Para el director periodístico del Grupo Nación, Augusto Dos Santos, la esencia del periodismo fluye entre los nuevos desafíos de esta época. El fenómeno de las redes sociales aparece como un determinante dentro de la etapa de transición de la profesión, así como tener a la tecnología como nueva aliada de todos los días, según su óptica profesional.
“Vivimos en una etapa difícil para el ejercicio de la profesión por diferentes motivos, por los desafíos que representa la etapa de transición y la innovación de la red mundial de internet vuelve a potenciar lo tecnológico”, expresó en una entrevista con LN Live.
Considera que los medios dejaron de ser una élite que lee un diario y más bien se transformó en algo masivo. “Desde la perspectiva de que cada persona genere su comunicación, tenemos el fenómeno de redes sociales como absolutamente determinante”, dijo.
Renovación de esperanza en el periodismo
Explicó que dentro del plano local, se tiende a la polarización “que define el discurso de los medios como un hecho negativo, porque deprime la calidad de ejercicio del periodismo”. No obstante, se alista a una renovación de esperanza con nuevos periodistas.
“La gente que mira el futuro lo mira con la bandera de la justicia, la bandera esencial del periodismo, pero con nuevas tecnologías. Sus formas han cambiando, pero la esencia es la misma”, confirma Dos Santos.
En medio todo el desafío que conlleva informar y comunicar responsablemente, comentó que realizar una entrevista genera la misma tensión o la carga emotiva como cuando inició su primera experiencia en el oficio para un periódico de Pilar. Allí su aliado era una extinta grabadora, que lejos de ser profesional, la recuerda por ser grande y pesada.
“Todavía me genera tensión o una carga emotiva importante una entrevista que debería de ser una rutina de 20 años, me genera la inquietud de documentarme y generar información para que esa entrevista tenga sustancia”, confesó. Pero dentro de ese desafío, está presente “saber si vamos a estar preparados para lo nuevo, aquello que no sabemos, pero que tiene la misma herramienta, la información y preparación”, expresó.
Para Augusto Dos Santos el periodismo es la única profesión del mundo que se encuentra todos los días con un escenario distinto, con supuestos distintos, con un contexto distinto. Sostuvo que pese a que haya un reloj que marque el horario del final de jornada, y en el calendario el sábado y domingo se marca con colores distintos, para los periodistas son iguales, aún así, la profesión sigue siendo la mejor.
“Nuestra línea de base es una nube rara que se llama opinión pública, por eso es cambiante. Es imposible hacer periodismo sin opinión pública”, sentenció.
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Augusto dos Santos presenta su libro sobre asesoramiento de comunicación política en Corrientes
El periodista Augusto dos Santos hará la presentación de su libro: “Hay un mito en la nevera”, enfocando la asesoría de comunicación política en medio de la diversidad. Será en el marco de la XV Feria del Libro Corrientes 2025. El evento se desarrollará este martes a las 20:00 en el salón auditorio Ceferino Miranda, ubicado en el quinto piso de la Galería Colón, en la ciudad de Corrientes, Argentina.
El acto de lanzamiento contará con la participación de invitados especiales y se convertirá en una ocasión imperdible para que estudiantes y docentes conozcan a uno de los comunicadores políticos más influyentes de Paraguay y autor de la obra literaria.
Será una oportunidad única para descubrir de cerca su mirada sobre la comunicación como “alma de los procesos”, la importancia de la diversidad y los desafíos del mundo actual.“La comunicación no puede ser solo un apéndice, tiene que estar en el corazón de cada proyecto”, recuerda el autor en cada página del libro que fue lanzado en el país el 10 de octubre del año pasado, de la mano de la editorial Arandura.
Se trata de un relato de situaciones apasionantes de las asesorías comunicacionales en medio de la complejidad política.
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Dos Santos se desempeña ahora como asesor externo de la Presidencia de la República. Así también ocupó el cargo de director periodístico de Nación Media y en la actualidad ejerce labores de asesoría externa en el Gobierno.
El especialista había ejercido la función de ministro-director de Comunicaciones durante el mandato del presidente Fernando Lugo, quien en su gobierno había impulsado la creación de la Secretaría de Información y Comunicación (Sicom), el 27 de agosto del 2008. La mencionada institución tenía como misión central desarrollar estrategias comunicacionales que vinculen al Estado y la comunidad en la construcción de una comunicación eficaz.
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“Py sevo’í” en Paraguay del siglo XX y la experimentación en humanos
En la presente entrega de “Expresso”, Augusto dos Santos visita el campus de la Universidad Nacional de Asunción para conversar con el Dr. en Filosofía, profesor e investigador José Manuel Silvero, quien publicó recientemente su nuevo libro “Pysevo’í. La campaña sanitaria de la Fundación Rockefeller en Paraguay (1923-1928)”, en el que aborda con un importante archivo a disposición la problemática local de la anquilostomiasis de hace un siglo y la consecuencia social que acarreaba, la situación precaria del sanitarismo paraguayo de entonces y los trabajos de la fundación norteamericana, incluyendo la experimentación en humanos que se dio en ese contexto.
- Fotos: Pánfilo Leguizamón
ADS –¿Cómo es que un filósofo lleva a interesarse en un tema como anquilostomiasis?
