Hace más de un año, Roni Freitas, de 40 años, un interno del penal de Tacumbú, decidió emprender su propio negocio fabricando guampas y termos forrados en cuero para comercializar a nivel local e internacional mientras cumple una condena de 14 años en la Penitenciaría Industrial Esperanza (UPIE) del penal de Tacumbú.

Roni no se considera artesano experto, pero sí un innovador capaz de producir en lote para dar salida a sus mercaderías a Brasil. El hombre cuenta con productos que llevan sello de calidad que se venden desde el pabellón Esperanza, donde aprendió de artesanía en cuero y que en poco tiempo asumió en poco asumió el control del taller junto a otro socio.

Con fuerte influencia de diseño y creatividad de magazines internacionales y, materia prima de Ciudad del Este, sus piezas de mayor salida son carteras porta termos y guampas o mates, creados para frío y caliente, en tonos, bordados y decorados para el gusto de hombres y mujeres.

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En tanto que a nivel local, importantes empresas contrataron sus servicios. En ocasiones los pedidos llegan desde Brasil, llegando a ocupar las manos de 30 trabajadores. “Lo mejor que puedo contar, es que aquí no hay patrones ni empleados… somos hermanos, nos alentamos, nos ayudamos. Me siento victorioso porque desde adentro trabajamos, ganamos todos”, expresó Roni.

Freitas es oriundo de Bella Vista, Brasil, lleva pagando su condena entre rejas hace 10 años y 7 meses, primero en la Penitenciaría Nacional de Tacumbú y luego en UPIE.

De cara al futuro, desea ser un reconocido artesano con talleres de alta gama que funcionen en el interior de las penitenciarías para ayudar a sus compañeros. “Yo le digo a la gente que está adentro que trabaje, que no entre en las adicciones, que no se desaliente, que crea en Dios… que busque salir adelante porque aún privado de libertad se puede producir”, finalizó Roni Freitas.

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