Madres piden donaciones para seguir dando de comer a 300 niños
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Un grupo de madres urgen ayuda para continuar elaborando una olla popular para al menos 300 niños que son beneficiados todos los días desde hace 50 días. Ellas piden víveres que pueden ser acercados hasta el asentamiento Santa Librada 2, de Villa Jardín de la ciudad de Limpio debido a que no reciben ningún tipo de asistencia social ni de la municipalidad ni de la gobernación.
“Íbamos a dar por terminada esta olla popular, pero desesperante es ver a los niños llegar con su vianda o con su jarrita. Te da pena, lloramos entre todas las cocineras y volvimos a hacer para dar de comer a las criaturas que son muchos. En esta crisis que estamos nadie tiene nada. Sus padres dicen que con la merienda nomás ya duermen sus hijos”, afirmó Gladys Esther Acuña, en contacto con La Nación.
Los cientos de niños que a diario acuden al sitio por un plato de alimento pertenecen a familias en extrema pobreza. La mayoría de los padres de familia no están trabajando debido a que son recicladores de latitas y albañiles que no cuentan con un trabajo formal. Además empezaron a elaborar la merienda porque en casi todos los casos es el último alimento del día para los niños.
Las madres manifiestan que necesitan todo tipo de productos, como fideo, aceite, arroz, poroto, locro, panificados; también verduras, hortalizas, carne y pollo. Así también indicaron que les falta insumos de limpieza, como alcohol en gel, lavandina, jabón, desinfectante. Para ayudar pueden contactar con Mirella López al (0991) 597-412.
“Aproximadamente llegan 280 a 300 personas. Somos 6 cocineras y la gente que viene es de la zona. Hace más de una semana no estamos recibiendo más donaciones. Ahora mismo hace más de una semana no estamos recibiendo nada. Vamos a ver hasta cuándo llegamos con eso", expresó.
La poca ayuda que recibieron proviene de la población de buen corazón y a quienes les sobra un poco más. La Municipalidad de Limpio solo se acercó al principio de la cuarentena, el 11 de marzo, para donar algunos víveres. “La Municipalidad de Limpio fue que nos dio tres bolsitas cuando comenzamos hace casi dos meses ya”, expresó Acuña.
El sábado 16 de agosto se conmemora el Día del Niño y el Banco de Juguetes se reactivó para poder reunir los obsequios para pequeños en situación de vulnerabilidad. El Ministerio de la Niñez y Adolescencia (Minna) habilita siete centros para recibir los juguetes, incluyendo uno con más de 100 sucursales en todo el país.
“Vuelve una nueva edición especial del Banco de Juguetes, que nos invita a regalar alegría a quienes más la necesitan. Como cada año, con tu ayuda podemos lograr que miles de niños reciban mucho más que un regalo, que reciban ilusión, esperanza y una sonrisa que no se olvida”, dijo el ministro Walter Gutiérrez.
Recordó que se pueden donar juguetes nuevos y usados, estos últimos que estén en buen estado, para poder sumar más sonrisas. El local principal de recepción es en la sede central del Ministerio, ubicada en Ayolas n.° 482 esquina Oliva, en Asunción. Invitó a la toda la ciudadanía a sumarse a este noble gesto.
Así también, se pueden llevar los regalos a cualquiera de las sucursales de Punto Farma, distribuidas en todo el país; en el Paseo La Galería, ubicado en avenida Santa Teresa y avenida Choferes del Chaco; en el San Lorenzo Shopping, ubicado en ruta PY02 km 17,8; Shopping Mariscal, Shopping Century Plaza en Lambaré y las sucursales de Cartones Yaguareté
Yacyretá está impulsando millonarios aportes a varios proyectos educativos, sociales, ambientales y productivos para que más paraguayos tengan oportunidades de arraigo y salgan adelante en sus comunidades. Foto: Gentileza
Yacyretá cedió una propiedad para nuevo centro educativo en Encarnación
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La Entidad Binacional Yacyretá cedió un inmueble de una superficie de 2,5 hectáreas al Ministerio de Educación y Ciencias para la construcción de un nuevo Centro Educativo. La propiedad está ubicada en el distrito de Encarnación, en el barrio San Pedro. La inversión asciende a G. 3.587.000.000.