JMS –La historia guarda relación con una anécdota. Siendo niño nos convocan en la escuela a presenciar, a visualizar una película. Yo estaba entusiasmado porque ya tenía noticias de que había un personaje de nombre Popeye, de que había una pantera de color rosa, me contaban mis amigos y de tanto en tanto algún que otro vecino que tenía algún televisor nos dejaba ver estas maravillas. Todo esto en Caazapá, zona de San Juan Nepomuceno. Entonces automáticamente me dije “esta es mi oportunidad, voy a disfrutar de una hermosa película”. Llegamos, nos acomodamos todos los “mita’i” para visualizar la película en cuestión y era una de las películas de la Fundación Rockefeller, que le enseñaba a los niños a cómo gestionar de manera responsable sus excretas. Años después, (…) en el marco de los 100 años de aquella gran campaña sanitaria, entro en comunicación con la Fundación Rockefeller, y me liberan los archivos oficiales que para mí fue espectacular, porque no solamente tenía datos, informes, sino también imágenes.
–¿Qué hacía la Fundación Rockefeller entre el año 1923 y 1928?
–En Paraguay, en ese arco de tiempo se desarrolla la cooperación, que es una acción oficial que la firman la Fundación y el gobierno de aquel entonces. Eligio Ayala fue el firmante, y se salvaguarda eso a través de una ley ¿Qué hace la fundación? La fundación (Rockefeller) ya venía desarrollando desde 1916, estimativamente, acciones en terreno, en algo así como 140 países del mundo. Y el tema de fondo, el tema más importante de esa acción de la Fundación Rockefeller es la lucha contra la anquilostomiasis. Y en una de esas, un par de médicos muy relevantes de nuestra historia paraguaya, el Dr. Migone y el Dr. Andrés Barbero envían cartas a la Fundación, porque la Fundación tenía una especie de informe anual de sus acciones, envían cartas comentando, por un lado, que aquí también hay una prevalencia muy alta, y por el otro lado, muestran un interés para que la Fundación eventualmente pudiera cooperar. Entonces la Fundación responde diciendo que sí, que tienen interés de cooperar, pero en principio esa cooperación se basaría en el envío de unas cajas, que contenían una especie de proyector a linterna, lo llamaban, folletos, folletitos y algunos pósters. Una campaña educativa que el propio Migone lo paga de su bolsillo. Es interesante. Esa acción es la acción precedente, inmediata que va a dar pie luego a la firma oficial de la cooperación. ¿Y por qué es importante todo esto? Porque en el año 1917 y en el año 1920 se desarrolló en Paraguay sendas campañas de lucha contra el py sevo’i. Pero con un éxito relativo. Se necesitaba el acompañamiento de una organización grande, enorme, importante como lo fue en aquel entonces y como lo sigue siendo la Fundación Rockefeller. Y bueno, ese es el antecedente.
–¿Cuál era la importancia de enfrentarse a esa enfermedad? ¿Cómo afectaba al momento paraguayo?
–Estudios de aquel entonces, de hecho, van a ser los médicos de la Universidad Nacional de Asunción; el Dr. Velázquez, el primer decano de la Facultad de Medicina, y todo un equipo de médicos, quienes a insistían en la necesidad de contrarrestar al sevo’i, la lombriz, el parásito que se metía por los pies y que empezaba a debilitar al niño, al adulto, da igual. Era tan grande esa incapacidad que uno tenía que administrar que, por supuesto, lo volvía anémico, lo volvía incapaz para trabajos de todo tipo y también de aquel entonces viene el famoso estigma del sa’yju, mita’i sa’yju y compañía. Es una enfermedad, es un mal que le debilitaba al pueblo, le volvía incapaz de producir. El doctor Velázquez cuenta en uno de sus textos cuenta ese escenario dantesco de niños famélicos y de adultos también incapaces de emprender algún tipo de tarea. (…) Manuel Domínguez, en una carta al doctor Insfrán, él habla del py sevo’i, en unos términos muy interesantes, donde dice: “El paraguayo tiene la manera de solucionar este problema y lo mata con el ka’arê –que es el quenopodio– y con la caña”.
–¿Y qué hacía la medicina y los médicos paraguayos antes de la llegada de la Fundación Rockefeller? ¿Era paliativa la tarea?
–Era paliativa. Había una química que probablemente era muy ineficiente, se habilitaron algunos puestos de distribución de algunas medicinas, y el problema más grave de aquel entonces, para llevar adelante esta lucha contra la anquilostomiasis era, por un lado, la eficiencia de la química, que los médicos de la Fundación Rockefeller calibraron muy bien, calibraron a costa de muchas muertes, pero, por un lado, la visión de la Fundación Rockefeller era una visión integral, por eso es una campaña de salubridad.
–Aquel no era un momento de bonanza en nuestro país, precisamente.
–Ese es un punto que a mí me hizo pensar mucho de cómo lo iba a plantear en el libro. Un Paraguay carente de infraestructura, un Paraguay carente de un sistema de salud medianamente fuerte y un Paraguay donde a la gente del campo se le proveía de algunos cuadernillos para consumir, para usufructuar, pohã ñana. De hecho, yo critico eso en un apartadito. Genaro Romero era el jefe de tierras y colonias, y él le recomendaba a los campesinos consumir o usar los yuyos, en ausencia justamente de un sistema medianamente justo, en el sentido de acceso a la salud. Teníamos muy pocos médicos, había una inestabilidad política tremenda
–¿Decís que en el marco de esta sistematización que hiciste del aporte de la Fundación Rockefeller, que esta crea casi lo que se diría es la burocracia a la gestión sanitaria en Paraguay?
