Por Carolina Vanni, enviada especial

La primera expedición por el Chaco y Concepción, - en el marco del concurso Colosos de la Tierra- concluyó hoy con la visita a la comunidad indígena Tukambiju. Allí, rodeado de un maravilloso paisaje de cerros y en medio de un espeso bosque, los nativos de la parcialidad Pãi Tavyterã de la localidad de Yby Yaú, conservan no sólo su cultura ancestral, sino además se erigen como guardianes de naturaleza preservando los árboles más grandes, según dijo el cacique (líder) de la comunidad, Nicanor Vera.

El cacique Nicanor Vera y el profesor Damián Márquez frente al árbol. Foto: Carolina Vanni

En este lugar se verificaron las medidas de un añoso ka’i ka’ygua, un árbol que crece en los cerrados, a la ribera de causes hídricos, explicó la ingeniera forestal Florencia Arano, directora de proyectos de la ONG A Todo Pulmón.

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Y lo que en el 2016 fue el árbol símbolo de un proyecto pedagógico para crear conciencia de la importancia del cuidado del medio ambiente, hoy es uno de los finalistas de Colosos de la Tierra, 7° Edición. El magnífico ejemplar de la especie ka’i ka’ygua, tiene dimensiones superiores a los 5 metros de diámetro.

Durante el recorrido se tomaron las medidas del árbol. Foto: Ariel Basualdo

El profesor Hernán Márquez -entonces profesor plurigrado de su comunidad - preparó un proyecto para inculcar a sus alumnos la importancia del cuidar los árboles y busco un árbol para que sea el símbolo de ese proyecto.

Tras el éxito del coloso que resultó entre los finalistas del concurso, el profesor aseguró que seguirán buscando a más árboles grandes, ya que dentro de la propiedad tienen varias especies, incluso en las laderas de los cerros que rodean a la comunidad.

Con la verificación de este árbol culminó la primera expedición, en el cual se visitaron 6 de los 22 finalistas, en las regiones del Chaco (Filadelfia y Neuland) y Concepción. Para este fin de semana proximo se anuncia la segunda expedición que abarcara San Pedro, Canindeyu y Alto Paraná.

Travesía

Esta es la primera vez que un árbol de esta especie se postula en el concurso Colosos de la Tierra, dijo el organizador por la Fundación A Todo Pulmón, Paraguay Respira, que premia a los propietarios de los árboles más frondosos del país.

El coloso esta en la localidad de Yby Yau, departamento de Concepción. Para llegar de debió sortear un buen tramo de terraplén y más tarde andar por un sendero en medio de la espesa vegetación.

Al llegar a la comunidad, la comitiva fue recibida por los jefes del asentamiento indígena y también las autoridades locales. Los chamanes, además de hacer una oración de bienvenida, también hicieron un rito para agradecer por la naturaleza y tras esto se emprendió o búsqueda del coloso, adentrandose en el bosque ubicado a metros del asentamiento.

Momento en que los chamanes realizan su rito. Foto: Carolina Vanni

El árbol finalista está en plena zona boscosa, a orillas de un manso Arroyo ubicado en un predio de la comunidad indígena Tukambiju (tucán con pelaje brilloso), de la parcialidad Pãi Tavyterã, donde viven 35 familias en las 825 hectáreas, de las cuales 250 siguen siendo bosques, aseguró Hernán Márquez.

Para llegar al coloso fue necesario hacer un tramo a pie en medio de la espesa vegetación, en las cercanías del arroyo, donde de escucho desde el murmullo del agua hasta el trinar de los pájaros. Al paso por el sendero se ayer con el crujir de las ramas secas, cada vez menos a medida del paso de la comitiva que fue acompañada por miembros de la comunidad y seguido muy de cerca por efectivos de la Fuerza de Tareas Conjuntas (FTC) y bomberos voluntarios de la zona.

La larga fila antes a ingresar al bosque. Foto: Carolina Vanni

Una vez llegado al sitio, llegar hasta el coloso fue otra travesía, ya que se debió cruzar el manso arroyo sobre un tronco seco - caído en el pasado por alguna tormenta - y sortear los alambres que dividen la propiedad y las hormigas que se vieron amenazadas por la ocupación de su hábitat.

Allí, luego de escuchar la historia del añoso árbol, la pequeña Jazmín deleito a todos con su dulce voz, cantando “Soy Paraguaya”. Tras esto se emprendió regreso a la ciudad, donde la travesía concluyó con un rico almuerzo criollo, tallarín de pollo casero, ofrecido por el intendente municipal de la ciudad.

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