta parte del sustento familiar. Este tejido primero pone pie en la función más elemental: llevar el plato de comida a los hogares de los itaugüeños para después barnizar el vínculo colectivo de una ciudad que cuenta con varios centenares de tejedores y tejedoras.
“Mi abuela no sé si tejía, pero yo aprendí de mi mamá, de muy chiquita, y ni bien cuando yo empecé a hacer los bordados, me daba la plata mi mamá. ‘Este es tu trabajo. Te va a servir para comprar otra vez tus materiales’, me solía decir mi mamá. Y así nunca dejé de hacer. Este trabajo también ayudó para criar a mis tres hijas”, comenta Antonia Morínigo, tejedora itaugüeña que esta semana se sumó a la Red Tejiendo Cultura, una plataforma que nuclea a más de 500 artesanas del ñandutí del Paraguay y de países como Australia, Puerto Rico, Chile, Reino Unido, España y Argentina.
Más de 150 de estas artesanas son de Itauguá, algunas jóvenes y otras de más de 90 años. Ahora forman parte de este proyecto que busca sumar el trabajo individual para armar el tejido de ñandutí más grande el mundo, que será de 120 metros de largo por 5 metros de ancho, buscando el récord mundial.
TEMPRANA INICIACIÓN
Como la mayoría de las tejedoras, Antonia empezó de niña. Ahora es abuela y ya no puede producir en bastidores grandes como antes. Ella tiene a su cargo las labores del hogar y todos los días, después del almuerzo, se sienta en su dormitorio a dibujar con el hilo y la aguja sobre su tela. “Este bastidor armado yo termino en un día, porque yo soy ama de casa, tengo que cocinar todo, yo soy la mamá de la casa. A la tarde, puede comer la comida, me suelo sentar acá en mi pieza y hago mi ñandutí, a la noche ya quiero descansar”, comenta. El proceso de producción arranca con el dibujo sobre el papel “y regla”, recuerdan las tejedoras. Luego se estira la tela en el bastidor, se dibuja en la tela y se comienza a tejer. Terminado el trabajo, se separa el tejido de la tela, se lo lava y finalmente se le pone el almidón para que se endurezca.
“Hay gente que tuvo que migrar a otros países, pero se llevaron parte de sus culturas y otras que se dedicaron a enseñar y así esparcir por todo el mundo. La ciudad de Itauguá es conocida como la capital del ñandutí y cuna de la misma. En cada compañía de Itauguá te encontrarás con un o una artesana elaborando su trabajo porque la técnica fue otorgada de generación a generación y se ha vuelto una tradición para las familias. Es por ello que hay más cantidad de artesanos en la localidad de Itauguá”, comenta Guillermo Acosta, coordinador de la Red, itaugüeño y profesor de ñandutí, quien en su propio perfil vital narra la historia del tejido y las familias de su ciudad.
“Todo se inició desde la tristeza de mi querida Maximina Quiñónez. En una tarde se puso triste y observaba su ñandutí y me dice ‘qué pena que ninguna de mis hijas va a legar esto que yo hago, ninguna de ellas dos sabe hacer’. Sentí tanta pena al oírla decir eso que entonces le pregunté cuál era el dechado más difícil y complicado de hacer. A lo que ella me respondió el arasape y la filigrana, que coincidentemente estaba haciendo. Entonces me fijo en sus idas y vueltas que realizaba sin decirle nada en absoluto. Como ella trabajaba cama adentro y venía a casa los fines de semana, la sorprendí con un trabajo que estaba realizando sin decirle nada. Era una imagen de san Blas, pero en ñandutí. Me pregunta quién hizo y le digo que yo.
Me mira y dice que no me cree. Para que me pudiera creer, me siento y le muestro que sí lo podía hacer y desde entonces le tomé como hobby”, narra Acosta sobre cómo en el ñandutí se reafirma el tejido social y el empoderamiento económico de las mujeres de una ciudad.
TRANSMISIÓN INTERGENERACIONAL
Juliana Centurión (88) y Esmérita Antonia Centurión (91) son dos hermanas tejedoras que viven junto a la hija de la segunda en una humilde casa en el centro de Itauguá, donde las tres comparten además el amor al ñandutí y su creación.
Las hermanas aprendieron el oficio desde pequeñas. Su madre transmitía el conocimiento a su descendencia femenina, “porque los varones buscaban otras formas de aportar, como trabajando en la carpintería y otras cosas”.
“Cuando teníamos entre 7 u 8 años nosotros mirábamos a escondidas cómo trabajaba nuestra mamá y hacíamos que practicábamos en papel. No podías hacerlo bien porque ella no quería que nosotras trabajemos. Pero cuando se dio cuenta de que ya lo hacíamos, finalmente decidió mostrarnos cómo hacerlo bien”, comenta Esmérita.
“Cuando me siento puedo producir rápido, pero ahora ya no puedo sentarme por mucho tiempo, ya estoy grande”, explica Juliana.
“Antes valía más nuestro trabajo, se pagaba mejor por el ñandutí. Nosotras ya no salimos a vender ahora, no nos vamos a ninguna parte. Vienen a hacernos el pedido y hacemos. Antes salíamos, ahora tenemos una patrona. Antes producíamos muchísimo más”, explica Esmérita.
El oficio que le legó su madre le sirvió para sostenerse durante una larga vida y para la crianza de su hija, que también teje. Las hermanas se sumaron esta semana al proyecto que busca batir el récord mundial con un tejido de producción colectiva.
