Este fin de semana se dio a conocer la triste y desoladora historia de doña Ninfa Adorno, una mujer de la tercera edad que está en silla de ruedas y quien fue desalojada de su vivienda por su propia hija. La mujer, quien residió por más de 50 años bajo este techo en Capiatá, hoy solo puede decir que esto la está golpeando bastante y que ya está cansada de la situación.

La mujer no solo fue despojada de su casa que con tanto esfuerzo construyó junto a su difunto marido, si no que, en menos de 24 horas, vio cómo toda su vivienda se desmoronaba ante sus ojos –situación que la dejó más conmocionada–. Hasta el momento no puede creer todo el daño que le hizo su hija Liz Talavera de Villalba y su marido Luis Villalba.

“Ya estoy al borde, ya no aguanto más esta situación”, detalló doña Ninfa, en entrevista con 650 AM. Afirmó que hasta el día del desalojo ella no recibió ninguna notificación por parte de la Justicia y todo lo que dijo el abogado de su hija es mentira.

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Detalló que la intención de su hija nunca fue la de alquilarle otra casa o construirle una pequeña habitación al fondo de la propiedad como dijo el abogado. “Jamás pasó todo lo que dijo el abogado. Le pregunto al doctor López si tiene corazón, si tiene madre”, manifestó. Aseguró que su hija nunca le llamó mientras estuvo por Europa y que su hija realizó todos los trámites de titulación sin su consentimiento.

Remarcó que nadie nunca se acercó hasta ella para hablar sobre la posibilidad de poder mudarse o entregarle la vivienda a su hija, y lamentó que ahora la traten de mentirosa, terca y mala. “Yo fui quien hablé con ellos para que me ayudaran con algunos gastos de mi enfermedad, pero no dieron nada. Yo tres veces le mandé llamar (a su yerno) para que me brinden ayuda. Incluso les podía dejar la casa si me ayudaban, pero mi yerno dijo que no quería hablar conmigo”, relató.

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Doña Ninfa trabajaba a dos cuadras de su excasa, ubicada a cuadras de la Ruta 2. Foto: Gentileza.

“No voy aguantar en este lugar”

Apuntó que ella tenía conocimiento de que en algún momento le quitaría de la casa, pero que tenía entendido que sería notificada y que la jueza debía visitarla para ver en qué condiciones estaba la mujer. Medida que no se cumplió y la desalojaron sin ningún tipo de aviso, pese a estar postrada a una silla de ruedas.

“Yo creo que voy a morir más rápido ahora. No voy aguantar en este lugar, es una casa alquilada no sé por quién, pero es muy pequeña, yo necesito un lugar más espacioso. Ya no puedo caminar y necesito de alguien que me ayude, pero este lugar no da ni para ir al baño”, indicó.

Detalló que ella vive con su hijo menor que trabaja para ayudarla, pero que solo gana sueldo mínimo y que durante el día ella se maneja completamente sola. “Estoy con mi hijo que trabaja desde las 6:00 hasta las 21:00, él me pone todo a mi lado para que yo pueda comer y alcanzar mis cosas. Siempre trabajé pese a estar paralítica para ayudarnos con mi hijo, pero mi hija nunca me ayudó, no sé qué clase de corazón tiene”, dijo entre lágrimas.

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Problemas desde el 2003

El abogado de doña Ninfa, Osmar Villamayor, detalló que este problema data del 2003, cuando Liz Talavera tramitó el título de la propiedad fiscal a su nombre, que perteneció a su padre y madre, pero alegó que ella toda la vida residió en ella y por eso se la dieron. Agregó que, en el 2016, Liz comenzó los trámites para el desalojo y en el 2018 salió sentencia que derivó en el desalojo de este fin de semana.

“Es una cuestión más moral y humanitaria. Ella no esperaba que la iban a venir a desalojar de esta forma, por ahora ya cumplieron con el desalojo y presentamos una denuncia por abandono más violación al deber del cuidado, a los efectos de que se hagan cargo de ella, que le den parte del dinero o que le busquen otro inmueble. Es una señora enferma, anciana y necesita”, apuntó el representante legal de la mujer.

Al día siguiente del desalojo derribaron la vivienda de doña Ninfa. Foto: Gentileza.

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