Misioneros, miembros de la iglesia católica, dieron a conocer a la opinión pública, sus inquietudes sobre la realidad social que enfrentan en la región.

Durante una asamblea celebrada entre hermanas y hermanos misioneros, representantes del Vicariato Apostólico del Chaco paraguayo, miembros de la iglesia católica, emitieron un comunicado tras días de reflexión y de análisis de la realidad social paraguaya en esa zona.

“Como iglesia nos sentimos en el deber de compartir algunas preocupaciones y desafíos”, reza el comunicado. En primer lugar, reafirman lo expresado en la homilía de la misa de la solemnidad de la Virgen de Caacupé, celebrado en 2017. Sobre todo en este punto: “Empeñarnos en los cambios radicales que necesita con urgencia la sociedad paraguaya. Nos lastima la vida política y la administración judicial” (…).

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En segundo lugar, denuncian la situación que se vive en el Chaco, en Alto Paraguay, y específicamente en el distrito de Puerto Pinasco. Alegan fragilidad de las instituciones del Estado, los cuales a su decir, responden a intereses particulares.

Suman la decadencia en la educación y puestos de salud de la zona. Agregan que por largas temporadas, los puestos de salud no cuentan con profesionales y medicamentos necesarios.

Tampoco poseen en su mayoría agua potable para consumo. Afirman que la venta y consumo de drogas están encubiertas por adultos de las mismas localidades y son “el pan de cada día”.

Además siguen enfrentando a su vez, aseguran, el aislamiento tras los días de lluvia. También cuentan que continúa el despojo de tierras a los indígenas. Instan a los que aman la región occidental a “comprometerse con actos concretos de bien para cambiar y revertir la situación que vienen arrastrando desde hace tiempo”.

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