–La Fundación Rockefeller tiene una incidencia política administrativa total en la configuración de la salud global. No se puede entender el nacimiento y el desarrollo de la Organización Mundial de la Salud y especialmente de la Organización Panamericana de la Salud sin el concurso y la “inteligencia”, entre comillas, de la Fundación Rockefeller, y su modo de trabajar. En ese modo de trabajar, la estadística, por ejemplo, es muy importante, la recogida de datos es muy importante, la organización con informes, con muchos detalles, el conocimiento del terreno, todo eso formaba parte de esa gran estrategia que lo desarrollaron a nivel mundial y también en Paraguay, por supuesto. En la historia de la salud pública, de la sanidad pública, el ministerio que llevaba, que tenía el control sobre la sanidad, era el Ministerio del Interior, sobre todo el Departamento de Higiene en este caso.
–Hay un capítulo que aborda experimentos humanos, especialmente con niños, que es éticamente cuestionable o condenable. ¿Cuál es la realidad en relación a ese capítulo en la historia de la presencia de la Fundación en Paraguay?
–Efectivamente, la campaña sanitaria, así como habíamos manifestado, se había repartido en diferentes acciones: grupos propiciando la construcción de letrinas, grupos de guardas sanitarios medicando a la población, otro grupo levantando datos para corregir el atlas de Gásperi del año 20, es decir, el tema de censo, una cuestión estratégica, la guerra va a venir después, y otro grupo trabajando en la divulgación, pero un grupo pequeño, sí, efectivamente se dedicó a llevar adelante trabajos de experimentación en contexto de encierro, con grupos vulnerables, en ausencia de criterios éticos razonables para aquel entonces, hay que acordarse que el código de Nuremberg y todo lo que pasó en los campos de concentración va a ser muy posterior, esto es 1923. Entonces en mi investigación yo me encontré con una conducta que se había repetido tanto en Brasil, en Colombia y en varios lugares de los médicos que se metían en los hospicios, en los orfanatos, en la policía, en el ejército, a llevar adelante experimentos con seres humanos. En este caso, con niños, menores de edad, con jóvenes probando sustancias químicas, probando sobre todo dosis. Lo llamativo y lo reprochable, si cabe el término, es que en función a lo que yo investigué, Fred Soper (el director) sabía exactamente que esas sustancias eran tóxicas y que podían causar la muerte. Aun así, siguieron utilizando hasta que llegaron a un punto que causaron muertes, entre 15 y 16 fallecidos durante toda la campaña, mirando la envergadura. El 90 % de ellos eran niños menores de edad, niños pequeños de 2 años, 4 años, 6 años, algunos soldaditos también.
–¿Esto tenía que ver con la aplicación de diversas formas de químicos o algún químico en particular con el que se experimentaba?
–Sí, el tetracloruro de carbono con la mezcla con el aceite de quenopodio. En los informes lo que yo pude notar es, porque claro, tenían que justificar, tenían que dar cuentas, tenían unas fichas donde comentaban las posibles razones de la muerte, y hablaban también de ciertas enfermedades de base. Entonces, que no lo tenían muy manejado, decían “a los epilépticos no hay que suministrarle; a los alcohólicos, tampoco, y a ciertos niños que tenían otros parásitos, tampoco”. Lo que pasa es que esa fundamentación o esa explicación venía después de la muerte. No antes.
–¿En qué momento de la investigación te encontraste con este hecho tan contrastante con el lado positivo de esta campaña y qué generó en vos como investigador?
–La investigación en sí es una tarea en solitario muy interesante. Es un tiempo en que uno se sumerge completamente de manera obsesiva en llevar adelante este trabajo. Funciona unos mojones que es el esquema del trabajo, pero uno piensa muchas cosas. Como docente investigador de la UNA, yo envío un correo institucional y ellos me envían paquetes, paquetes muy importantes de información. En uno de esos paquetes me encuentro con los muertos.
–¿Y en uno de esos paquetes te encontrás con las fotos de esos experimentos?
–En uno de esos paquetes me encuentro con fotos de niños, de niñas, del orfanato, con enfermos mentales, del neuropsiquiátrico, con soldaditos, con militares. Esas fotos están en el libro. Son 60 imágenes inéditas que por primera vez se está viendo en el Paraguay. Estaban guardadas en el archivo de la Rockefeller Center.
–¿En este camino de contacto con la Fundación Rockefeller encontraste en los líderes actuales de la Fundación alguna actitud de ocultamiento digamos?
–Ninguna. En todo momento fueron muy amables conmigo, tengo que recalcar eso en todo momento, fueron cordiales, me ayudaron. Sí les envié un correo cuando el trabajo ya estaba listo, les dije que quería utilizar esas fotos en el marco de la investigación y me dijeron que sí, llené una proforma como se suele hacer.
–¿En estos 100 años, antes de tu libro, antes de tu investigación, ¿hubo algún tipo de denuncia por parte de alguna autoridad de Paraguay respecto de estos experimentos?
