La histórica bajante del río Paraguay a consecuencia de la prolongada sequía en toda la región, hizo que el cauce hídrico revele algunos secretos de su lecho. La Asociación de Geólogos del Paraguay compartió en su página de Facebook fotos de un islote rocoso aparecido tras la pronunciada bajante en la zona conocida como Ita Pytã Punta, en el río Paraguay.
En la publicación se explica que el islote mide aproximadamente dos hectáreas, con un perímetro de 1,2 kilómetros. Los geólogos realizaron un reconocimiento de las rocas en el islote y comprobaron la existencia de brechas volcánicas, lo cual es indicio de un conducto volcánico cercano, explica la publicación.
La Directora del Departamento de Geología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FACEN), doctora Ana María Castillo Clerici, explicó que se trata de un conglomerado de rocas ígneas, ubicado encima de la misma falla geológica sobre la que se encuentran los cerros de Lambaré, Tacumbú o Ñemby y que habrían aparecido en la era cenozoica o terciaria, hace 66 millones de años, aproximadamente.
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“La zona del lago Ypacaraí se encuentra en la parte de baja de una estructura tectónica, mientras que la cordillera de Altos, en la parte elevada, ambas estructuras chocaron entre sí hace 450 millones de años y la falla que tiene dirección noroeste-sureste y todos esos tipos de rocas se encuentran alineados sobre esa estructura, en la misma dirección”, explicó la doctora Castillo.
“Es una falla muy profunda, por la cual se ponen en contacto todo tipo de rocas, pero esta que podemos ver en el lecho del río, específicamente proviene del manto terrestre, que es una estructura muy profunda. Son las mismas rocas que vemos en Lambaré o en Tacumbú”, agregó la geóloga.
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“Es muy rara la presencia de este tipo de rocas en zonas continentales, generalmente se las encuentra en las islas, donde las fallas aún están activas, pero en el continente sudamericano solo se han encontrado en Paraguay, algo que siempre ha llamado mucho la atención a los colegas extranjeros y lo más posible es que dentro de millones de años esa falla termine abriéndose para producir algo similar a lo que sucedió cuando África y Sudamérica comenzaron a separarse", mencionó.
Explicó que ya se conocía de la presencia de esta estructura y con seguridad hay otras formaciones ígneas que se encuentran sobre la misma falla. “No se trata específicamente de volcanes, pero sí rocas ígneas provenientes de estructura de aproximadamente 30 millones de años de antigüedad que entraron en contacto con las areniscas de la cordillera de Altos, cuyas rocas se han formado hace 450 millones de años", finalizó.
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Cerro Vera, una de las grandes vistas del paisaje paraguayo
- Jorge Zárate
- jorge.zarate@nacionmedia.com
- Fotos: Jorge Jara
Para llegar al mirador del cerro Vera de Acahay, departamento de Paraguarí, se recorren senderos de bella vegetación, entre la que se destacan los caraguatás de gran tamaño, las flores silvestres, el aire de gran pureza. Recorriendo el área se pueden avistar los cerros vecinos, los campos preparados para cultivos, mirar la vida desde sus 348 metros de altura. Aquí un acercamiento a sus paisajes y características geológicas en la mirada de una especialista.
Los yryvu hu despliegan su plumaje negro, brillantes al sol. Parecen custodiar el paisaje imponente, el mbokajaty que se despliega en el valle y se trepa a los cerros; el camino de piedra y tierra colorada que se ve como un sendero desde la altura.
Trepar, subir la montaña, desde que el hombre es tal, tiene efectos terapéuticos, ayuda a valorar esfuerzo y consecución. Cuando se corona una cima, algo cambia para bien.
Ubicado a 130 kilómetros de Asunción, se encuentra en la compañía Pintos, de Acahay, y es uno de los espacios preferidos por jóvenes aventureros y viajeros que buscan adentrarse en el paisaje nacional.
Esta situación puede verificarse en las redes sociales, donde en pequeños videítos la gente se filma subiendo el cerro, acampando, en caminatas en familia, inclusive escalando, practicando montañismo.
ACCESO
Desde la capital se puede llegar a velocidad promedio en dos horas y media hasta el punto de entrada, que está sobre la ruta PY-18, en el tramo que une Acahay con La Colmena. El ingreso está indicado por un pequeño cartel que dice “Cerro Vera-Rubio Ñu”, aunque para más precisión se puede buscar en internet como “Entrada al cerro Vera” y obtener la guía de navegación y el mapa que lleva hasta el sitio.
