En Latinoamérica, el transporte urbano es el causante del 19% de las emisiones de CO2 y a nivel global representa el 23%, por ello, resulta indispensable comenzar a adoptar sistemas de traslado más amigables con el medio ambiente, lo cual no sólo es responsabilidad de los ciudadanos, sino de los gobiernos y organizaciones de la sociedad civil.

En el marco del Día Internacional de la Madre Tierra, que se conmemora este 22 de abril, el Touring y Automóvil Club Paraguayo (TACPy) comparte información relevante para iniciar un cambio de conciencia colectivo y progresivo hacia una movilidad más sustentable.

Por cada litro de nafta consumido se producen 2.6 kg de CO2 y por cada litro de diesel, 2.8 kg de CO2, según datos compartidos en el marco del coloquio de IDEA (Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina). En contexto, la gravedad de estas cifras toma aún mayor dimensión, ya que se estima que, en promedio, una persona recorre en su vehículo 10.950 km al año, produciendo 2.847 kg de CO2.

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Una de las principales consecuencias de este proceso es el cambio climático, que deriva en el incremento en la temperatura media de la tierra, la alteración de la producción agrícola y fenómenos de deshielo en algunos puntos del planeta.

Respecto de las emisiones de gases de efecto invernadero, aproximadamente una cuarta parte de la emanación mundial corresponde al sector transporte y dentro de este campo, casi tres cuartas partes de las emisiones provienen de camiones y automóviles, de manera equitativa, de acuerdo a un informe emitido por la Agencia Internacional de Energía (IEA).

En este sentido, el uso de transportes alternativos resulta clave para bajar la emanación de gases (monóxido de carbono, dióxido de carbono, óxidos de nitrógeno, hidrocarburos y compuestos de plomo), aunque la transición hacia este sistema no solamente conlleva repercusiones ambientales, sino económicas, sociales y de transporte.

A su vez, cada individuo puede contribuir con este propósito disminuyendo el uso del automóvil particular, especialmente si lo va a utilizar una sola persona, y optando por el empleo de bicicletas, transporte público e incluso la opción de caminar en el caso de distancias cortas o moderadas.

La elección del transporte público en lugar del automóvil particular reduce el impacto ambiental, incluso en las modalidades tradicionales, pero a su vez presenta otras utilidades, como el ahorro de dinero, la posibilidad de realizar otra actividad simultánea que el conducir no permite como leer, estudiar o adelantar trabajo, y reducir pérdidas de tiempo para buscar estacionamiento en la vía pública en zonas de gran tránsito.

El uso de la bicicleta, por su parte, no perjudica el medio ambiente y en cambio acarrea otros aspectos positivos como la realización de ejercicio que fortalece y mejora la salud, el ahorro económico y la gestión de los propios tiempos de traslado, dado que a diferencia del auto o el transporte público, el impacto del tránsito sobre este medio de transporte es mucho menor.

En tanto, la elección de caminar a diario potencia los beneficios anteriores y es vital para el organismo: ayuda a prevenir la aparición de enfermedades como la diabetes y la hipertensión, reduce el sobrepeso y la obesidad, aumenta los niveles de vitamina D, fortalece músculos y huesos, disminuye el estrés, mejora la función cognitiva y contribuye a cuidar el corazón y bajar el riesgo de sufrir enfermedades y accidentes cardíacos.

En síntesis, los vehículos eléctricos constituyen un camino indispensable para el futuro mediato de nuestro país y de toda la región, que implica múltiples ventajas adicionales al cuidado del medio ambiente, tales como:

Son silenciosos. A diferencia de los vehículos tradicionales, generan menos ruido y vibraciones.

Tienen la misma potencia que los motores convencionales.

Sus costos de mantenimiento son menores, dado que poseen menos componentes mecánicos que los automóviles tradicionales y por ende sufren un menor desgaste y requieren menos revisiones.

Cuentan con una eficiencia de consumo cercana al 90%, comparada con un 30% de promedio en el caso de los automóviles a combustión.

“El cuidado del medio ambiente debe comprometernos a todos. En el caso de Paraguay, nuestra nación cuenta con una matriz energética de gran valor y ello debe impulsarnos a avanzar con los proyectos vigentes de movilidad eléctrica a partir de una mirada sobre la planificación urbana que comprenda la cuestión ambiental y también la necesidad de generar vías de circulación más rápidas, seguras, económicas y eficientes”, destaca Fernando Careaga, Gerente de Servicios del TACPy.

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