–De paraguayos no, yo por lo menos no encontré. Sí, en Brasil. Un médico de aquel entonces que ya en el año 22, en un evento científico del Brasil de aquel entonces, sale a gritar, a vociferar que la Fundación estaba matando a gente inocente, a niños y sobre todo a gente de color, porque en el Brasil la envergadura y la dimensión de la campaña fue muy diferente. Y en Guatemala, si no me equivoco, también se presentó en el año 2010 una investigación que daba cuenta de ciertos abusos que se cometieron con personas en situación de encierro, de grupos vulnerables, la cárcel, el orfanato, un calco de lo que fue en Paraguay. Esto es del año 40 más o menos.
–¿Y cómo reaccionaron las autoridades de la Fundación?
–Ellos sí pidieron una explicación. Obama estaba como presidente, Obama le pide a la Comisión Nacional de Bioética que investigue si eso es cierto. Corroboran que efectivamente porque los datos estaban guardados en un archivo en los Estados Unidos, y Obama pide oficialmente disculpas al gobierno de aquel entonces y ese es un precedente que yo encontré. En este caso de experimentación con seres humanos en Guatemala, Fred Soper aparece en la lista de los médicos. Acá Fred Soper fue el director de la campaña de Paraguay; que, por cierto, fue director de la OPS durante creo que 4 periodos.
–¿Cómo y por qué culmina esta misión finalmente en Paraguay, en el 28?
–Culmina porque la guerra iba a desatarse en cualquier momento. El gobierno de aquel entonces destina los fondos para fines estratégicos. Y entonces se desfonda, se queda sin fondos la campaña. Pero, además, se venía arrastrando una serie de pequeñas inquinas entre médicos paraguayos y médicos paraguayos que trabajaban para la Fundación, y especialmente médicos norteamericanos.
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Félix Sosa: “No se puede pensar en el desarrollo sin energía suficiente”
- Fotos: Pánfilo Leguizamón
En esta edición del programa “Expresso”, del canal GEN/Nación Media, Augusto dos Santos recibe al Ing. Félix Sosa, presidente de la Administración Nacional de Electricidad (Ande), para hablar de la situación energética del país y las perspectivas para el futuro. Sosa sostiene que en los últimos años se ha ido superando el histórico rezago en materia de inversiones en el sistema eléctrico y que la clave es la diversificación en la matriz de producción energética.
–Estamos llegando al invierno y ¿cómo anda nuestra energía últimamente?
–Realmente estamos muy bien. Todas las inversiones que se han realizado en los últimos tiempos están dando el fruto esperado. Lógicamente siempre falta, siempre tenemos que seguir con esta línea de las inversiones, tanto en transmisión como distribución de energía eléctrica. En esta época la demanda baja aproximadamente en un 40 %.
–¿Cuál fue el pico en este último año?
–Fue el 3 de marzo de este año, llegamos a 5.122 megavatios de potencia.
–Quiero hablar de temas estructurales y de futuro, pero antes es imprescindible tener una línea de base de cómo estamos hoy. ¿Cómo estamos en materia de disponibilidad de energía hoy?
–Primeramente quería contextualizar un poquitito. Realmente un país no puede pensar en el desarrollo si no cuenta con energía suficiente, principalmente energía eléctrica en estos casos. Es decir, la disponibilidad energética es sinónimo de desarrollo de un país. Por eso es muy importante el tema energético. Nosotros contamos con 8.760 megavatios de potencia nominal en la generación. Esa es la disponibilidad energética, lo que corresponde a Paraguay, tanto en Itaipú, Yacyretá y Acaray. Es decir, estamos llegando un poquito más del 50 % de la disponibilidad energética durante el pico de demanda.
–¿Hay convencionalmente a nivel universal alguna recomendación de cuál tiene que ser el margen?
–Un 20 %. Depende mucho eso también de las condiciones hidrológicas en nuestro caso, porque dependemos de un solo río. Por eso es muy importante la diversificación de la matriz de generación, es decir, tenemos que tener diferentes tipos de fuentes a los efectos de complementarse uno al otro.
DIVERSIFICACIÓN
–Además de la hidroeléctrica, ¿tenemos otras formas de producción de energía?
–No y por eso es importante la diversificación de la matriz de generación. En esa línea nosotros estamos en este momento trabajando con todas las instituciones afectadas en equipo con el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones, a través del Viceministerio de Minas y Energía, con el Ministerio de Industria y Comercio, que es muy importante considerando que la meta de este gobierno es la industrialización de nuestro país. Entonces es fundamental que la pata del Ministerio de Industria y Comercio esté interviniendo o aportando para la planificación del sistema eléctrico paraguayo.
–¿Cómo observás la historia del desarrollo de la Ande en los últimos 20 años?, ¿cómo ha sido ese ciclo te parece?
–Inclusive podemos ir un poquito más atrás mirando lo que es el Paraguay en sí. A partir del año 68 Paraguay se convirtió en uno de los pocos países en el mundo que su fuente de generación es 100 % limpia, renovable y firme. Para tener una idea, cuando entró en operación la central de Acaray, la demanda de Paraguay llegaba a 10 megavatios de potencia y Acaray entró con 90, es decir, 9 a 10 veces más en esa época. Existen energías renovables con generación intermitente y ese tiene su problema técnico, pero Paraguay es el único país en el mundo que cuenta con energía limpia, renovable y firme a la vez.
