En el noveno día del novenario de la festividad de Caacupé, el tema de la homilía del monseñor Edmundo Valenzuela fue “producir buenos frutos exige dejarse podar por el Padre”.
La homilía de la misa del jueves 6 estuvo a cargo del monseñor Edmundo Valenzuela, Arzobispo de Asunción y mencionó que el amor es el fruto esperado del discípulo de Jesús, que basta mirar y admirar el amor de Jesús por cada uno de nosotros. “Su sangre nos purifica de nuestros pecados. En el encuentro con Cristo, se realiza la conversión es decir, se comienza una mentalidad diferente del mundo, se aprende a amar, a servir, se inicia una escuela del discipulado siguiendo al maestro, en su modo de vivir, de amar, de rezar, de sufrir, de morir y de resucitar”, expresó.
Luego explicó el tema de la homilía “producir buenos frutos exige dejarse podar por el Padre. “Jóvenes para fructificar en Cristo aceptemos la poda amorosa del Padre, el vivir en Cristo, identificarnos con él implica una participación en su pasión redentora, como lo expresa San Juan refiriéndose al misterio Pascual a la pasión y muerte de Jesús, pero también a su glorificación” refirió el monseñor Valenzuela.
Manifestó además que el secreto de la vida está en la Pascua. “Es decir, el paso de la muerte a la vida. La historia de los discípulos misioneros de Jesús congregados en la comunidad cristiana que es la iglesia, experimentó su historia, purificar, transformar para cumplir más plenamente su misión, identificándose siempre con su maestro”, rescató por algo de la historia de la Iglesia.
Misterio Pascual como instrumento de salvación
El Arzobispo de Asunción dijo que el misterio Pascual es interpretado como la necesidad de continua conversión personal Pastoral e institucional y que ha llevado a la iglesia ser instrumento de salvación para América Latina y el Caribe y ha dado frutos mejores. “Todo este proceso de Purificación fue fruto de la escucha de la palabra de Dios con la invocación del espíritu de Cristo resucitado, la Iglesia se dejó podar de todo aquello que no concuerda con el evangelio”, aseguró.
En otro momento dijo que es necesario darse cuenta de que no podemos seguir con repetir fórmulas que fueron válidas en otro tiempo de la cristiandad, para formar al cristiano con el sacramentalismo, “Es decir, no podemos contentarnos con dar los sacramentos sin la debida preparación a la fe. Sabemos que mucha gente está apresurada para recibir el bautismo, la Eucaristía, la comunión, necesitamos un cambio de mentalidad que la iglesia hoy os está pidiendo. No se puede ser cristiano sin el elemento de la palabra de Dios sin la participación de la liturgia y en la vida fraterna de la comunidad cristiana”, resaltó.
Sostuvo que los múltiples fracasos y rupturas matrimoniales exigen una nueva Pastoral de preparación al matrimonio. “La ausencia de los cristianos laicos en la vida política, exige repensar la formación de la doctrina social de la iglesia. En esta tarea debemos trabajar conjuntamente con las autoridades nacionales, gubernamentales y municipales, pues ellos son quienes disponen de los medios económicos ya que la labor de la iglesia es subsidiaria en el campo social y económico pero importantísima por la sinergia y colaboración de la iglesia con el estado en vista del logro del bien común y el bienestar de las familias paraguayas”, refirió Valenzuela.
El momento exige purificación y oración
“Sabemos el momento difícil en que vivimos hoy, la globalización del dinero y del placer y del consumo, la globalización de las nuevas ideologías impuesta por las Naciones Unidas, son una nueva dictadura cultural que influyen fuertemente sobre nosotros y sobre nuestros queridos jóvenes. Algunos de ellos lastimosamente, los más vulnerables son víctimas de vicios que los esclavizan con la drogadicción, la prostitución, el alcohol, el cigarrillo. Al no tener un empleo digno recurren a pandillas de violentos, exponiéndose a la muerte y al sinsentido” mencionó.
Luego hizo referencia a que es necesario mucho trabajo Pastoral educativo ante esa enorme y dolorosa realidad de los jóvenes. “También el actual momento de nuestro país exige purificación y oración de nuestra parte, me parece necesario destacar la necesidad de dejarnos purificar de actitudes que no favorecen hoy a nuestra historia patria. Ante la actual situación de crispación entre los políticos y que pone en peligro la convivencia democrática y la gobernanza, es indispensable una mesa de diálogo superando rivalidades e intereses parciales, aunque éstas parezcan importantes” apuntó.
Así también, invitó a rezar para que los corazones estén abiertos a la búsqueda de soluciones adecuadas para el actual momento difícil de la convivencia social y política. “Nos damos cuenta también que la política como en la economía necesitan de purificación para que el país dé más abundante fruto del desarrollo integral sustentable para todas las familias y los ciudadanos. Miremos cómo nuestra beata María Felicia de Jesús Sacramentado la Chiquitunga ha recibido durante toda su vida la poda y la purificación para llegar a ofrecerse todo por el señor. Su fórmula química T2OS nos recuerda el proceso Pascual que la llevó a la santidad” manifestó el arzobispo d Asunción.
Igualmente recordó al ciervo de Dios padre Julio César Duarte Ortellado, quien se entregó a la causa de la evangelización de los más pobres en la zona entonces marginal de Ybycui Mbujapey, Qyquyo. “En esos lugares se dejó purificar por la gracia del señor y encontró el camino de la santificación en el servicio los más pobres” expuso.
Producir más frutos
Finalmente se dirigió a unos jóvenes que en Areguá fueron acogidos por la madre Elvira en la comunidad Cenáculo luego de haber estado en el mundo de las drogas. “Ella los acogió para la sanación espiritual y corporal mediante tres fuerzas sanadoras: el trabajo, la comunidad fraterna y la vida de oración y la adoración eucarística. Una vez sanados cómo son ellos, experimentaron la resurrección de Cristo en sus vidas, ahora se comprometen con la misma metodología a recuperar la salud física y espiritual de otros muchos jóvenes drogadictos. Demos gracias a Dios porque ellos se dejaron purificar sometiéndose a una difícil y prolongada sanación que les permitió resucitar a una vida nueva, recuperando la dignidad de hijos de Dios” sostuvo el monseñor Valenzuela.
Por último dijo a los jóvenes que para producir frutos más abundantes es preciso el sacrificio, la dedicación, el esfuerzo tanto para el estudio y trabajo como para la vida cristiana de oración y participación de la comunidad fraterna. “El ejemplo es la cruz del Redentor, expresión máxima de su amor por nosotros. Que la Virgen santísima, la inmaculada Concepción, la mujer gloriosa en el cielo los acompañe en el duro proceso de poda de purificación y perfeccionamiento humano y cristiano que el padre Dios realiza en sus vidas. María santísima, intercede por tus hijos jóvenes, defiéndelos del mal y de los atractivos engañosos del mundo para que sean discípulos Misioneros y ciudadanos honestos de nuestra nación” puntualizó el Arzobispo de Asunción.