El Instituto Paraguayo de Artesanía (IPA), a través de redes sociales, realizó ayer una Feria virtual de artesanía en el emblemático corredor “La Recova” de Asunción. Durante la jornada, artesanos mostraron todos sus trabajos, especialmente aquellas artesanías para el Día del Padre, así informaron desde la institución.
Bajo el lema: “La Recova es de todos; cuidemos y apoyemos nuestro patrimonio cultural”, se desarrolló la exposición virtual de trabajos artesanales. Locales que hace más de 80 años promocionan artesanía nacional de distintos puntos del país se sumaron a la jornada ferial mostrando sus trabajos. De esta manera, también los funcionarios del Instituto Paraguayo de Artesanía (IPA) apoyaron a los artesanos, adjuntando a las filmaciones en vivo, los contactos de los artesanos, los precios de los productos, los productos y trabajos en sí, que tuvieron como temática “Regalos para papá en su día”.
Entre los trabajos expuestos habían bordados e impresiones sobre cuero. Además de trabajos en poyvi, como individuales, colchas, almohadones, entre otros tipos de artesanía, todos para agasajar a los padres y ayudar a los artesanos.
Los locales que mostraron todas sus variedades de productos hechos por artesanos y artesanas fueron: Ko’etï Artesanías, Artesanías La Costanera, Solar Guaraní, Galería Colón, El Pampero, Jasy Artesanías y Artesanía El Puerto.
Instituto Paraguayo de Artesanía a través de Instagram
Los interesados en adquirir un trabajo hecho a mano y, por ende, hecho con amor por los artesanos nacionales pueden buscar para regalar a papá entre la variedad de productos que publicó el IPA en las historias de sus redes sociales.
Instituto Paraguayo de Artesanía a través de Facebook
Mañana viernes 19 y sábado 20 de junio continúan las Ferias virtuales de Artesanía del IPA con los trabajos de artesanos de la etnia Toba Qom, a través de Facebook e Instagram pueden entrar en contacto con los artesanos y realizar sus pedidos.
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Paraguay revoluciona con artesanía
En Tobatí, 50 artesanos trabajan en la elaboración de 4 mil máscaras de Tiko y Tita, mascotas oficiales.
Los II Juegos Panamericanos Júnior Asu2025, que se celebrarán del 9 al 23 de agosto, marcarán un nuevo hito en la historia deportiva del país. Este será el tercer evento internacional de gran magnitud organizado en la capital paraguaya, luego de los XII Juegos Suramericanos 2022 y los IX Juegos de Olimpiadas Especiales 2024.
Más allá del espectáculo deportivo, los Juegos buscan generar impactos positivos y sostenibles en los ámbitos social, económico, ambiental, institucional y cultural, consolidando a Asunción como epicentro regional de grandes eventos.
Uno de los aspectos más destacados es la incorporación de artesanía tradicional paraguaya como parte del legado cultural. En la ciudad de Tobatí, departamento de Cordillera, 50 artesanos liderados por el maestro Néstor Portillo trabajan en la elaboración de 4.000 máscaras de Tiko y Tita, las mascotas oficiales del evento. Esta iniciativa, apoyada por diversas instituciones del Gobierno, representa una fusión entre tradición, identidad y economía local.
Los Juegos Panamericanos Júnior no solamente traerán emociones en lo deportivo, sino que también repercutirán en diferentes áreas que posicionarán a Paraguay como ejemplo de organización de grandes eventos, dijo Alejandro Bacot, director de Legado de los Juegos Asu2025 en entrevista con el programa Tribuna de Paraguay TV.
“Paraguay está revolucionando con la entrega de máscaras de Tiko y Tita a cargo de unos 50 artesanos de Tobatí que están trabajando en comunidad para la entrega de 4.000 máscaras”, dijo el experto.
“El deporte también impulsa el talento paraguayo. Estas máscaras recorrerán el mundo como símbolo de nuestra cultura. Cuando impulsamos el deporte, y los grandes eventos, también impulsamos el talento paraguayo”, dijo al respecto el vicepresidente Pedro Alliana con un video que publicó en sus redes.