–¿Cómo se fue consolidando el proceso de funcionamiento del sistema eléctrico?
–Una de las cosas que consideramos críticas realmente fue la falta de inversión en el área de transmisión y distribución de energía eléctrica. Podemos observar en el gráfico que hasta el año 2008 aproximadamente las inversiones eran muy bajas. Posteriormente se mejoraron esas inversiones. Hemos recuperado la inversión en el sistema de transmisión y distribución de energía eléctrica. Estamos llegando a unos 300 millones de dólares de inversión en forma anual. Eso hace que realmente podamos estar mucho mejor hoy en día en la calidad de servicio. Gracias a esa infraestructura también se pudieron instalar estas grandes criptomineras. El año pasado tuvimos un aumento de consumo de energía eléctrica de 18 %, algo único en el mundo.
–Es un contraste muy grande, para cualquier país 20 % no se consigue fácilmente.
–Por un lado, el Gobierno del Paraguay está apostando a la utilización de nuestra energía en el mercado interno. Siempre se dijo ¿por qué no usamos nuestra energía? Bueno, ahora sí se está usando. Y por otro lado, también el mensaje es que realmente nosotros estamos preparados para recibir grandes inversiones para grandes instalaciones de consumo.
–¿Cómo está estructurado el costo de la Ande?
–Primero la Ande adquiere o compra energía en dólares desde Itaipú y Yacyretá. Este es el principal costo, el tema de la compra de potencia en Itaipú y compra de energía en Yacyretá. Por otro lado, tenemos que transportar, es decir, no podemos comprar y dejar ahí. Entonces, se transporta a través de las líneas de transmisión para poder llegar a los centros de consumo. Y en Paraguay el 60 % del consumo se registra en Asunción y Área Metropolitana, incluyendo Bajo Chaco, que sería Villa Hayes, el departamento Central, parte de Cordillera y parte de Paraguarí, que nosotros le llamamos el sistema metropolitano. Entonces, para ese consumo del 60 % necesitamos transportar más de 300 kilómetros esa energía y para eso tenemos que construir líneas de transmisión.
TRANSMISIÓN
–Yo recuerdo que hace 20 años era un debate crítico el tema de la transmisión. Todo el mundo decía que tenemos mucha energía, pero no hay sistema de transmisión. Y después también recuerdo que hubo avances. ¿Cuánto más camino hay que recorrer en materia de mejorar el sistema de transmisión?
–Actualmente tenemos una línea de transmisión de 500 kV desde Itaipú a Villa Hayes. Otra línea desde Yacyretá a Villa Hayes, pasando por Valenzuela, que recientemente inauguramos esa subestación. Y también dos líneas de transmisión de 500 kV de Itaipú hasta la subestación Yguazú, que queda en la localidad de Yguazú. En este momento están en proceso de construcción dos líneas, es decir, una línea con doble terna que le llamamos, desde Yguazú para que pueda llegar hasta Valenzuela. Está en proceso de ejecución, se inició recientemente con una inversión de 99 millones de dólares. Y también el sistema eléctrico necesita de planificación con mucha anticipación, porque el proceso es bastante largo. Ya tenemos también un préstamo ya aprobado en el Congreso Nacional y está en proceso de preparación el pliego de bases y condiciones para la construcción de la segunda línea de transmisión entre Itaipú y Villa Hayes. Es decir, desde Itaipú tienen que salir cuatro líneas. Con esto se completan las líneas de transmisión de 500 kV desde Itaipú.
–¿Cuál es el sentido estratégico al elegir cuál es el centro de distribución? Por ejemplo, ¿por qué Villa Hayes?
–Porque está cerca de donde más se consume energía eléctrica, que es el sistema metropolitano.
Entonces, desde Villa Hayes se redistribuye a través de la línea de transmisión, pero con una tensión más baja. Es decir, en 220 kV. De Itaipú llega hasta Villa Hayes en 500 kV, desde Villa Hayes se redistribuye en Asunción y Área Metropolitana en 220 kV y después se va transformando a través de la subestación. Entonces, son obras muy importantes que se están construyendo en este momento y también en el proyecto de construcción.
–¿Este componente de transmisión qué lugar ocupa en la torta de la inversión general?
–Un 60 % es transmisión y un 40% es la distribución de energía eléctrica, que es algo que tenía muchos problemas también para llegar a las casas. Es decir, al terminar de transportar están las subestaciones y de las subestaciones salen las líneas de distribución, que son en 23 kV. Esas son las líneas que se van en los barrios y posteriormente en los barrios están los transformadores de distribución. Esos transformadores salen en una tensión de 380 voltios en trifásico y 220 voltios en monofásico.
–¿Y ahí se acaban los gastos de la Ande?
–No, ahí es solamente en infraestructura, tenemos compra de energía, tenemos que transportar, tenemos que transformar a través de las subestaciones y posteriormente se distribuye para llegar hasta las casas. Pero todo el sistema eléctrico necesita de un mantenimiento adecuado, preventivo y constante. O sea, el sistema de mantenimiento es fundamental en el sistema eléctrico. Lógicamente hay que mantener toda la estructura. Por eso otro de los factores importantes es el tema de administración, operación y mantenimiento.
CONSUMO
–¿Cómo fue cambiando la evolución del consumo hasta hoy?