ENSAMBLE
Actualmente la producción de las tejedoras se realiza de diversas maneras, pero la preferida es la realización individual de piezas que después son acopiadas e integradas a vestidos, manteles y otras piezas.
Los precios pueden variar y los productos se realizan en algunos casos bajo pedido y en otros es un proceso a la espera de clientes. Las pequeñas piezas se suman entre sí y de esta manera diversas tejedoras pueden finalmente articular sus trabajos en un producto final, que provee a sus hogares de sustento y de prendas a las principales tiendas especializadas de la ciudad o, como varias de ellas dicen, “a mi patrona”.
Entre tanto, para el proyecto del tejido más grande del mundo se les proveerá a todas las artesanas de insumos (bastidores, lienzos, hilos, agujas) y ellas decidirán cuántos módulos realizarán de acuerdo a sus capacidades y habilidades. Las piezas serán posteriormente certificadas para el ensamble. Como es dable esperar, la producción del tejido significará un ingreso económico.
Se estima que se juntarán unas 2.200 piezas a través de la red. Esta será de los diez dechados (dibujos) seleccionados para la ocasión: jazmín poty, mbokaja poty, buey pypore, machete punta, arasape, arapaho un lado, estrella de cuatro puntas con kurusu’i, takuru con karê’i doble, margarita y pensamiento. A los costados la pieza contará con randas con cadenilla doble y en las esquinas estrellas de cuatro puntas con filete. La puesta en valor del ñandutí a través de este proyecto genera un aporte inmediato mediante la generación de pedidos para las tejedoras. A mediano plazo centralizará una red de trabajadoras, lo que podría facilitar a futuro la producción, la adquisición de insumos y la comercialización. A largo plazo se busca la valoración cultural y pecuniaria a nivel nacional e internacional de este tejido que data del XVI, y que surgió en estas tierras de la unión de una técnica europea y la creatividad de la mujer paraguaya.
“CADA VEZ QUE TE TENGO PEDIDO VENDO TODO MI ÑANDUTÍ”
Porfiria González (61), de Itauguá Guasu Costa Dulce, teje desde los 13 años. Ella valora la iniciativa del proyecto y celebra que significará más trabajo para ella.
“Aprendí a hacer ñandutí viendo a mi tía y mi prima. Al darle el primer trabajo que hice, mi tía ya lo llevó, vendió y me trajo ya directamente materiales para hacer más”, comenta Porfiria, quien trabaja mechando su artesanía con las labores domésticas con la ayuda de su hija.
“Yo me levanto a la mañanita y en medio de mi mate hago mi ñandutí. Después me levanto a hacer para el almuerzo, hago todo eso y ya me siento otra vez a trabajar. Si no hay pedido, igual nomás hago yo. En algún momento va a venir el pedido. Cada vez que tengo pedido vendo todo mi ñandutí; si no hago mi ñandutí, hago chipa”, comenta.
Relata que para ella la parte más difícil es el dibujo. “Eso se hace primero, el dibujo, con la regla se hace, se hace bien eso en el papel, después tenés que estirar con el bastidor la tela y dibujar. Ahí se trabaja”, narra sobre el proceso de producción.
“DESDE MUY CHIQUITA ME PAGABAN POR MI TRABAJO”
Felipa López (63) desde los 7 años se sumó a su mamá, su abuela y sus hermanas, todas de la ciudad del ñandutí, en el oficio de tejedora.
“Hago diferentes dibujos, con hilo fino y con hilo grueso, de ambas formas. Eso también me enseñó mi mamá. A ella le enseñó mi abuela. Desde muy chiquita me pagaban por mi trabajo. La plata me servía para mi escuela, para mis útiles. Tengo siete hijos, ahora conmigo ya solo vive uno. A tejer le enseñé solo a dos hijas mías”, comenta Felipa, quien desde sus manos y el arte dio de comer a su familia junto con su marido, quien es constructor.
“JAGANA´I, PERO JAGANA, UPÉA LA HE´ISÉVA”
Filemona Figueredo (68) arrancó como tejedora a los 12 años con su madre y sus seis hermanas. Ella también se sienta con su bastidor entre las actividades de cuidado y de la labor doméstica en su hogar itaugüeño.
“Recuerdo que cuando era chiquita cada 15 días nos tocaba a cada una ir a vender. De esa plata comprábamos para nuestra ropa para farrear”, comenta entre risas.
“Nunca trabajamos para otra persona”, refiere acentuando que nunca tuvo un trabajo en situación de dependencia.
“Siempre jagana’i, pero jagana, upéa la he’iséva. Igusto remba’apo, revende ha rejúma nde platamíre” (siempre ganamos poco, pero ganamos, eso es lo que importa. Da gusto trabajar, vender y venir con tu platita), explica Filemona, quien es madre de tres hijos.
SOBRE EL PROYECTO
Tejiendo Cultura – El Ñandutí Más Extenso del Mundo es una iniciativa impulsada por Innovaciones Comerciales y la Asociación de Ñandutí en Japón, con el acompañamiento de la Municipalidad de Itauguá y la alianza estratégica de la EBA.
Su objetivo no solo es confeccionar de forma colaborativa la pieza de ñandutí más grande del mundo, sino también visibilizar el trabajo artesanal, fortalecer el turismo cultural y abrir nuevas oportunidades económicas para las tejedoras del país a través del arte textil.