Por Andrés Barrios / andres.barrios@gruponación.com.py

Fotos: Pánfilo Leguizamón

La ciudad de Alberdi, departamento de Ñeembucú, atraviesa otra vez un momento crítico por las lluvias y caminos en mal estado. Los pobladores temen un inminente nuevo aislamiento por la crecida del río Paraguay y el anuncio de más precipitaciones para los próximos días. Al otro lado del río, a unos tres kilómetros de distancia en línea recta, la realidad es diferente, hay una ciudad pujante. Se trata de Formosa, Argentina, donde no hay temor por las inundaciones ni el mal estado de los caminos. Pareciera ser que sus autoridades entendieron cómo trabajar e invertir en infraestructura adecuada para la ciudad.

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Un equipo periodístico de La Nación y GEN llegó a tempranas horas del Miércoles Santo a la zona. Un día gris con mucha neblina y una temperatura que estaba entre la delgada línea del fresco y el frío, acompañada de lloviznas intermitentes. Un recorrido por el distrito ya describía la realidad, un precario cartel de bienvenida que atraviesa el camino de arena y las aguas filtrándose de a poco por el terraplén. La gente ya empieza su quehacer, poco y nada pueden hacer ante la desidia de las autoridades.

Jorge Ruffinelli, poblador. Foto: Pánfilo Leguizamón

“Es el tramo más comprometido de nuestra ruta, si llega a sobrepasar el agua quedamos totalmente incomunicados. El ministro de Obras Públicas (Arnoldo Wiens) está en conocimiento de esta falencia en la construcción y hay una impericia de la empresa constructora al no priorizar este tramo”, dice Jorge Ruffinelli, poblador de la zona.

Alberdi es una ciudad ubicada a unos 144 kilómetros de Asunción, pero se tarda como tres horas en llegar desde la Capital por el mal estado de un tramo que va desde el desvío Villeta hasta Villa Oliva, donde la ruta se encuentra minada de baches y cráteres. A esto se debe sumar unos 10 kilómetros de terraplén que sigue en proceso de construcción para el asfaltado.

El terraplén se encuentra bordeado por las aguas por la crecida del río Paraguay y ante esta situación los lugareños podrían quedar aislados nuevamente. Las aguas empiezan a filtrar el camino de tierra, creando zozobra a los pobladores, quienes a unos tres kilómetros de distancia en línea recta, ven como crece una ciudad, se trata de Formosa, Argentina, ubicada a unos 1.100 kilómetros de la Capital, Buenos Aires, pero eso no impide que sea cada vez más pujante.

Formosa está en una situación totalmente distinta. Foto: Pánfilo Leguizamón

Los alberdeños viven en una situación totalmente diferente. Llegar a la ciudad significa una travesía de tres horas aproximadamente por el mal estado de los caminos y parece reflejar la realidad del país, unos 100 años de atraso en comparación con Formosa. Alberdi parece haber quedado en el pasado, con calles en mal estado, hospitales sin insumos y la ida de los estudiantes al país vecino en lancha en busca de una mejor educación.

Actualmente el río Paraguay se encuentra cerca de los ocho metros, el muro de contención es de unos 11 metros. Los lugareños no temen un posible desborde del cauce hídrico, el miedo es quedar aislados, porque las aguas filtran el terraplén y de ser así, la única forma para entrar o salir de la ciudad sería vía aérea o por Formosa.

“Estamos a la suerte de lo que el Dios todo poderoso disponga de nosotros. Ya soportamos varios aislamientos y nos manejamos a través de transbordos, utilizando botes y eso encarece todo. Incomoda esta situación a la que no queremos llegar otra vez. Queríamos superar ya esa etapa de aislamiento, pero ahora volvemos a tener este inconveniente”, lamenta Ruffinelli al costado del camino de tierra, mientras pasa lentamente una carreta con bueyes.

Una doble avenida es la principal artería de la ciudad, donde se encuentran una comisaría, la Municipalidad y un precario cuartel de los Bomberos Voluntarios, donde un motocarro es utilizado como ambulancia y un carrito como “carro hidrante”, no hay recursos para los voluntarios. Paradójicamente, el edificio de la comuna está a escasos metros, bien construida, con todo lo necesario y quizás con más de lo necesario para poder funcionar.