–Paraguay es un país donde el consumo de energía eléctrica está creciendo mucho. Es la más alta de la región. En promedio, el consumo de energía eléctrica sin la llegada de estas grandes instalaciones de criptominería es de 6,5 % anual. En los últimos cuatro años el promedio llega a 9 % y el año pasado llegamos a 18 % de aumento de consumo de energía eléctrica. Estas inversiones que se realizan en criptominería representan hoy en día un 750 megavatios de potencia de demanda. Y vamos a llegar para este fin de año a 1 giga, es decir, 1.000 megavatios de potencia de demanda en esta actividad. Por otro lado, es muy importante mencionar que para el país, para la Ande, este tema de la criptominería es una ventana de oportunidad porque es una tarifa especial.
–¿Por qué es especial?
–Porque ellos pagan más que todos nosotros. La tarifa está en dólares y también en el contrato está previsto si existe necesidad de que ellos salgan o se desconecten, porque va a haber en un momento un pico de consumo y va a comprometer el funcionamiento normal del sistema eléctrico, entonces ellos tienen que desconectarse. En el contrato está previsto, le avisamos un 10 minutos antes y le decimos “desconecten ahora” y ellos están obligados a desconectar hasta el 90 %. Si no lo hacen, nosotros lo hacemos desde un centro de operación. Entonces es una actividad bastante interesante y muy importante para la Ande, porque es un ingreso demasiado importante. Por otro lado, a los efectos de no comprometer la generación a largo plazo estos contratos terminan el 31 de diciembre de 2027.
PLAN MAESTRO
–Si por algún motivo no cambiamos esta matriz, ¿cuándo es el tiempo de crisis si no se diversifica?
–No vamos a entrar en crisis. ¿Por qué? Porque la Ande siempre proyectó en su plan maestro transmisión y distribución, porque no necesitaba de fuente de generación nueva. Ahora ya está en el plan maestro de la Ande la generación. No puede un país dejar de invertir en nuevas fuentes de generación. Pero respondiendo a tu consulta, con la fuente de generación existente hoy en día, si continúa con este ritmo de crecimiento, estaríamos consumiendo toda nuestra energía entre 2030 y 2033.
–¿Cómo se está preparando la Ande para ese plazo?
–La Ande tiene un plan maestro con una proyección hasta el año 2043 que contempla la necesidad de aumento en generación. En ese contexto tenemos varias alternativas. La alternativa A y B, que yo le llamo la soberana, es decir, depende solamente de Paraguay, apostamos fuertemente a la generación a través de la planta fotovoltaica, es decir, solar. Por otro lado, las pequeñas centrales hidroeléctricas y también bancos de baterías. En la alternativa B sería la misma, pero incorporando una tecnología del sistema de bombeo, principalmente para la utilización en horario pico de descarga. Y la alternativa C y D sería con la incorporación de avanzar en proyectos binacionales como el de Itatí-Itacorá.
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Daniel Burman: “El cine revela las cosas que la sociedad niega”
- Fotos: Pánfilo Leguizamón
En esta edición del programa “Expresso”, del canal GEN/Nación Media, Augusto dos Santos recibe al director de cine argentino Daniel Burman, quien se encuentra de visita en nuestro país por razones de trabajo. Además de algunas de sus producciones y de la función del cine en nuestros tiempos, Burman habla de la construcción de la identidad y de la necesidad de que la sociedad aprenda a sentir como propio el dolor de los otros.
Daniel Burman nació el 29 de agosto de 1973 en Buenos Aires; es conocido por la serie “Iosi, el espía arrepentido” (2022), así como las películas “Esperando al mesías” (2000), “Todas las azafatas van al cielo” (2002), “Derecho de familia” (2006), “El rey del Once” (2016), además de “El abrazo partido” (2004), galardonada con el Gran Premio del Jurado del Festival de Berlín. Otros títulos destacados: “El nido vacío” (2008), “La suerte en tus manos” (2012), “Dos hermanos” (2010), “El misterio de la felicidad” (2013). Su último trabajo es “Transmitzvah” (2024).
–Hay mucho que hablar de cine, pero mi primera pregunta es bien provinciana. ¿Qué le trae por el pueblo, don Daniel?
–Un montón de cosas. Es muy curioso. A veces en mi actividad ocurre que hay algo que va más allá de lo racional y hay una alineación de proyectos que te empiezan a llevar a todos lados. Ahora hay tres proyectos muy importantes en diferentes etapas que me empezaron a traer para Paraguay. Todo empezó con Andrés Gelós, que es un gran amigo y colega y colaborador que me viene hablando de Paraguay hace muchos años. Yo no conocía a Asunción, es increíble, estando a una hora y media. Entre paréntesis, es impresionante el desconocimiento que tenemos de un país hermano, vecino, que cuando entré a Asunción no tenía nada que ver con el prejuicio o el preconcepto. Me quedé muy sorprendido de lo que tiene que ver con el sector audiovisual del enorme potencial, el enorme presente también, porque el potencial siempre habla como de algo por venir. Lo que está sucediendo con el audiovisual en Paraguay y las posibilidades que se están abriendo en esta coyuntura son increíbles.
–Este vaticinio de que la pandemia en algunos aspectos era un punto de inflexión en nuestra manera de ver, de reflexionar las historias, ¿sucedió?