Programa estructurado en cinco ejes
Alejandro Bacot explicó sobre el legado que deja la fiesta deportiva.
Alejandro Bacot, director de Legado de los Juegos Asu2025, explicó que el programa se estructura en cinco ejes fundamentales. Legado Deportivo e Inclusión: los parques y sedes fueron modernizados para garantizar accesibilidad universal, cumpliendo estándares internacionales. El Parque Olímpico de Luque, con el Centro Acuático Olímpico y el Polideportivo Urbano, se posiciona como el más grande y completo de la región. Además, el equipamiento adquirido será redistribuido a escuelas y clubes para fomentar el deporte a largo plazo. A esto se suman los 3.500 voluntarios que además de ser el corazón de los Juegos, estarán capacitados para colaborar con cualquier tipo de eventos deportivos o sociales.
Legado Cultural; los Juegos promueven la cultura paraguaya a través de sus tradiciones, arte y gastronomía. El programa de voluntariado capacita a ciudadanos para participar activamente en la organización, fortaleciendo el capital humano. Las mascotas Tiko y Tita, inspiradas en animales del Chaco, simbolizan la energía y resiliencia del pueblo paraguayo.
Legado Institucional; Paraguay se consolida como referente en gestión de eventos deportivos. Se proyecta la creación de una Ley de Eventos Deportivos, que facilitará la organización de futuras competencias, promoviendo su sostenibilidad y éxito.
Legado Económico; el evento dinamiza la economía nacional, generando empleo, formación profesional y fortalecimiento de sectores vulnerables. Se prevé un análisis del impacto económico antes y después de los Juegos, para medir su beneficio real.
Legado Ambiental; los Juegos apuestan por la sostenibilidad: más del 90 % del Parque Olímpico contará con iluminación LED, se utilizarán vehículos eléctricos y de combustión flexible, y se aplicará la metodología GHG Protocol para medir la huella de carbono. Además, se promoverá la economía circular, reduciendo el modelo de consumo desechable.
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ueno bank y el Instituto Paraguayo de Artesanía fortalecerán nuestra identidad
ueno bank y el Instituto Paraguayo de Artesanía (IPA) firmaron un convenio de colaboración interinstitucional, en línea con su compromiso con la sostenibilidad, la inclusión y la promoción de la cultura paraguaya. El acuerdo se concretó en La Matrix, sede central de la entidad bancaria, y busca impulsar acciones que promuevan la identidad nacional y preserven el patrimonio cultural.
“Nuestro propósito es acercar soluciones reales a las comunidades, pero también honrar a quienes preservan lo más valioso de nuestro país: los artesanos, guardianes de nuestra historia, cultura y raíces. A través de esta alianza, impulsamos la inclusión financiera y acompañamos a los artesanos para que sus creaciones lleguen más lejos, generando oportunidades y orgullo para todo el Paraguay”, señaló Diana Mongelós, directora de ueno bank.
Por su parte, Andrea Vázquez, presidenta del Instituto Paraguayo de Artesanía, señaló: “Con esta alianza damos un paso fundamental para que nuestros artesanos puedan crecer sin perder su esencia. Venimos trabajando junto a ueno bank desde hace tiempo, y nos emociona seguir construyendo este camino en conjunto, porque compartimos los mismos valores: inclusión, autonomía y el orgullo por lo hecho a mano en Paraguay. Nuestro propósito es claro: que cada paraguayo y paraguaya se sienta orgulloso de portar una artesanía, de lucir una camisa de ao po’i, y de llenar sus hogares con el arte y la identidad de nuestra tierra”, resaltó.
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Entre los principales compromisos asumidos por el banco destaca el apoyo a las principales ferias organizadas por el IPA —como SOMOS Artesanía, ORE de Pueblos Indígenas, el Encuentro de Ceramistas del Paraguay, entre otras— mediante el acompañamiento personalizado en procesos de bancarización y onboarding financiero; así como la implementación de soluciones de pago digital.
