Según revela el libro “Usos del tiempo y desigualdades en Paraguay” que fue presentado recientemente.

“Usos del tiempo y desigualdades en Paraguay” se trata de una publicación del Centro de Documentación y Estudios (CDE) con el apoyo de ONU Mujeres, que contiene una compilación de artículos escritos por distintas autoras y autores en los que se analizan datos obtenidos por medio de la Encuesta de Uso del Tiempo (EUT) realizada en Paraguay en 2016. Los seis textos incluidos en este libro fueron redactados por un grupo de cientistas sociales coordinados por Patricio Dobrée.

Indicaron que el foco principal del análisis se concentra en las desigualdades que se originan y se reproducen a partir de una distribución desigual de los tiempos que dedican las personas a actividades remuneradas y no remuneradas. Leídos en su conjunto, el hallazgo común de estos estudios es la constatación empírica de que en Paraguay la mayor carga de trabajo reproductivo recae sobre las mujeres, lo cual trae como consecuencia mayores dificultades para participar en el mercado de trabajo o involucrarse activamente en otros procesos sociales.

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La diferencia de horas semanales

Las mujeres dedican más que el triple de horas semanales (18,3) que los hombres (5,3) al trabajo doméstico no remunerado y esto necesita cambiar. “En tanto hombres y mujeres no se ocupen de las tareas domésticas de manera equilibrada, compartiendo lo que es necesario realizar para sostener un hogar si hay vida conjunta, puede persistir en el imaginario la idea de que las tareas domésticas son responsabilidad natural de las mujeres con el consiguiente freno a su valoración tanto en su vertiente no remunerada como remunerada […] el logro de reconocimiento de derechos que las trabajadoras domésticas están obteniendo merced a sus luchas podría estar influyendo en la redistribución de tareas en el hogar. Al haber abandonado la invisibilidad, actuar con voz propia potente y exigir igualdad de derechos, las trabajadoras domésticas colocan a los hogares ante la necesidad de modificar sus arreglos. Si las familias ya no pueden contar con mano de obra mal pagada para las tareas domésticas y de cuidados, la redistribución podría no ser opcional sino imperativa. La relación entre reconocimiento y redistribución, entre afirmación y transformación encuentra un cruce singular en el empleo doméstico remunerado y no remunerado.” (Lilian Soto, Brecha de género en hogares y discriminación del empleo doméstico).

Las pobres a diferencia de las ricas

Las mujeres más pobres dedican más horas al trabajo doméstico no remunerado que las mujeres más ricas. En Paraguay, las mujeres que forman parte del quintil con menos ingresos dedican un promedio de 20 horas semanales al trabajo no remunerado, mientras que las mujeres que forman parte del quintil con más ingresos dedican en promedio 15,8 horas semanales a la misma actividad.

“[…] la libertad de las mujeres para optar por un empleo en el mercado laboral está mediado por el equilibrio posible de establecer entre el trabajo remunerado y las responsabilidades dentro del hogar, el cual encuentra serias limitaciones en contextos de escasez de ingresos, condenando a las mujeres a la pobreza al ver reducido el tiempo para el trabajo remunerado, la educación o la formación para el trabajo, la salud, las actividades de esparcimiento, el cuidado personal, entre otros” (Claudina Zavattiero y Verónica Serafini, Desigualdades entrelazadas en el trabajo no remunerado).

Mujeres y el cuidado de miembros del hogar

El 57,1% de las mujeres de 14 años y más realiza algún tipo de actividad asociada al cuidado de miembros del hogar. “Además de que las limitaciones de las mujeres al acceso a trabajos remunerados puedan ocasionar pobreza económica, su dedicación mayoritaria a las tareas de cuidados también puede generar en ellas pobreza de tiempo. Esta puede ser entendida como la insuficiencia o escasez de tiempo disponible por parte de las personas para descansar o disfrutar del ocio debido a una carga excesiva de trabajo, sea remunerado o no […] las políticas públicas de cuidado sensibles a las cuestiones de género y basadas en los derechos humanos podrán contribuir de manera importante a transformar la división sexual del trabajo en los hogares, y cambiar así las actitudes de las personas y los sesgos de las instituciones públicas y privadas hacia el trabajo de cuidados.” (Mercedes Argaña, “Desigualdades de género en el trabajo de cuidados no remunerado”).

Actividades agropecuarias y las mujeres

Las actividades agropecuarias para el autoconsumo tienden a la feminización. “En Paraguay cerca de 1.500.000 personas se dedican a las actividades agropecuarias para el autoconsumo. De este total, más de la mitad (828.380; 55,6%) son mujeres, y el resto son hombres (661.240; 44,4%). Esta diferencia pone en evidencia la contribución que realizan las mujeres para el sostenimiento cotidiano de las unidades familiares […] Estas múltiples tareas que garantizan el mantenimiento del hogar realizadas por las mujeres no están contabilizadas como aporte económico para el Estado, quedando así invisibilizadas social y económicamente.” (Quintín Riquelme, Uso del tiempo en la agricultura para el autoconsumo).

Actividades no remuneradas recae sobre mujeres

El trabajo altruista (actividades no remuneradas para otros hogares y la comunidad) es asumido por una mayor proporción de mujeres (9,9%) que de hombres (6,3%) en Paraguay. Como conclusión, pueden plantearse “dos líneas interpretativas, que ciertamente están en tensión. La primera es pesimista. El compromiso con el bienestar de otras personas podría representar para muchas mujeres una carga adicional de trabajo, que se suma a las ya producidas por las labores productivas y reproductivas que están bajo su responsabilidad.

La segunda es optimista. La disposición a colaborar con otras personas situadas por fuera de los bordes del hogar se inscribiría dentro de una racionalidad desmarcada de una lógica puramente mercantil y destacaría la capacidad de estas mujeres para habilitar otras formas de entender las relaciones sociales a partir del reconocimiento de nuestra interdependencia como seres humanos y el valor de lo común.” (Patricio Dobrée, División sexual de la solidaridad: tiempos disparejos dedicados a otros hogares y la comunidad).

Diferencias en el deporte

Indican que aunque en general no haya diferencias muy marcadas entre hombres y mujeres en cuanto a la dedicación a las actividades personales, sí existen distancias en el deporte. Un porcentaje mayor de hombres (31,1 %) que de mujeres (13,6 %) practican deportes, y además les dedican en promedio más horas que las mujeres.

“[…] es posible que esta diferencia tan grande entre hombres y mujeres tenga que ver factores como la libertad de los varones para realizar actividades extra-hogareñas, frente a una mayor limitación de las niñas, o el incentivo para los hombres en la práctica de deportes, que comienza con la existencia de canchas de fútbol (deporte aún eminentemente masculino) en cada esquina y con una socialización que facilita este tipo de prácticas.” (Clyde Soto, Actividades personales y usos del tiempo).

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