–No, no sucedió, no va a suceder y tiene todo el sentido porque uno de los mecanismos más comunes que tenemos todos y más activos, más presentes, una de las mayores herramientas de su providencia es la negación. Vivimos en estado de negación permanente, primero negamos quiénes somos todo el tiempo y también ni hablar de las situaciones externas que la vivimos negando. Entonces era de esperar que neguemos la pandemia, el efecto traumático y, sobre todo, neguemos lo que nos reveló sobre nosotros mismos, sobre nuestra vulnerabilidad, sobre su fragilidad y tiene un sentido. No juzgo ese mecanismo. La supervivencia incluso en condiciones óptimas de alimentación y sanitarias es muy compleja por la propia crisis existencial de estar, con lo cual entiendo que hayamos tirado en un abismo todo aquello que aprendimos en esos tiempos tan dramáticos.
IDENTIDAD POLIFACÉTICA
–Estaba reflexionando de que Argentina debe ser de los cines, después de Hollywood probablemente, obviamente Israel supongo, que más incurren en la temática judía.
–Tiene que ver con que hay una comunidad judía muy grande y también una diferencia con las demás comunidades judías. La dicotomía identitaria no ha existido en gran parte de la comunidad. Yo siempre he sido judío y argentino al mismo tiempo y nunca me puse a preguntar cuánto había de cada uno, no hay ninguna dialéctica digamos porque también creo personalmente que la identidad es absolutamente polifacética y soy judío y soy padre y soy hijo y soy argentino y soy una persona de cuentitos y soy un montón de cosas y no soy nada al mismo tiempo. Soy la persona que busca saber quién es como cualquiera de nosotros. Creo que tiene que ver con eso, que también no nos tuvimos que aferrar a esa identidad de una manera reactiva. Encima viniendo del país que sufrió los atentados terroristas más cruentos contra la comunidad judía fuera de Israel.
–Quiero detenerme en “Iosi”, una de las series más vistas acá en Paraguay. Fue un episodio muy fuerte a partir de toda esa fortaleza que tuvo unos años de incertidumbre al respecto de si se hacía justicia o no se hacía justicia, ¿no?
–Sí, no se hizo justicia finalmente. Y creo que también lo que quise reflejar, o sea, la sociedad argentina se anestesió ante la falta de justicia y que la impunidad formó parte de la identidad colectiva. Es algo tremendo. Pero me parece importante que la impunidad no es responsabilidad de un político o de una época política, es de una época de la sociedad en la cual la gente estaba anestesiada y admitía que la impunidad era un activo social con el cual se podía vivir y muy bien.
–Que tiene un pariente, que es el miedo.
–Ojalá fuera el miedo. Yo creo que es más la desidia, porque básicamente nadie soporta la impunidad respecto a uno mismo. Las víctimas nunca soportan la impunidad, esto está claro. El chiste es que la sociedad que no es directamente influenciada por un hecho lo sienta como propio. A mí me fascina el concepto de Spinoza sobre la escala del amor y la generosidad. Uno puede amar a cualquiera pero la generosidad es actuar como si uno amara al otro. Esto es lo mismo, que la sociedad actúe como si hubiera sido lesionada ella misma y cuando eso se desarticula puede existir la impunidad. Entonces básicamente hablamos de un cierto quiebre en el contrato social, de cierta dilución de una empatía.
VERDADES OCULTAS
–¿Te parece que el cine sigue reivindicando el lugar de la verdad?
–Una de las misiones del cine, porque cristaliza de manera física y evidencia ciertas verdades o a contrario sensu, que es más fácil porque darle un lugar de portador de verdad es un poco riesgoso, evidencia estos momentos de impunidad, estos momentos de la verdad que es mirada o atacada, que no es lo mismo que ser un lugar de definición de verdades. Yo en “Iosi” no digo “el atentado lo hizo tal persona”, porque la Justicia es la que tiene que hacer eso. Yo lo que digo es que durante 30 años se construyó una conspiración de actores muy diferentes de la sociedad, todos alineados de manera sincronizada para garantizar un pacto de impunidad. Hay una verdad que no conocemos y el cine puede develarnos las verdades ocultas.
–¿Cuándo fue la vez en tu vida, para hablar de tu historia personal, que dijiste “yo quiero hacer cine”?
–No existió ese momento y es bastante decepcionante cuando me preguntan eso, porque yo quería ser escritor. Yo tengo una fascinación por la literatura, me encantaba escribir y todavía la verdad que escribo y siempre digo a mis hijos “cuando sea grande me dedicaré a ser escritor” y me miran y me dicen “cuánto falta para eso” (risas). Escribía, pero en cierto momento sentí que tenía que transformarlo en un ambiente para contarle algo a alguien. Tengo el recuerdo de esperar que mi madre llegue del trabajo para contarle algo, la fascinación de contar algo. Y tomé cine como un instrumento, que podría haber sido cualquier otro. Nunca tuve una fascinación por el dispositivo cinematográfico y de hecho hoy no la tengo. Tengo una relación totalmente instrumental. No hay nada que me aburre más que hablar de una cámara. Cuando viene el fotógrafo y me dice ¿salió tal lente? Ni me cuentes. Mi relación con el cine es instrumental y de puente.