Esta alianza forma parte de las iniciativas de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) de ueno bank, orientada a generar impacto positivo en comunidades y fortalecer sectores claves como el de la artesanía, vital para la historia y la cultura del Paraguay. En las primeras ferias acompañadas por la entidad, feriantes recibieron asesoramiento, se participaron también embajadores de la inclusión, quienes brindaron asistencia a los artesanos en el proceso de bancarización y orientación sobre el uso de herramientas de transacciones digitales.
Otras acciones
● El auspicio como main sponsor del Congreso de Artesanía + Diseño (A+D), que promoverá la innovación a través de espacios de intercambio y capacitación con expertos nacionales e internacionales.
● La campaña “Jopoi, identidad hecha a mano”, que ofrece talleres de formación en diseño y desarrollo de productos en distintos territorios para potenciar el valor del merchandising artesanal con identidad local.
● El fortalecimiento de la Ruta Nacional de Artesanía (RNA), mediante la mejora de herramientas digitales que faciliten su visibilización y promoción local e internacional.
● La protección de técnicas artesanales indígenas, a través de la provisión de insumos y herramientas que permitan completar el ciclo productivo.
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Sobre ueno bank
ueno bank se posiciona como el banco más grande del país en términos de cantidad de clientes y tarjetas de crédito. Inclusión, transparencia e innovación son los pilares distintivos que guían sus operaciones. Como líder del sector, colabora con las principales empresas del sistema financiero global, como Citibank, JP Morgan y Mastercard, y cuenta con el respaldo de diversos organismos de cooperación internacional.
ueno bank está adherido al Pacto Global de las Naciones Unidas y es la primera y única entidad regulada por el Banco Central del Paraguay que ha recibido el Sello de Integridad otorgado por la Secretaría Nacional Anticorrupción (Senac) y el Ministerio de Industria y Comercio (MIC).
Sobre el IPA
El Instituto Paraguayo de Artesanía promueve la salvaguarda y desarrollo sostenible de la artesanía paraguaya, fortaleciendo su potencial económico, social y cultural para el bienestar de artesanos, artesanas y sus comunidades Creado por la ley n.º 2448/2004 tiene por objeto promover el desarrollo de la artesanía nacional, estimular y proteger al artesano, buscar canales de comercialización e incentivar la formación de artesanos entre otras funciones.
Uno de los objetivos del IPA es “elevar el nivel de vida de las comunidades artesanales fortaleciendo el desarrollo de sus núcleos, capacidad productiva y de comercialización, generando alianzas de acuerdo con la demanda del mercado nacional e internacional, por medio de la competitividad”.
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La obra teatral “Cambala” abre ciclo en La Recova
La Recova de Asunción se convierte en escenario de “Cambala”, una obra escrita y dirigida por Rodrigo Pastore Samaniego, con una puesta inmersiva e intimista que invita al público a adentrarse en la cotidianidad cruda y emocional de una familia no convencional, atravesada por la enfermedad, el abandono y la maternidad adolescente, en contraste con la algarabía de la festividad popular del San Juan.
La obra, que fue declarada de interés cultural por la Secretaría Nacional de Cultura, tendrá funciones los días viernes, sábados y domingos, los días 13, 18, 19, 20, 25, 26 y 27 de julio, 1, 2 y 3 de agosto, en Presidente Franco y Colón, en un espacio en proceso de recuperación y resignificación como nuevo punto de encuentro para las artes escénicas, impulsado por Rodrigo Pastore y Alejandro Centurión.
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En el corazón del barrio de Cambala la vida de dos hermanas se teje entre la pobreza, la rutina y la esperanza. una enferma, ciega y sin movilidad; la otra, sostén de todo, madre y hermana. En medio de carencias económicas y tensiones cotidianas, la comunidad se prepara para la tradicional fiesta de San Juan. Esa misma noche, mientras los juegos y la música llenan las calles, un suceso sacude al barrio, mostrando cómo incluso en medio de la fiesta, puede reinar la tragedia.