Cuartel de los bomberos de Alberdi, donde un motocarro funciona como ambulancia. Foto: Pánfilo Leguizamón


El muro de contención tiene una longitud de unos siete kilómetros, en las inmediaciones funcionan oficinas de la Dirección Nacional de Aduanas (DNA), Migraciones y un destacamento de la Armada Paraguaya. También hay precarias viviendas construidas por los lugareños al borde del río Paraguay, pero ya rebasadas por las aguas porque son consideradas lugares bajos.

Un viaje en lancha de Alberdi a Formosa cuesta 15 mil guaraníes por persona, se sale cada media hora. La oficina de Migraciones del lado paraguayo funciona en una pequeña pieza, no hay aire acondicionado ni ventilador. El funcionario hace los trámites con una máquina de escribir, acompañado de un amigo que ceba el tradicional tereré. En el fondo se observa una calcomanía de las últimas elecciones generales, “Marito - Velázquez”, haciendo referencia a la chapa que ganó los comicios y que actualmente se encuentra en función de gobierno, Mario Abdo Benítez y Hugo Velázquez.

Lanchas en desuso al costado del río Paraguay en Alberdi. Foto: Pánfilo Leguizamón

Alberdi cuenta con unos 12 mil pobladores, la mayoría se dedica al comercio y dependen de la situación económica de Argentina porque los clientes llegan del país vecino para hacer sus compras. La venta tampoco es muy alentadora actualmente para los alberdeños, pero se ingenian para sobrevivir. A esto se suma la problemática de las inundaciones y el aislamiento. Al parecer las autoridades no escucharon a los lugareños en épocas de campaña política ya que muchos coinciden que las promesas quedaron en eso, solo promesas.

Los pobladores de la zona solo conocen dos palabras cuando se les consulta sobre la situación por la crecida y las respuestas de las autoridades para buscar una solución definitiva: abandono y olvido. Pese al momento que atraviesan, aún hay esperanzas de hacer bien las cosas y ser algo parecido a la ciudad de Formosa, donde las calles están bien construidas, hay una prevención de sus autoridades en época de mucha lluvia. También escuelas y colegios con todas las condiciones y hospitales públicos al servicio de todos los formoseños y alberdeños.

Una precaria casa parece haber perdido la batalla contra las aguas. Foto: Pánfilo Leguizamón

Cera de 400 estudiantes pasan a Formosa en lancha ante la precariedad de las instituciones educativas de Alberdi, donde hay un colegio y tres escuelas, dos públicas y una subvencionada. El sueño de un mejor futuro y una mejor educación está al otro lado del río, a unos tres kilómetros de distancia en línea recta. Los alumnos no pagan el pasaje en lancha, son exonerados por los trabajadores de este medio de transporte. Quizás con este pequeño gesto estén aportando para el futuro de los niños y jóvenes.

La Municipalidad poco y nada ayuda a los bomberos voluntarios para la adquisición de insumos. El Ministerio de Salud brilla por su ausencia y el hospital de cabecera de la localidad no cuenta con medicamentos, no dispone de personales de blanco y los equipos necesarios. La gente accede al servicio de salud al otro lado del río. La ambulancia casi siempre tiene desperfectos mecánicos o no hay fondos para cargar combustible. En caso de querer utilizarlo, los gastos corren por cuenta de los familiares de los enfermos o accidentados, o recurren a la solidaridad de la gente.

El pasaje es de 30 mil guaraníes. Foto: Pánfilo Leguizamón

El servicio de transporte público funciona relativamente bien, de acuerdo a los pobladores. De Alberdi con destino a Asunción, el primer colectivo sale a las 05:00, luego a las 06:00, las 09:00, las 13:00 y el último a las 16:00. El primer bus sale de la Terminal de Omnibus de Asunción a las 05:00 y llega a Alberdi a las 10:00. El pasaje es de 30 mil guaraníes.

Pese a toda la problemática que atraviesan los pobladores de la ciudad de Alberdi, actualmente el único pedido es que cesen las lluvias para evitar quedar incomunicados, pero parece ser una utopía porque es inminente el desborde del camino de terraplén y una vez más quedarán aislados.

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