Por Aldo Riquelme, enviado especial.


El que quiere volver, que vuelva, pero como se pueda. El retorno desde la capital espiritual paraguaya no cambia y sigue siendo tan caótico como cada año. Pasajeros colgándose de la estriberas de las unidades del transporte público y los conocidos guardas cobrando un pasaje “redondo” de 5.000 a todos los destinos.

El tránsito se ve colapsado ante el intento nulo de los automóviles y colectivos de avanzar hacia la capital del país. FOTO: FERNANDO RIVEROS.

Supuestamente, los precios se mantienen desde Caacupé a Asuncion G. 4.700, Caacupé a Fernando de la Mora G. 4.100, Caacupé a San Lorenzo G. 3.700, Caacupé a Capiatá G. 3.000, pero aquí la realidad es otra.

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Los ómnibus no cumplen con requisitos mínimos que exige la Dirección Nacional de Tránsito (DINATRAN) y llevan a algunos devotos casi afuera de los buses, unidades que se ven rebasadas en su capacidad. Esto ante la atenta mirada de quienes aún no pudieron subir y esperan el “milagro” de poder retornar salvos y sanos hasta sus respectivos hogares.

TODA FORMA ES VÁLIDA PARA VOLVER. Colgando de las estriberas de los ómnibus viajan los devotos, con tal de volver lo más rápido posible a sus hogares. FOTO: PÁNFILO LEGUIZAMÓN.

Por otra parte, las personas que van es su vehículos particulares, se encuentran atascadas en el tránsito por culpa de los colectivos que avanzan lentamente que suben pasajeros y frenen el retorno rápido hacia distintas localidades del país.

QUEDA UN LARGO CAMINO. La peregrinación no es solamente de ida a Caacupé, sino también de vuelta, si uno no encuentra formas de volver en colectivos. FOTO: PÁNFILO LEGUIZAMÓN

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