LA FIGURA DEL HÉROE
–Quiero continuar con tu obra y quedarme en “El abrazo partido”, porque además es un juego de palabras muy bonito.
–“El abrazo partido” me dio muchísimas satisfacciones y me cambió la vida. Fue la película donde dije “soy algo así como un director de cine”. Siempre parto de un dilema moral irresoluble. Yo cuando era chico vivía en el barrio judío de Once de Buenos Aires y había escuchado una historia que nunca se termina de saber si fue verdadero, pero me inspiró la película de que en la época de la guerra de los Seis Días hubo muchos judíos argentinos que dijeron “vamos a luchar por Israel” y en esa época se tardaba en llegar. Muchos llegaron después del sexto día y la guerra ya había terminado. Y alguno dijo “bueno, me quedo” y dejó una familia con un local. A mí esos dilemas de ir a luchar por un ideal dejando una familia, la idea de ir a salvar al mundo, pero abandonar tu responsabilidad más próxima, siempre desconfié. Siempre desconfié mucho de los héroes porque para mí son gente que se escapó de la casa, que no quiere asumir o que prefiere ir a salvar las ballenas en Australia en lugar de cuidar a su hijo de cuatro años y explicarle ciertas cuestiones existenciales.
–¿Qué cosas está mirando el cine?, ¿qué profecías está haciendo te parece?
–Yo creo que el cine no hace profecías. Yo creo que mucha gente que hace cine tenemos una conexión con nuestro tiempo. Entonces, no somos proféticos, sino revelamos cosas que la sociedad niega. Niega por el frenesí, por la falta de debate, por la agenda. Normalmente cuando uno va a promocionar una película, lo que te sucede hoy día es que la mayoría cuando vas a un programa de televisión te dice “la agenda de hoy es muy política, la agenda es otra cosa”. Yo creo que somos nuestra agenda. Estoy bien convencido de que somos qué hago hoy, somos eso y cómo tratamos al otro en ese eso y nada más.
EXPERIENCIA SOCIAL
–Dentro de unos años tendremos personas que pudieron no haber ido al cine, pero igual haber visto todas las películas del mundo. ¿Cómo te llevás con esos cambios?
–Tengo contradicciones al respecto. Por un lado, la idea de la masividad y la posibilidad de cuando pongo una serie y que pueden verla en cualquier parte del mundo y toda la penetración que tiene y el acceso que tiene porque sigue siendo un lujo burgués finalmente, pero tiene un acceso muy grande. Pero yo recuerdo que cuando estrenaba una película, mi mayor placer era salir y ver la gente llegando al cine. Había un momento de su vida que giraba en torno a ese evento y todo lo que significaba y que ahora todo se pueda hacer desde la cama comiendo una pizza. No es que me afecta a mí, me da pena que nos estemos perdiendo todo eso, porque en ese circular había un contacto humano, una circulación.
–Es como que se perdió el templo, ¿no?
–Se perdió el templo, pero lo mío no es la cuestión romántica, sino que nos perdimos una experiencia social que para eso nació, de a quiénes tengo al lado, que me encuentro con alguien, el tránsito con el otro, que lo vamos perdiendo. A mí eso me da pena, pero no por el cine en sí mismo, sino por la pérdida social, porque se van perdiendo y eliminando momentos de contacto humano, de contacto real.
HERMANDAD ESTÉTICA
–¿Te parece que hay un cine regional identificable como un corpus o hay experiencias aisladas?
–Yo siempre desconfío un poco del cine del hermano latinoamericano. Me parece que nunca terminé de entender por qué no podemos ser unidos, cercanos, colaborativos desde nuestra singularidad. Me parece que también es una pose totalmente innecesaria y es una retórica que el goce está en un supuesto sentimiento de hermandad estética o narrativa que no hay. Lo hubo en la literatura en cierto momento. Desde afuera nos miran como latinos, pero ¿nos tenemos que sumar a esa mirada? ¿O tenemos que reivindicar nuestra singularidad y tener una mirada más pragmática de colaboración entre los países para hacernos más fuertes en todas las cinematografías, generar hub de producción?
–¿Cómo está el cine argentino?, que siempre fue productivo.
–Creo que está en el momento más delicado de su historia. La interrupción del fomento público generó una crisis muy grande. El cine argentino hoy día se sostiene básicamente por el aporte de las plataformas y me gusta. Prefiero pensar que de alguna manera el sistema de fomento público de alguna manera se va a reinventar para lograr que personas como yo, que hemos sido hijos de la educación pública y hemos contado con apoyo, después podamos crear como yo compañías de producción independiente, pero el aporte público es el puntapié. Hay que entender que una cinematografía es mucho más que lafacturaciónoel valor agregado que genera porque tiene un enorme impacto cultural y sobre otras industrias.
–Hay una especie de desvalorización de lo público también, ¿no?
–Latinoamérica es un continente, y ahí sí estamos hermanados, con abismales asimetrías irresolubles por el mercado. Esto no es una posición ni ideológica ni política, es absolutamente descriptiva. Hay comunidades, hay espacios, hay territorios, que además de las cuestiones de asimetrías históricas, están bajo riesgo por cuestiones climáticas. Ahí la sociedad, más que el Estado, puede tener una decisión de si como humanos tenemos una empatía y queremos entre todos ayudarnos. Es una cuestión humanística y no política.