El elenco está conformado por destacadas actrices de reconocida trayectoria en la escena nacional: Teresa Barriocanal, Lidia López, Kathia García y Lorena Acosta. Las entradas tienen un costo de G. 100.000, que podrán ser adquiridas al 0983 021 800.
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El ñandutí: una tradición que lleva el pan a los hogares
- Jimmi Peralta
- Fotos: Matías Amarilla
El ñandutí, tejido tradicional del Paraguay, presenta en sí misma una sutil metáfora de su naturaleza dentro de la ciudad que sin dudas es su hogar, Itauguá. Situado a 30 kilómetros de Asunción, el distrito es conocido como el centro de producción de vestidos, cuadros, blusas y manteles confeccionados a base de este tejido artesanal, que representa al suelo guaraní en todo el mundo en diversas instancias y certámenes. Las artesanas redoblan la apuesta y ahora van por el Récord Guinness.
El ñandutí es realizado generalmente de manera individual por manos de mujeres. En su desarrollo, tejen más allá del bastidor una trama de producción en comunidad que traza formas, líneas rectas y curvas interconectadas en la diversidad de colores y direcciones.
Como artesanía, el ñandutí se aprende en la casa, con la magia de la formación no sistemática, que da vuelo y vida a su esencia. Al mismo tiempo, pone el sentido de la transmisión de conocimiento de madres a hijas y de hijas a madres, entretanto se cimenta parte del sustento familiar. Este tejido primero pone pie en la función más elemental: llevar el plato de comida a los hogares de los itaugüeños para después barnizar el vínculo colectivo de una ciudad que cuenta con varios centenares de tejedores y tejedoras.
“Mi abuela no sé si tejía, pero yo aprendí de mi mamá, de muy chiquita, y ni bien cuando yo empecé a hacer los bordados, me daba la plata mi mamá. ‘Este es tu trabajo. Te va a servir para comprar otra vez tus materiales’, me solía decir mi mamá. Y así nunca dejé de hacer. Este trabajo también ayudó para criar a mis tres hijas”, comenta Antonia Morínigo, tejedora itaugüeña que esta semana se sumó a la Red Tejiendo Cultura, una plataforma que nuclea a más de 500 artesanas del ñandutí del Paraguay y de países como Australia, Puerto Rico, Chile, Reino Unido, España y Argentina.
Más de 150 de estas artesanas son de Itauguá, algunas jóvenes y otras de más de 90 años. Ahora forman parte de este proyecto que busca sumar el trabajo individual para armar el tejido de ñandutí más grande el mundo, que será de 120 metros de largo por 5 metros de ancho, buscando el récord mundial.
TEMPRANA INICIACIÓN
Como la mayoría de las tejedoras, Antonia empezó de niña. Ahora es abuela y ya no puede producir en bastidores grandes como antes. Ella tiene a su cargo las labores del hogar y todos los días, después del almuerzo, se sienta en su dormitorio a dibujar con el hilo y la aguja sobre su tela. “Este bastidor armado yo termino en un día, porque yo soy ama de casa, tengo que cocinar todo, yo soy la mamá de la casa. A la tarde, puede comer la comida, me suelo sentar acá en mi pieza y hago mi ñandutí, a la noche ya quiero descansar”, comenta. El proceso de producción arranca con el dibujo sobre el papel “y regla”, recuerdan las tejedoras. Luego se estira la tela en el bastidor, se dibuja en la tela y se comienza a tejer. Terminado el trabajo, se separa el tejido de la tela, se lo lava y finalmente se le pone el almidón para que se endurezca.
“Hay gente que tuvo que migrar a otros países, pero se llevaron parte de sus culturas y otras que se dedicaron a enseñar y así esparcir por todo el mundo. La ciudad de Itauguá es conocida como la capital del ñandutí y cuna de la misma. En cada compañía de Itauguá te encontrarás con un o una artesana elaborando su trabajo porque la técnica fue otorgada de generación a generación y se ha vuelto una tradición para las familias. Es por ello que hay más cantidad de artesanos en la localidad de Itauguá”, comenta Guillermo Acosta, coordinador de la Red, itaugüeño y profesor de ñandutí, quien en su propio perfil vital narra la historia del tejido y las familias de su ciudad.