Una vez allí, hay dos maneras de acceder. Se puede ir con vehículo familiar hasta un estacionamiento y después seguir la travesía a pie o, si se dispone de un 4 x 4, avanzar en un camino algo difícil que acerca hasta el mirador.
LA INMENSIDAD
Las rocas, la formación del cerro tienen una historia especial. Dice la geóloga Ingrid Godoy: “La verdad que es muy impresionante, siempre sorprende y hay cosas nuevas que nos dan una visión de lo pequeños que somos y de lo mucho que tenemos que aprender de lo impresionante que es la naturaleza”.
Lo hace mientras explica los pilancones, una formación especial que se avista en el mirador del cerro, suerte de pequeñas piletas que acumulan agua de lluvia y, al verlas desde cierta distancia, asemejan un rostro, una máscara.
“Es un ejemplo muy bueno de la fuerza de la naturaleza, del transcurrir del tiempo, porque eso se va formando por granitos de arena que se quedan en un hueco en la roca y con el paso del tiempo con ayuda del agua y del viento van puliendo la roca hasta formar oquedades que posteriormente forman estas piletas naturales”, indica.
VEGETACIÓN
Las piedras tienen unas manchas muy particulares. “Son un tipo de alga llamadas líquenes que se forman en ambientes de aire puro, ya que no podemos encontrar en ambientes con aire contaminado. Entonces, eso ya es una característica de cierto tipo de lugares nada más y la vegetación también. Como estas son rocas que acumulan agua, entonces de a poquito las algas mismas van a ir evolucionando y dando origen a esta vegetación que vemos acá”.
También el verde hace su trabajo en la elevación. “La vegetación forma otro tipo de erosión, que es la meteorización biológica. Así se dice cuando las plantas mismas se van enraizando, van rompiendo la roca y formando de repente un poco de suelo también sobre los cerros”, comenta.
Allí desde el mirador se pueden apreciar dos formaciones erigidas en vertical que se escindieron del cerro Vera por obra de la erosión. “Estos son unos inselberg o iceberg de roca”, cuenta Godoy. “Aquí cerca tenemos el cerro Pa’û, donde por la erosión se fue construyendo ese paso que lo identifica, pero en este caso las formaciones quedaron un poco más alejadas”, dice.
Sobre ellos y entre las grietas vuelan y se posan los yryvu con gran señorío, se les admira la perspectiva, que apenas podemos imitar con el vuelo del drone con las imágenes de esas paredes de areniscas con cuarzos que el sol pone a brillar y que le dieron nombre a este bello cerro Vera.
UNA PRESENCIA DE MILLONES DE AÑOS
El cerro Vera está formado por areniscas del Ordovícico, característica del bloque Cordillerita y para adquirir su forma actual fueron necesarias erosiones tectónicas, fluviales y también eólicas, cuenta la geóloga Ingrid Godoy, de Geopetram E.A.S.
“Fue formado por erosión estructural, por el evento que dio origen al rift de Asunción”, una acumulación importante de sedimentos que ocurrió en el Mesozoico, hace 60-65 millones de años aproximadamente. Aunque las rocas “sobre las que estamos parados tienen una formación de entre 440 y 480 millones de años aproximadamente”, explica.
“A este tipo de estructura se le llama tepuy, una clase de meseta especialmente abrupta, con paredes verticales y cimas relativamente planas y es parecida a la del monte Roraima en Venezuela. La diferencia es que allá tiene rocas precámbricas, pero acá en el cerro Vera lo que tenemos son rocas de edad ordovícica”.
SEDIMENTACIÓN
Las areniscas ordovícicas, rocas sedimentarias, se forman en ambientes marinos a través de la acumulación y compactación de sedimentos arenosos, que luego son cementados. “O alguna vez estuvieron bajo el mar y se elevaron o la erosión fue cavando los valles”, cuenta la especialista.
El Ordovícico es el segundo sistema y período del Paleozoico en la escala temporal geológica. Sucede al Cámbrico y antecede al Silúrico. Comenzó hace unos 487 millones de años y terminó hace unos 443 millones de años. Debe su nombre a la tribu celta de los ordovicos, que vivieron en el centro y norte de Gales, lugar donde el geólogo inglés Charles Lapworth identificó este sistema en 1879.
