Por Adriana Zacarías, enviada especial.

La gran multitud movida por la fe católica nuevamente cautivó con su esplendor.

Miles de personas se congregaron en Tañarandy, en San Ignacio Misiones, para vivir la procesión de tres kilómetros de distancia, con una duración de una hora, cuyo sendero es iluminado por 20 mil candiles hechos de apepú (cáscara de naranja sin pulpa).

Más de 200 voluntarios distribuyeron los respectivos candiles que fueron encendidos al culminar la tarde para dar lugar a la procesión de la Virgen de la Dolorosa.

“Te puedo asegurar que hay 15 mil apepú. Pero pueden ser más. Pero garantizo hasta 15 mil. Los faroles de mano son 1.800 que están en la capilla”, dijo a La Nación el artista plástico Koki Ruíz, director del proyecto.

Los preparativos para el llamado tradicionalmente Yvága Rape iniciaron cerca de las 15 horas.

“Hoy comimos más de 200 personas en mi casa. Se hizo un kumanda ryguasu (poroto de gallina) hecho por Colazo Bo. También una olla de vori para 250 personas habrán comido”, comentó.

Los estacioneros llenaron dos buses. Por ello estima que pueden llegar a incluso 300 voluntarios.

"Otro grupo se ocupa de la Virgen, es una legión de voluntarios que se suman", mencionó mientras los fieles de todo el país se acercaban a él para obtener una foto.

Con respecto al presupuesto de este año para el evento, afirmó que estima que el gasto ronda los G. 150 millones, de los que 50 millones dona como cada año la Entidad Binacional Yacyretá y el resto corre por su cuenta.

"Los G. 100 millones hasta ahora uno debe en la financiera. Me hago cargo de la parte que no es donación. Es costoso, pero es una pasión", refirió entre risas.

Al ingresar, la principal atracción de la zona de la barraca fue el retablo que este año se realizó de cántaros donados por artesanos de diferentes partes del país y enseres que feligreses han donado. Para su elaboración trabajaron 25 personas, según dijo Koki Ruíz.

El lugar también impresiona a turistas desde argentinos hasta daneses que observan con gran admiración la obra en la barraca y los detalles perfectos que encierran la meticulosa majestuosidad artística.

Al culminar el Yvága Rape se llevó adelante la representación de Cuadros vivientes, en alusión al pasaje bíblico de La última cena.

Para aprovechar el entorno turístico que se asoma y une a esta festividad, se ofrece en las inmediaciones gastronomía misionera y souvenirs de lo que ya es una tradición con sello de exportación y cultura autóctona del país.