“Todo se inició desde la tristeza de mi querida Maximina Quiñónez. En una tarde se puso triste y observaba su ñandutí y me dice ‘qué pena que ninguna de mis hijas va a legar esto que yo hago, ninguna de ellas dos sabe hacer’. Sentí tanta pena al oírla decir eso que entonces le pregunté cuál era el dechado más difícil y complicado de hacer. A lo que ella me respondió el arasape y la filigrana, que coincidentemente estaba haciendo. Entonces me fijo en sus idas y vueltas que realizaba sin decirle nada en absoluto. Como ella trabajaba cama adentro y venía a casa los fines de semana, la sorprendí con un trabajo que estaba realizando sin decirle nada. Era una imagen de san Blas, pero en ñandutí. Me pregunta quién hizo y le digo que yo.
Me mira y dice que no me cree. Para que me pudiera creer, me siento y le muestro que sí lo podía hacer y desde entonces le tomé como hobby”, narra Acosta sobre cómo en el ñandutí se reafirma el tejido social y el empoderamiento económico de las mujeres de una ciudad.
TRANSMISIÓN INTERGENERACIONAL
Juliana Centurión (88) y Esmérita Antonia Centurión (91) son dos hermanas tejedoras que viven junto a la hija de la segunda en una humilde casa en el centro de Itauguá, donde las tres comparten además el amor al ñandutí y su creación.
Las hermanas aprendieron el oficio desde pequeñas. Su madre transmitía el conocimiento a su descendencia femenina, “porque los varones buscaban otras formas de aportar, como trabajando en la carpintería y otras cosas”.
“Cuando teníamos entre 7 u 8 años nosotros mirábamos a escondidas cómo trabajaba nuestra mamá y hacíamos que practicábamos en papel. No podías hacerlo bien porque ella no quería que nosotras trabajemos. Pero cuando se dio cuenta de que ya lo hacíamos, finalmente decidió mostrarnos cómo hacerlo bien”, comenta Esmérita.
“Cuando me siento puedo producir rápido, pero ahora ya no puedo sentarme por mucho tiempo, ya estoy grande”, explica Juliana.
“Antes valía más nuestro trabajo, se pagaba mejor por el ñandutí. Nosotras ya no salimos a vender ahora, no nos vamos a ninguna parte. Vienen a hacernos el pedido y hacemos. Antes salíamos, ahora tenemos una patrona. Antes producíamos muchísimo más”, explica Esmérita.
El oficio que le legó su madre le sirvió para sostenerse durante una larga vida y para la crianza de su hija, que también teje. Las hermanas se sumaron esta semana al proyecto que busca batir el récord mundial con un tejido de producción colectiva.
ENSAMBLE
Actualmente la producción de las tejedoras se realiza de diversas maneras, pero la preferida es la realización individual de piezas que después son acopiadas e integradas a vestidos, manteles y otras piezas.
Los precios pueden variar y los productos se realizan en algunos casos bajo pedido y en otros es un proceso a la espera de clientes. Las pequeñas piezas se suman entre sí y de esta manera diversas tejedoras pueden finalmente articular sus trabajos en un producto final, que provee a sus hogares de sustento y de prendas a las principales tiendas especializadas de la ciudad o, como varias de ellas dicen, “a mi patrona”.
Entre tanto, para el proyecto del tejido más grande del mundo se les proveerá a todas las artesanas de insumos (bastidores, lienzos, hilos, agujas) y ellas decidirán cuántos módulos realizarán de acuerdo a sus capacidades y habilidades. Las piezas serán posteriormente certificadas para el ensamble. Como es dable esperar, la producción del tejido significará un ingreso económico.