Sigue contando Godoy que el cerro Vera está compuesto de “areniscas feldespáticas que tienen mucho mineral de feldespato, son mayormente cuarzosas de óxido de sílice, pero también tienen mucho contenido de feldespato, que es lo que le da una coloración anaranjada y también podemos encontrar de repente zonas arcillosas, capas de areniscas intercaladas con arcilla. Minerales más duros como hierro en estas formaciones no hay”.
Apunta que a pesar de ello “pueden tener algunas concreciones de hierro, de manganeso, pero a nivel superficial, no como parte de la composición de la roca”.
El cerro Vera vendría a ser una “colita” de las formaciones que se aprecian en Cordillera: “Es como una continuación hacia el sur de lo que es la cordillera. En algún momento capaz estuvieron unidos, pero por los eventos estructurales, ya sean fallas o fracturas, se separaron”, sostiene.
ALTO INTERÉS TURÍSTICO
Todavía está pendiente la declaración de reserva natural y de interés turístico del cerro Vera desde su acceso hasta la cima, que facilitaría el acceso al sitio. Hubo acciones en este sentido desde la intendencia de La Colmena, iniciativas a nivel departamental en Paraguarí, pero también se busca interesar a los legisladores nacionales para avanzar en este tema.
La declaración de monumento natural sería una forma de proteger la vegetación y la fauna del lugar, una calidad que ya tiene el cerro Acahay, lo que daría más herramientas al Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades) para custodiar el lugar.
Unas decenas de hectáreas del cerro son de propiedad privada y en algún momento se llegó a prohibir el acceso a visitantes, situación que hoy en día no se da.
Vale recordar que el Código Civil Paraguayo, en su artículo 1898, indica: “Son bienes del dominio público del Estado:
a) las bahías, puertos y ancladeros; b) los ríos y todas las aguas que corren por sus cauces naturales, y estos mismos cauces; así como las aguas subterráneas c) las playas de los ríos, entendidas por playas las extensiones de tierras que las aguas bañan y desocupan en las crecidas ordinarias y no en ocasiones extraordinarias; d) los lagos navegables y sus álveos; y e) los caminos, canales, puentes y todas las obras públicas construidas para utilidad común de los habitantes. Los bienes del dominio público del Estado son inalienables, imprescriptibles e inembargables”.
Como se lee, el mismo no incorpora a los cerros, por lo que debería darse un tratamiento legislativo especial para garantizar el disfrute público del lugar de manera sostenible y respetuosa con el entorno.
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Nivel del río Paraguay se mantendría entre los 4 metros en las próximas semanas
Tras haber superado los 4 metros en Asunción el pasado jueves debido a las intensas lluvias, la cota amaneció este sábado en torno a los 3,94 metros, según el registro de la Dirección Nacional de Meteorología e Hidrología de la Dirección Nacional de Aeronáutica Civil (Dinac). Se espera que los aportes provenientes de la zona del Pantanal mantengan el nivel del río entre los 3,90 e incluso 4,20 metros.
Jorge Sánchez, titular de la Subdirección de Hidrología de la Dinac, explicó a La Nación/Nación Media que las lluvias de la semana, que solo en un día fueron equivalentes al promedio total del mes, hicieron que el nivel del río suba temporalmente superando levemente los 4 metros en Asunción.
Si bien el río amaneció hoy con una tenue reducción en su nivel, con 3,94 metros, Sánchez señaló que aún están por venir los aportes de agua de la zona del Pantanal, en la región norte, por lo que la altura del río se mantendría constante entre 3,90 y 4,20 metros en las próximas semanas.
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“Tendría que subir un poco más en junio, donde se suele llegar al máximo, en torno a los 4,20 metros, que es muy probable por las lluvias que puedan ocurrir todavía, aunque ya sea un mes de pocas lluvias”, comentó a LN.
Igualmente, refirió que estos niveles hacen presuponer que en el verano próximo no se experimenten bajantes extremas como las que se registraron meses atrás, lo que brinda alivio al sector productivo y al naviero.
Acerca de la necesidad de continuar con los dragados pese al buen nivel del río, manifestado por el sector naviero, Sánchez mencionó que se trata de una medida de profilaxis y que seguir garantizando la navegabilidad en el canal de tránsito fluvial.
Río Paraná
Consultado acerca de la situación del río Paraná, recordó que se trata de un río con un cauce muy condicionado por las factores geográficos y por las represas que alberga. No obstante, señaló que tienen niveles que no distan mucho de lo considerado como normal.
