Por: Andrés Barrios/andres.barrios@gruponación.com.py

El río Tebicuary atraviesa uno de sus peores momentos por el bombeo de las aguas de los arroceros, la falta de control del Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades) y la inacción de la Fiscalía del Medio Ambiente. En la zona de Villa Florida más de 150 familias se dedican a la pesca y todas se ven afectadas por el estado crítico del cauce hídrico. Los pobladores también sufren la mala calidad del líquido porque no es tratado por la Junta de Saneamiento local.

Escuchar hablar del Tebicuary es imaginarse un gran río con una imponente naturaleza, pero la situación actual es muy diferente a consecuencia del bombeo constante de las aguas. En la zona baja existen cerca de 40 motobombas que alzan un promedio de 40 mil litros de agua por hora todos los días, sin parar.

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Un equipo periodístico del diario La Nación llegó hasta el sitio para comprobar las denuncias de los pobladores. Luego de unos minutos de recorrido por la zona baja, la lancha ya no podía desplazarse con normalidad, quedó varada. La parte más profunda del río tiene entre 30 y 40 centímetros. No había más opción que bajarse en el canal y empujar la deslizadora para llegar a destino.

Existen cerca de 120 mil hectáreas de arrozal en la zona baja del Tebicuary, cada productor cuenta con al menos dos motobombas, alzando un promedio de 80 mil litros de agua por hora. El bombeo realizan las 24 horas del día. De acuerdo a la versión de los pobladores, el ministro del Mades, Ariel Oviedo, les prometió “sobrevolar” la zona para constatar la situación, pero que al menos el cauce hídrico debe bajar unos 45 centímetros más para poder accionar, siendo que hay sitios donde apenas se llega a los 30 centímetros.

Hacia la zona baja el río tiene una profundidad de entre 30 a 40 centímetros. Foto: Pánfilo Leguizamón.


El viaje en lancha sigue, el equipo periodístico, acompañado de unos pobladores, sigue sorteando adversidades y aguantando el exuberante calor. Ya era cerca del medio día y unos pescadores, tras estar más de una semana hacia la zona más baja, deciden ir a sus hogares con unos pocos pescados que probablemente solo sirven para el consumo y no para la venta.

Los pescadores saludan y en sus rostros se observan sonrisas de esperanza, pero también existe duda y temor. Ya no confían en casi nadie, las autoridades hacen caso omiso a las reiteradas denuncias, mientras el bombeo sigue, pasan las horas y los miles de litros de aguas desviadas empeora la situación del río Tebicuary.

Tras las diferentes “paradas” de la lancha se pudo llegar al sitio donde se encuentra el primer lugar de bombeo, hacia la zona baja. Queda más o menos a una hora y media de viaje desde el puente ubicado en la ciudad de Villa Florida sobre la ruta 1, Mariscal Francisco López, y que divide esta localidad del distrito de Caacupú.

Una motobomba alza unos 40 mil litros de agua por hora y cada arrocero cuenta con dos, como mínimo. Foto: Pánfilo Leguizamón.

En el sitio existe una motobomba, una de las más pequeñas, pero que bombea entre 40 y 50 mil libros de agua por hora. Cuenta con instalaciones eléctricas y tubos de grandes dimensiones para alzar el líquido vital del cauce hídrico y luego enviar hacia los arrozales.

“Hace 18 años más o menos comenzó la plantación de arroz, pero antes habían solo dos arrozales. Tenemos miedo que desaparezca nuestro río, los florideños estamos preocupados porque vivimos de la pesca y ahora ya es imposible. También es terrible el daño ambiental que están causando y las autoridades solo responden a los arroceros y no a la gente”, cuenta Rolando Escobar, pescador de la zona, observando el río y el bombeo de las aguas. Su mirada refleja realidades, el estado crítico del cauce hídrico, la falta de respuesta del Mades, la Fiscalía del Medio Ambiente y el peligro de quedarse sin el sustento, la pesca.

