Hermanos Capuchinos Franciscanos y la Fundación San Pío realizaron este jueves la inauguración del Hogar para Adultos Mayores “Hermano Antonino” en la capital. El albergue abre sus puertas a ancianos de escasos recursos y funcionará así como se logró erigir: gracias a la solidaria colaboración de los creyentes.
Las modernas instalaciones del refugio se ubican sobre las calles Tte. Bernal y Tte. Silgueiro, del barrio Santísima Trinidad de Asunción.
El Hermano Miguel Villasanti, director ejecutivo de la Fundación San Pío, explicó esta mañana a La Nación que la idea de levantar un hogar para ancianos nació desde una profunda reflexión con los sacerdotes que imparten la palabra y el amor de Dios en sus iglesias.
“Una cosa es que prediquemos el amor de Dios, que tenemos que amarnos y ayudar a los pobres. Muchas veces nos cuestionamos sobre qué nosotros hicimos en concreto. Pedimos a la gente que ayude a los pobres pero, ¿nosotros qué hicimos? Fue ahí cuando los hermanos proyectaron una idea con impacto social”, expresó.
Tras semanas de tocar puertas, visitar medios de comunicación para socializar el proyecto, solicitar ayuda ciudadana y elaborar todo tipo de ideas para recaudar fondos, hoy el Hogar de Ancianos es una realidad. Con todas las comodidades y herramientas para responder necesidades, el albergue ya funciona con sus cuatro primeros abuelitos.
Millonaria inversión solidaria
Villasanti recordó que la palada inicial se realizó en setiembre del 2017 y que luego de un año de incesante movimiento de obreros, el diseño arquitectónico tomó forma en el edificio final. Los meses siguientes fueron para la equipación, terminación y dotación de muebles.
El proyecto tuvo una inversión total de G. 1.163 millones que salió de la generosidad de los colaboradores, benefactores y trabajos de recaudación que hicieron con mucho esfuerzo los Hermanos Capuchinos.
Sobre el punto, Villasanti dijo que ahora en adelante seguirán solicitando la ayuda de las personas interesadas en poner su grano de arena, ya que la casa para ancianos debe ser mantenida.
No solo en gastos de insumos, como alimentos, medicamentos y otros para los abuelos, sino también para la remuneración del personal que atendiende en el lugar. Dos licenciadas en Enfermería, además del personal de limpieza y de cocina, son las personas que trabajan permanentemente en el Hogar.
Proceso de selección de ancianos
El Hermano Villasanti aseveró que el objetivo principal del proyecto es dar ese lado humano y dignificar la última etapa de la vida de cada anciano.
Destacó que en un principio el albuergue podrá recibir hasta 12 abuelitos, ya que pendiente queda el refaccionamiento de un edificio aledaño que podría ser destinado a mujeres. El sacerdote aclaró que por la limitación de personal y de recursos, por el momento se vuelve complicado recibir a abuelitas.
En cuanto al proceso de selección llevado a cabo, Villasanti señaló que trabajadoras sociales de la fundación analizan in situ la situación de ancianos de escasos recursos.
El primer factor que se tiene en cuenta para un potencial beneficiario es que no tenga parientes que le puedan cuidar o que vivan en pésimas condiciones. Además, se observa el factor salud; en caso de poseer una enfermedad delicada, son derivadas a otras instituciones que sí pueden encargarse de la persona.
“El proceso de selección dura más de un mes. Debemos cuidar todos los detalles. Ahora tenemos 4 abuelitos ya y en carpeta tenemos 7 candidatos en proceso de estudio”, acotó.