“Casi la mayoría de los lugares están por debajo de lo normal, con excepción de la zona del Salto de Guairá. En el sentido general, los niveles están un poco debajo de lo normal”, sostuvo el funcionario técnico para Nación Media.
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Cerro Kõi: monumento natural que conserva una joya geológica
- Jimmi Peralta
- Fotos: Jorge Jara
A menos de 30 km de Asunción se erige el monumento natural cerro Kõi y cerro Chororî, en pleno acceso a la ciudad de Areguá. Tras la suspensión de las actividades extractivas, fue declarado santuario natural para la conservación y protección de especies silvestres y de los remanentes de las areniscas columnares que constituyen su geología.
El área silvestre protegida de dominio del Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades) incluye en su extensión a los cerros Kõi y Chororî, que desde el 23 de junio de 1993, por ley 179, ostentan la condición de monumentos naturales por sus características geológicas y su biodiversidad.
La zona protegida tiene una extensión de 17 hectáreas y está dividida en dos bloques: el primero incluye las elevaciones del Kõi, que es de 12 hectáreas, en tanto que la otra parcela se extiende por cinco hectáreas e incluye el Chororî.
“En un mes vienen más de 1.000 personas aquí en promedio. Hay gente que viene por ejemplo solamente para subirse al cerro, a hacer alpinismo, subirse a mirar, pero hay también gente, la mayoría, que está interesada en apreciar lo que es la formación geológica”, comenta el guardaparque Adrián Chaparro, quien desde hace dos años presta servicio en el territorio protegido.
“El cerro Kõi es un sitio de interés científico, ya que presenta formaciones geológicas relativamente raras. Se caracterizan por columnas poligonales que se crean a través de procesos geológicos específicos y por el tipo de roca en donde se forman estas estructuras”, explica el geólogo Hugo Ayala, quien desarrolla una actividad investigativa y divulgativa respecto a lo que se conoce como geositios, abordando también la perspectiva turística.
ACTIVIDAD EXTRACTIVA
Ambos cerros corrieron igual suerte que elevaciones como el cerro Ñemby y otros que por su cercanía a pueblos que se estaban densificando velozmente fueron explotados como canteras. En 1991 se determinó el fin de la actividad extractiva, lo que recién fue efectivizado años después.
“Se ha constatado la afectación en gran parte del predio del monumento y hay riesgo de pérdida de cobertura vegetal en áreas de pendiente pronunciada. Así también, las columnas de areniscas en algunas partes están en deterioro por la explotación que ha sufrido décadas atrás”, explica Ayala.
El área silvestre presenta en sus cerros un tipo de piedra que por la particularidad de su forma y composición convoca a turistas y especialistas de distintas partes del mundo. Lamentablemente, también la flora y fauna autóctonas fueron afectadas por los incendios forestales. “Por un lado, se deja que la naturaleza haga su trabajo de restauración y, por otro lado, nosotros también solemos plantar arbolitos, así como estudiantes y después a nosotros nos toca el cuidado y el mantenimiento”, señaló el guardaparques.
GEOFORMA
Esta formación geológica data del Paleoceno, el primer periodo de la era Cenozoica (66 a 56 millones de años). El tipo de material que se encuentra en el lugar se forma por causa del contacto con intrusiones ígneas en formas de diques de la provincia alcalina de Asunción.
“La roca de estos cerros es roca sedimentaria, específicamente una arenisca, que por un impulso térmico adoptó esa forma denominada columnar. Poseen un patrón de forma hexagonal en su fracturación. Esa forma es una respuesta natural a las tensiones internas que se desarrollan durante procesos de enfriamiento y la contracción por la cual un material disminuye su volumen como respuesta a cambios, típicamente debido a la reducción de temperatura o la pérdida de agua”, refiere el geólogo.
El profesional observó que la formación de este tipo de estructuras es frecuente en los basaltos, pero no así, como en Areguá, en rocas sedimentarias.
“En nuestro país este tipo de estructuras se han reportado en el entorno del rift de Asunción (distensión de la corteza), en Luque, Limpio; en los departamentos de Guairá, Misiones y en algunos lugares restringidos en la cordillera de los Altos. Además, se reporta un hallazgo en la ciudad de Carapeguá”, agrega.