Se estima que se juntarán unas 2.200 piezas a través de la red. Esta será de los diez dechados (dibujos) seleccionados para la ocasión: jazmín poty, mbokaja poty, buey pypore, machete punta, arasape, arapaho un lado, estrella de cuatro puntas con kurusu’i, takuru con karê’i doble, margarita y pensamiento. A los costados la pieza contará con randas con cadenilla doble y en las esquinas estrellas de cuatro puntas con filete. La puesta en valor del ñandutí a través de este proyecto genera un aporte inmediato mediante la generación de pedidos para las tejedoras. A mediano plazo centralizará una red de trabajadoras, lo que podría facilitar a futuro la producción, la adquisición de insumos y la comercialización. A largo plazo se busca la valoración cultural y pecuniaria a nivel nacional e internacional de este tejido que data del XVI, y que surgió en estas tierras de la unión de una técnica europea y la creatividad de la mujer paraguaya.
“CADA VEZ QUE TE TENGO PEDIDO VENDO TODO MI ÑANDUTÍ”
Porfiria González (61), de Itauguá Guasu Costa Dulce, teje desde los 13 años. Ella valora la iniciativa del proyecto y celebra que significará más trabajo para ella.
“Aprendí a hacer ñandutí viendo a mi tía y mi prima. Al darle el primer trabajo que hice, mi tía ya lo llevó, vendió y me trajo ya directamente materiales para hacer más”, comenta Porfiria, quien trabaja mechando su artesanía con las labores domésticas con la ayuda de su hija.
“Yo me levanto a la mañanita y en medio de mi mate hago mi ñandutí. Después me levanto a hacer para el almuerzo, hago todo eso y ya me siento otra vez a trabajar. Si no hay pedido, igual nomás hago yo. En algún momento va a venir el pedido. Cada vez que tengo pedido vendo todo mi ñandutí; si no hago mi ñandutí, hago chipa”, comenta.
Relata que para ella la parte más difícil es el dibujo. “Eso se hace primero, el dibujo, con la regla se hace, se hace bien eso en el papel, después tenés que estirar con el bastidor la tela y dibujar. Ahí se trabaja”, narra sobre el proceso de producción.
“DESDE MUY CHIQUITA ME PAGABAN POR MI TRABAJO”
Felipa López (63) desde los 7 años se sumó a su mamá, su abuela y sus hermanas, todas de la ciudad del ñandutí, en el oficio de tejedora.
“Hago diferentes dibujos, con hilo fino y con hilo grueso, de ambas formas. Eso también me enseñó mi mamá. A ella le enseñó mi abuela. Desde muy chiquita me pagaban por mi trabajo. La plata me servía para mi escuela, para mis útiles. Tengo siete hijos, ahora conmigo ya solo vive uno. A tejer le enseñé solo a dos hijas mías”, comenta Felipa, quien desde sus manos y el arte dio de comer a su familia junto con su marido, quien es constructor.
“JAGANA´I, PERO JAGANA, UPÉA LA HE´ISÉVA”
Filemona Figueredo (68) arrancó como tejedora a los 12 años con su madre y sus seis hermanas. Ella también se sienta con su bastidor entre las actividades de cuidado y de la labor doméstica en su hogar itaugüeño.
“Recuerdo que cuando era chiquita cada 15 días nos tocaba a cada una ir a vender. De esa plata comprábamos para nuestra ropa para farrear”, comenta entre risas.
“Nunca trabajamos para otra persona”, refiere acentuando que nunca tuvo un trabajo en situación de dependencia.
“Siempre jagana’i, pero jagana, upéa la he’iséva. Igusto remba’apo, revende ha rejúma nde platamíre” (siempre ganamos poco, pero ganamos, eso es lo que importa. Da gusto trabajar, vender y venir con tu platita), explica Filemona, quien es madre de tres hijos.
SOBRE EL PROYECTO
Tejiendo Cultura – El Ñandutí Más Extenso del Mundo es una iniciativa impulsada por Innovaciones Comerciales y la Asociación de Ñandutí en Japón, con el acompañamiento de la Municipalidad de Itauguá y la alianza estratégica de la EBA.
Su objetivo no solo es confeccionar de forma colaborativa la pieza de ñandutí más grande del mundo, sino también visibilizar el trabajo artesanal, fortalecer el turismo cultural y abrir nuevas oportunidades económicas para las tejedoras del país a través del arte textil.