El traspaso se concretó durante la jornada de gobierno del presidente Santiago Peña, que estuvo en compañía del vicepresidente Pedro Alliana; en la cual, el director ejecutivo de Yacyretá, Lic. Luis Benítez Cuevas procedió a la firma de un acuerdo con el titular del MEC, el ministro Luís Ramírez, e la cual se cede el inmueble en uso gratuito o comodato.
El inmueble será destinado a la construcción de un Centro Educativo, en el marco de un proyecto nacional de mejoramiento de la infraestructura educativa que lleva adelante el Gobierno nacional, como parte de ejes priorizados de gestión.
Otros aportes de la EBY
Asimismo, en el mismo evento se entregaron 337 títulos de propiedad de viviendas a familias relocalizadas por Yacyretá, en los distintos conjuntos habitacionales construidos por la entidad. En los últimos dos años, se totalizan 435 títulos. Además de impulsar millonarios aportes a varios proyectos sociales, ambientales y productivos para que más paraguayos tengan oportunidades de arraigo y salir adelante.
El director Benítez Cuevas enfatiza los avances logrados en un trabajo que prioriza a la gente. “Desde el día uno estamos trabajando por la dignificación de las familias relocalizadas. Hoy cada uno puede decir: soy dueño de mi casa”, afirma el titular de Yacyretá.
Asimismo, se informó sobre el compromiso de Yacyretá para el reacondicionamiento de la cocina y comedor del Centro de Atención a la Niñez y la Adolescencia del barrio San Pedro, con una inversión por valor de G. 1.205.000.000.
Señaló, asimismo, que próximamente se entregarán otros 650 títulos de propiedad de viviendas relocalizadas de Ita Paso. “La semana pasada, añade, cumplimos un convenio con la Gobernación para los docentes, yentregamos 1.200.000.000 de guaraníes”, acotó.
Además, el director de Yacyretá subrayó que, mediante financiamiento de la binacional, se han construido y reprofundizado 10 pozos para dotar de agua potable a unas 50.000 familias relocalizadas y también de otras áreas de Encarnación y del propio departamento de Itapúa.
Cuarentena por covid: hace 5 años se paralizó el país
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Por Sara Valenzuela.
El martes 10 de marzo del 2020, la forma de vida de todos los paraguayos sufriría una alteración imborrable, ya que solo tres días después de confirmarse el primer caso de covid en nuestro país, el Gobierno instauraba una inédita cuarentena sanitaria por un periodo inicial de 15 días.
El primer periodo de cuarentena se instauró por decreto presidencial y se estipuló la suspensión de todos los eventos públicos o privados de concurrencia masiva, así como conciertos, prácticas deportivas, reuniones religiosas o de carácter político, actividades en lugares cerrados que incluían a cines, teatros y convenciones. Esta medida también alcanzó a las instituciones educativas de todos los niveles.
Los primeros 15 días posteriormente fueron extendidos a semanas y meses. Luego, con la evolución de los contagios y el avance de la enfermedad en el mundo, fue sufriendo modificaciones, abriendo paso a la llamada “cuarentena inteligente” y luego a la “cuarentena por fases”, que se activaban según los territorios con mayor o menor afectación por el virus.
Analizando en retrospectiva, el médico epidemiólogo Guillermo Sequera, quien en el momento de la pandemia se desempeñaba como titular de la Dirección de Vigilancia de la Salud, resaltó que haber tomado la medida de cuarentena de una manera casi inmediata a la confirmación de los casos en nuestro país le dio al sistema sanitario nacional una brecha para prepararse ante lo que se avecinaba.
“Cuando empezó la pandemia, nuestra capacidad de analizar muestras era de 16 o 17 por día, y así era imposible determinar si existía o no ya una circulación comunitaria, por lo que tras hablar con colegas que estábamos todos con este tema alrededor del mundo y viendo la situación de diferentes países, determinamos que la cuarentena era necesaria en Paraguay para frenar los brotes que posiblemente ya se habían iniciado”, recordó el doctor Sequera en conversación con La Nación/Nación Media.
El reconocido profesional aseguró que el solicitar a todo un país que frene sus actividades, las cuales necesariamente afectarían a la economía nacional, era un enorme desafío que finalmente se logró conquistar, dando tiempo a los médicos a analizar los siguientes pasos teniendo en cuenta que la situación ante el avance de la enfermedad era sumamente fluctuante.