Si bien no existe un mapeo completo en el país en lo que respecta a lo geológico, se vienen elaborando proyectos para cumplir con ese cometido. En este sentido, profesionales de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (Facen) de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) realizan estudios para la caracterización de materiales rocosos tomando en cuenta el color, la textura, el tamaño del grano y su forma (propiedades físicas). Además, se pueden levantar láminas delgadas y estudiarlas mineralógicamente.
EL RECORRIDO
Por la escasez de estas formaciones y por la particularidad de su estructura, los cerros Kõi y Chororî son novedosos y muy atractivos desde el punto de vista turístico.
El área protegida ofrece a los visitantes un recorrido de 1,5 km, en el que se incluyen paradas y una visita al mirador en la cima del cerro Kõi (200 metros sobre el nivel del mar), desde donde se puede observar la ciudad de Areguá y el lago Ypacaraí. Además, se puede realizar un paseo más extenso en el área respetando las vallas de seguridad.
“Lo que más llama la atención de los visitantes, aparte de ver la estructura accidentada de la superficie, es el mirador, desde donde se puede observar una gran parte del lago Ypacaraí”, explica el geólogo.
En el marco de su labor divulgativa, desde la Facen desarrollan una plataforma web que da a conocer actividades, características y paisajes bajo el nombre de Geoparques Paraguay. Además, acompañan a estudiantes a recorridos por diversos cerros, de manera de proveer información y generar conciencia respecto al potencial geológico del país.
Además, el área protegida mantiene su portón abierto a visitantes de manera libre y gratuita, disponiendo de una visita guiada para grupos numerosos con previo agendamiento.
PLATA YVYGUY
El guardaparque Adrián Chaparro comentó, en tanto brindaba una explicación sobre el sentido de cada una de las paradas que sirven de preámbulo para llegar al mirador, que la tradición de los buscadores de tesoros no es ajena a este territorio protegido.
“A veces recibimos visitantes que son tipo buscadores de tesoros. Vienen acá en la recepción con sus aparatos de medición, dicen ‘acá a 500 metros nos marca’ y preguntan si se puede pasar. Eso obviamente está prohibido en un área protegida”, advirtió.
Por último, detalló que existen rastros de lo que podrían haber sido excavaciones que fueron motivadas por leyendas populares.
“Esta reserva tiene un plan de manejo que se actualiza cada cinco años. Según el plan de manejo y los estudios realizados en este lugar, estas piedras tienen hierro, tienen cuarzo, micas, silicio, que son los minerales que posiblemente marcan a los buscadores de tesoros”, concluyó.
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Crecieron en abril los envíos de soja impulsados por mejores condiciones del río
En abril fueron exportadas 654.151 toneladas de soja en grano gracias a las mejoras en la navegabilidad del río Paraguay, según reportó la Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco).
De acuerdo a los datos acumulados en el primer cuatrimestre del año, fueron embarcadas 2,8 millones de toneladas que generaron un ingreso de divisas de USD 1.054 millones, de acuerdo con el informe de Comercio Exterior del gremio. No obstante, a pesar de esta mejora en la logística fluvial, explicaron que se siguió notando una disminución en los envíos.
Según Sonia Tomassone, asesora de Comercio Exterior de la Capeco, la merma se dio tanto en soja como de sus derivados que son los aceites y pellets debido a la menor producción de la zafra 2024 en comparación a la del 2023, que registró un récord de 11 millones de toneladas.
De acuerdo al acumulado en el mismo período, pero del año pasado, se habían enviado 3.423.550 toneladas, una variación de 557.639 toneladas y 16 % de diferencia negativa. Asimismo, en el cuarto mes de este año se enviaron 172.908 toneladas de aceite frente a las 190.091 toneladas del 2024, además 548.161 toneladas de pellets versus 645.334 del año anterior.
Al mismo tiempo, la caída en los precios internacionales también fue un factor que incidió negativamente en el ingreso de divisas, a pesar de las mejoras en los precios del aceite de soja. El complejo soja permitió un ingreso de divisas de USD 1.394 millones frente a los USD 1.716 millones del mes de abril de 2024.
Con relación a los destinos de la soja en abril aumentaron levemente las exportaciones a Argentina que se quedó con el 83 % de participación, seguido por Brasil con el 5 % y Rusia con el 1 %, mientras que se retomaron, además, las exportaciones a Perú y Corea del Sur. En total unas 36 empresas fueron responsables de las exportaciones del grano al cuarto mes del año.
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