Omar Jara, Coronel Oviendo. Agencia Regional.

Sergio Rodríguez tiene actualmente 40 años. Cuenta que es abogado, doctor en Derecho, administrador de empresas y conocedor de las artes culinarias. Era concejal por el estado de Aragua (Venezuela), donde tenía posibilidades de llegar a ser alcalde en las elecciones que se avecinaban. Pero el año pasado, a raíz del deterioro de la situación política en el país caribeño, penosamente tuvo que dejar su país, donde quedan su esposa y sus dos hijos, según relató.

Luego de comenzar a tener problemas por desavenencias políticas, escapó de Venezuela para entrar a Colombia, vía terrestre, de ahí pasó a Perú, luego a Bolivia para entrar a Paraguay por el Chaco. Expresó que él formaba parte de la coalición de partidos que apoyaba a Hugo Chávez, que de hecho fue la que después catapultó a Nicolás Maduro a la primera magistratura.

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“Nosotros entramos en la alianza cuando estaba el comandante (Hugo) Chávez, porque yo era del movimiento socialista. Luego el partido se dividió por todas las locuras que están pasando. Yo, como muchos otros compañeros, no estaba de acuerdo con el gobierno, con la política de Nicolás Maduro, y ahí comenzó mi calvario”, refirió el inmigrante venezolano.

Su objetivo era llegar al país, porque tenía un contacto en la ciudad de Encarnación, un venezolano casado con una paraguaya, a quien él como autoridad les hizo casar hace unos años atrás, cuando se complicaba la posibilidad del matrimonio.

Crisis política y social en Venezuela. Foto: Archivo.

“Ellos fijaron una fecha para el casamiento, pero se vieron en la necesidad de venir a Paraguay antes de esa fecha. Yo la encontré llorando a la chica en el pasillo de la alcaldía. Entonces le dije, no te preocupes. Les gestioné todo, les adelanté la fecha de la boda, les preparé todo en una pequeña posada que tengo allá, y como vicepresidente de la Cámara estoy investido por ley a hacer las veces para casarlos, pues les casé, les firmé su matrimonio, al venezolano con la paraguaya”, señaló al relatar una linda historia de amor y solidaridad.

“Y así por esas cosas de la vida, (Aida Olmedo y Johan Verenzuela- la pareja venezolano-paraguaya), después de 10 años, ellos me devolvieron el favor dándome un espacio en su casa para que yo viniera a Paraguay”, agregó.

Rodríguez vivió en Encarnación por cerca de seis meses y medio, en la casa de sus amigos, donde también trabajó y luego emprendió viaje a Coronel Oviedo donde actualmente está viviendo en la casa de una familia que le dio una habitación para el efecto.

Quiere traer a su familia a Paraguay

Trabaja duro vendiendo asadito en la vereda de una playa de venta de vehículos. Su meta es juntar la cantidad de dinero necesaria para costear el traslado de su esposa e hijos a nuestro país. “Yo soy concejal departamental, o era concejal departamental en mi país, ahora soy vendedor de asadito”, expresó entre risas, que denotaban su buen humor.

“Esto puede ser un mensaje también para los paraguayos o para los ciudadanos de cualquier país, de cómo puede cambiar la vida de uno como consecuencia de una mala política de gobierno, por la corrupción, puede cambiar la vida de cualquiera. Yo después de casi 25 años de servicio, cuando estaba a punto de jubilarme joven, tuve este cambio radical en mi vida”, subrayó.

El entrevistado señaló que está vendiendo entre 200 a 250 asaditos por noche a G. 3.000 cada uno y que va juntando todo el dinero que puede, para traer a su familia y brindarle cierta comodidad. Su puesto de venta está ubicado sobre la avenida Mcal. Estigarribia. Allí está desde las 5 de la tarde hasta las 10 de la noche. Igualmente, gracias a sus conocimientos culinarios puede ser contratado para preparar platos venezolanos.

Photo by NELSON ALMEIDA / AFP.

“Yo quiero traerle a mi familia, pero no quiero regalos ni espero milagros, pero sí que me apoyen, que me contraten. Puedo hacer paella marinera, pasteles dulces, arepa, y toda la gastronomía de mi país. Si quieren probar una comida diferente, me ponen los materiales o yo los pongo y me pagan por mi trabajo”, especificó.

El venezolano enfatizó que lo que más quiere es tenerle a su familia a su lado. “Yo ya tengo 40 años, y lo cierto es que es difícil estar sin la familia, tengo una esposa, una hija de 7 años y un hijo de 19 que va a cumplir 20 y no voy poder estar con él. Hay que darle gracias a Dios que esté bien, que va a celebrar su cumpleaños, pero que bueno sería poder estar con él, seguir dándole consejos de crecimiento”, dijo en un arrebato de nostalgia. Su familia vive en el municipio de Ocumare de la Costa, en el extremo norte de Aragua, sobre el mar Caribe.

Si alguien quiere contactar con Sergio para contratar sus servicios gastronómicos, puede llamar al (0995) 385-246.

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