Además de toneladas de basura y perjuicios a la navegación, una histórica bajante del río Paraguay ha dejado al descubierto frente a Asunción un barco hundido, un islote de rocas ígneas y un curioso castillo que sirve de improvisado destino turístico en plena pandemia.

“Es una bajante que no se ve desde hace más de medio siglo”, dijo a la AFP Nelson Pérez, subdirector de Hidrología de la Dirección Nacional de Meteorología. “Lo del río es demasiado grave. Las mercaderías ya no llegan a Asunción”, reportó el presidente del Centro de Importadores, Nery Giménez.

En contrapartida, la extraordinaria bajante que registró 46 centímetros este viernes expone a la curiosidad de la gente lechos rocosos como el islote de formaciones volcánicas y hasta el barco Paraguarí, hundido en la Guerra de la Triple Alianza (1864-70 contra Argentina, Brasil y Uruguay).

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El islote de formaciones volcánicas generó paseos en lancha desde G. 5.000. Foto: Carlos Juri.

El misterioso castillo

El destino más buscado es el misterioso castillo El Peñón, erigido en el medio del río Paraguay, habitualmente semisumergido, pero que con la bajante permite un peregrinar de curiosos que abordan botes y canoas para tomarse fotos y volver a la costa.

Agustín Gómez, un lugareño de 60 años, recuerda una imagen parecida de los peñascos carentes de agua en una zona donde el río describe una curva bravía antes de enfilar hacia Asunción, unos 30 kilómetros más al sur. Al accidente rocoso, un marino, Lázaro Aranda, le construyó en 1930 una edificación con un generador de luz hidráulico como guía para los navegantes.

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“Él conocía muy bien las piedras y los bancos de arena del río. Hizo erigir eso que parece un castillo para orientar a los navíos”, dijo su nieta, Yvonne Herken. Sin embargo, los problemas en la navegación han resultado en millonarias pérdidas para el transporte fluvial de mercaderías.

“El 80% de las importaciones de Paraguay (país sin salida al mar) se realiza por esa vía. Las mercaderías están abarrotadas en los depósitos de Montevideo y Buenos Aires”, expresó Giménez.

El ejecutivo dijo presagiar que “esta situación traerá un perjuicio peor que la pandemia del COVID-19” y exhortó a las autoridades a aprobar fondos para financiar el dragado del río en sus lugares críticos. Según Nelson Pérez, las lluvias en el Pantanal brasileño capaces de recuperar los cauces hídricos recién se esperan para diciembre y la normalidad en marzo.

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