Rodrigo Javier Romero, salió el jueves desde la Colonia Oñondivepa, San Pedro, rumbo a Caacupé para pagar una promesa. Acompañado de sus primos Rafael y Daniel, hicieron a pie tres días de camino para llegar al altar de la Virgen de los Milagros, a quien Rodrigo agradece infinitamente por su salud.

Con la imagen de la inmaculada en brazos encaró todo el trayecto de más de 80 kilómetros, sin decaer pese a que en el último tramo ya los pie se le ampollaron y tuvo que seguir de rodillas. Y así, con las rodillas vendadas y mucho cansancio a cuestas, llegó este mediodía hasta el santuario.

Tuvo que se ayudado por sus primos y por servidores para entrar y tocar al altar mayor. Y lo hizo con lágrimas en los ojos.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Luego fue llevado hasta un puesto sanitario donde los atendieron y curaron sus heridas. Se queda hasta mañana para la misa central.

“Era una promesa que él tenía que pagar hoy a la Virgen, porque le devolvió la salud. Hace tres meses estuvo muy mal. Viene luchando mucho para recuperarse y ahora que esta bien y volvió a trabajar, quiso venir a cumplir con nuestra madre espiritual”, dijo a La Nación Rafael Romero, uno de sus primos.

Sostuvo que el sacrificio de Rodrigo es un ejemplo para él y Daniel, así como para toda la familia que quedó en Oñondivepa, de que la fe es lo que hace que los milagros sucedan. “Estamos aprendiendo a través del sacrificio de Rodrigo, que con fe en la Virgen todo se puede”, aseguró.


Dejanos tu comentario