Hace como un mes y 15 días que el Tebicuary atraviesa uno de sus peores momentos de los últimos años. Terminó la crecida, empezaron los bombeos ante la falta de lluvia y el nivel del agua empezó a bajar considerablemente. Algunos brazos del río se encuentran completamente secos, solo quedan algunos pequeños charcos de barro, pero ya no sirven para evitar la muerte o la migración de los animales.

Detrás de las motobombas salen los tubos por donde pasan las aguas del Tebicuary y luego caen en una represa para desembocar en los canales construidos por los arroceros. En promedio, cada productor cuenta con una plantación de 12 mil hectáreas y en total serían cerca de 120 mil hectáreas de cultivo hacia la zona baja.

Existen cerca de 120 mil hectáreas de plantación de arroz en la zona baja del Tebicuary. Foto: Pánfilo Leguizamón.


El fiscal del Medio Ambiente del departamento de Misiones, César González, realizó el mismo recorrido con los pescadores. Consideró la situación como un delito ambiental y les prometió que accionaría una vez que tenga la orden de un juez. Pasaron más de una semana y hasta el momento la denuncia no prospera, mientras sigue el bombeo de las aguas y el estado del río cada vez es más crítico.

“Vino una persona del Mades también con el fiscal. Nos dijeron que los arroceros están cometiendo un delito. Nos reunimos con el ministro en Asunción (Ariel Oviedo) y no pasaron ningún informe. Cerca de 150 familias que se dedican a la pesca son las afectadas, ya no podemos circular por el río porque está muy bajo el agua, se está secando”, agrega Escobar.

Algunos productores de arroz contratan guardias de seguridad para resguardar el bombeo de las aguas. Los pescadores o pobladores de la zona tienen prohibo tomar fotografías o filmar porque son amenazados por los guardias privados, quienes poseen armas de fuego y mantienen en zozobra a los denunciantes.

Falta de agua potable

Los pobladores de la ciudad de Villa Florida no solo atraviesan el problema de la baja del río Tebicuary, sino también la falta de tratamiento de la Junta de Saneamiento para el consumo de agua potable. Al abrir la canilla sale el líquido vital pero es de color marrón con un fuerte olor, a simple viste se puede notar que no está apto. Los que tienen la posibilidad adquieren agua mineral, los que no pueden consumen.


“El tema del agua es algo caótico porque la comunidad de Villa Florida consume agua que no es potable. La salud de Villa Florida está en terapia intensiva porque el agua que sacan del río directamente viene a nuestras canillas y tomamos”, cuenta Francisca Escobar, pobladora de la comunidad.

Algunos compran agua mineral para el consumo, pero es administrado con mucho cuidado por el costo. La mayoría de los lugareños son de escasos recursos. Los que consumen agua de la canilla presentan problemas de salud de forma constante, tales como diarreas, vómitos y manchas en la piel.

La Junta de Saneamiento tiene su sistema de bombeo de agua debajo mismo del puente que une Villa Florida con Caacupú. A escasos metros existe un parador que arroja sus desechos al cauce hídrico y tampoco cuenta con un sistema de tratamiento. “Consumimos agua servida”, coinciden la mayoría de los pobladores.

Un parador tira sus desechos al río, del cual consumen los pobladores. Foto: Pánfilo Leguizamón.

Actualmente, tras una serie de manifestaciones y cierres de ruta, existe la promesa del director de la Entidad Binacional Yacyreta (EBY), Nicanor Duarte Frutos, de financiar la construcción de una nueva planta de tratamiento para los florideños, quienes lamentan que no haya realizado antes por el simple hecho de que el intendente local, Michel Flores, pertenece a Honor Colorado, movimiento disidente del Partido Colorado.

La ciudad de Villa Florida está ubicada a orillas del río Tebicuary y a unos 161 kilómetros de Asunción, dando la entrada al departamento de Misiones. Los pobladores en su mayoría se dedican a la pesca, ganadería y al turismo, rubro que también se ve afectado por la falta de agua potable y la bajante del cauce hídrico.

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