Desde el inicio de la pandemia por coronavirus en el 2020, la Cátedra y Servicio de Gineco-Obstetricia del Hospital de Clínicas de la FCM-UNA no redujo el promedio de partos, tanto vaginales como por cesárea. En el 2020 fueron efectuados 1.535 nacimientos: normales 464 y cesáreas 1.071. En tanto, en lo que va del 2021 el servicio ya lleva realizando 182 alumbramientos.

El profesor doctor Daniel Ramalho, jefe interino del Departamento de Salud Sexual y Reproductiva y de Sala de Alto Riesgo de la Cátedra y Servicio de Gineco-Obstetricia del Hospital de Clínicas de la FCM-UNA, brindó datos relacionados a los partos que se llevaron a cabo durante el 2020.

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Destacó que el mayor porcentaje de cesáreas se da porque la mayoría de las gestantes viene con indicaciones o derivadas de otros centros hospitalarios, atendiendo que Clínicas es centro de referencia. Indicó además que la proporción de estadísticas entre cesáreas y partos normales no varió mucho entre años anteriores, a pesar de la pandemia.

Explicó que, por lo general, las cesáreas iterativas (reiterativas) inducen a una patología relacionada a la alteración de la placentación, que es cuando la placenta se introduce demás en el músculo del útero e invade, y eso hace que en el momento que nace el bebé, la placenta que debe caer no puede porque está invadida y eso genera la posibilidad de tener una hemorragia que podría derivar incluso en la muerte, dependiendo del grado de invasión.

“Ese es el mayor temor en las cesáreas iterativas porque la zona de cicatriz en el útero es donde viene la placenta. Cuanto más cesáreas una mujer tiene, más aumenta el riesgo. Algunos hablan de que una paciente puede tener hasta cuatro cesáreas, pero no hay un número que pueda especificarse, cada paciente es diferente, cada cirugía es diferente y cada técnica quirúrgica es diferente”, señaló el médico gineco-obstetra.

Respecto a las cesáreas iterativas, la Organización Mundial de la Salud establece utilizar Criterio de Robson, estándar global para evaluar y comparar tasas de cesárea para poder disminuirlas, manifestó el profesor doctor Daniel Ramalho. Foto: Gentileza.

El especialista dijo que la estadística y la ciencia indican que cuanto más cesáreas se tengan, existe mayor probabilidad de que aparezcan inconvenientes. Para tratar estos tipos de pacientes, se necesita de un entorno habilitante para que se pueda salvar la situación. Si se dan las complicaciones en un lugar sin las condiciones necesarias, se arriesga la vida de ambos, la madre y el hijo.

“Existen mujeres que no siguen el prenatal, no se practican todos los estudios y cuando llega el momento del parto por medio de la cesárea, el médico se encuentra con la placenta invadida, que incluso llega a la vejiga. Es ahí cuando se complica y la paciente incluso puede llegar a morir. A través de estrategias de atención de emergencia, llamado código rojo a nivel nacional, se gestiona de modo de ganar tiempo y que la paciente pueda ser asistida con los profesionales y equipos médicos necesarios”, apuntó el profesional.

Con relación al tiempo recomendado entre cesárea y cesárea, el profesional explicó que está estipulado que pase dos años como un periodo intergenésico razonable entre una y otra. Menos de eso es un aumento de la morbilidad en la mujer, ya que la cicatriz no se encuentra adecuada para el próximo embarazo. Esto se debe a que, debido a las distintas técnicas de disecciones, el útero necesita que se espere de un tiempo prudencial para regenerar.

“Hoy en día, las técnicas se están unificando, entonces se recomienda un tiempo prudencial. Si la mujer entra en un trabajo de parto y está bajo un entorno de cuidado (control prenatal al día), se puede habilitar a ese proceso la cirugía, por eso es importante el control de la paciente en el proceso del parto para actuar correctamente”.

En lo referente al parto respetado, el docente indicó que la idea del mismo es que durante el proceso del parto, la mujer tenga una participación más activa. Foto: Gentileza.

Lo que se trata de hacer es seguir el proceso fisiológico natural de un parto y en caso que ese proceso se altere, es allí donde el profesional interviene; cuidar que ese proceso se mantenga y cuando ve que la situación se puede complicar, se opta por la cesárea para poder salvar la vida de la mamá y el bebé.

“Lo que hace el parto respetado es involucrar a la mujer en el proceso del parto en una forma más activa. Generalmente, lo que se acostumbra a hacer es más un proceso vertical, donde el médico es quien toma las decisiones, que es lo correcto porque es la persona técnica indicada, pero muchas veces no se le da el espacio a la mujer en ese proceso. En el parto respetado se le explica a la mujer cada procedimiento o situación para que sepa sobre las acciones y decisiones que se toman y llevan a cabo. De todos modos, la última palabra la tiene el médico si surgen situaciones que pone en peligro la vida”.

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Dijo además que en las áreas de grado y posgrado de la facultad cuentan con talleres y módulos donde se abordan las actualizaciones del parto respetado. Dijo que si bien en el hospital no cuenta con salas privadas, se cuidan todos los detalles para que la mujer se sienta cómoda, respetando a su persona y privacidad.

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