La reclusión de todo un país ante una incierta enfermedad tuvo beneficios inmediatos, pero también perjuicios duraderos. Foto: Archivo
“Nueva normalidad”
“Cuando empezó la pandemia, se creía que el virus iba a llegar a nuestro país proveniente de China, Europa o Estados Unidos y no fue así; los primeros contagiados viajaron y regresaron de países de la región en los que ni siquiera se había confirmado la presencia comunitaria del virus, entonces nosotros supimos que el camino correcto era extremar las medidas de salubridad y, sobre todo, llamar a la conciencia de la población”, indicó el doctor Sequera a LN.
La vida de los paraguayos había cambiado de la noche a la mañana; los planes que en muchos casos se habían hecho con meses de antelación ahora simplemente quedaban en pausa indefinida; las multitudinarias reuniones familiares que eran una actividad casi religiosa para muchos quedaron relegadas ante el encuentro a través de videollamadas o un saludo a metros de distancia; los encuentros recreativos y los bulliciosos quedaron coartados a las salas de estar, los balcones y ver repeticiones de eventos deportivos.
Si bien esa “nueva normalidad” golpeó con fuerza a todos los paraguayos, muy acostumbrados al roce social, los médicos también se enfrentaban a una realidad que los paralizaba, el aumento de los casos, los tratamientos que conforme se conocía a la enfermedad se iban implementando y la dura realidad de que nadie estaba preparado para lidiar con un nuevo virus.
Los médicos enfrentaron un panorama complicado por la saturación de los servicios de cuidados intensivos. Foto: Daniel Duarte/AFP
Experiencia abrumadora
“Fue muy difícil; uno salía, iba, hablaba con los colegas y tratábamos de marcar un protocolo de atención, pero después debíamos de modificar eso y cambiar tratamientos conforme obteníamos la información, porque estábamos lidiando con un virus que no conocía nadie, que nadie sabía exactamente cómo tratar y, lo peor, que no sabíamos cómo evolucionaba para al menos tener un parámetro de tiempos”, expresó el epidemiólogo a La Nación.
En carácter personal, asumió que si bien se capacitó y estudió para este tipo de situaciones, son muy pocos los médicos que tienen la experiencia con epidemias o pandemias, ya que la aparición de este tipo de fenómenos a lo largo de la historia son distantes uno del otro, por lo que ciertamente los médicos y especialistas contaban con las herramientas teóricas, la práctica era abrumadora.
“Yo sabía lo que se tenía que hacer, y con los colegas a nivel internacional hablábamos de los planes de acción, pero uno muchas veces se veía sobrepasado por lo que ocurría, por el conteo de infectados y por sobre todo el de fallecidos; a esto había que sumarle el hecho de que nadie te enseña como comunicarte en estos casos. Yo tenía que salir a hablar y demostrar calma cuando en realidad la situación me dolía mucho”, recordó el doctor Sequera.
Esta crisis sanitaria por la que atravesó el mundo y, en particular, Paraguay, dejó en el sistema sanitario nacional precedentes importantes. Foto: Archivo
Fortalecimiento sanitario
Admitió, además, que esta crisis sanitaria por la que atravesó el mundo y, en particular, Paraguay, dejó en el sistema sanitario nacional precedentes importantes, como el hecho de la extensión de la capacidad de las unidades de terapia intensiva a nivel nacional, la provisión de oxígeno que ahora cada centro asistencial cuenta y las instalaciones y adecuaciones de infraestructura que se dieron en hospitales de referencia para hacer frente a la crisis.
A cinco años del inicio de la pandemia, recordar los contagios, la cuarentena, las medidas de seguridad y, por sobre todo, a los fallecidos a causa del covid, resulta aún difícil porque en la memoria quedaron impregnados momentos que generaciones enteras nunca habían imaginado siquiera vivir, la incertidumbre de contraer el virus, el miedo ante la enfermedad, la impotencia por la cantidad de vidas cobradas y la certeza de que nada volvería a ser igual.
Estos primeros 15 días posteriormente fueron extendidos a semanas y meses, y con la evolución de los contagios y el avance de la enfermedad en el mundo. Foto. Archivo