Durante la semana de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, se presentó la Alianza mundial para un Comercio sin Tortura. La iniciativa (un esfuerzo conjunto de la Unión Europea, Argentina y Mongolia, con un total de 58 países participantes) tiene por objeto poner fin al comercio de productos para aplicar la pena capital y para infligir torturas.
Paraguay se unió a la iniciativa a través de la participación de una delegación del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Manuel Schaerer Kanonnikoff, ex embajador paraguayo en Canadá, participó también en carácter no oficial compartiendo su experiencia como hijo de víctimas de tortura durante la dictadura Stronista.
"Las lecciones que como sociedad, debemos aprender de estas terribles experiencias son más necesarias que nunca", indicó Schaerer.

El derecho internacional prohíbe la tortura en cualquier circunstancia. A pesar de ello, todavía se comercializan en todo el mundo instrumentos destinados a matar y causar dolor, como, por ejemplo, porras con púas metálicas, cinturones para aplicar descargas eléctricas y dispositivos que sujetan a las personas por la cintura o las extremidades mientras las electrocutan, así como productos químicos que se utilizan para las ejecuciones y los sistemas de inyección forzosa que los acompañan.
"Estos productos no tienen otra finalidad que la de infligir un dolor terrible a las personas y matarlas. Jamás deberíamos permitir que se comercie con ellos como con cualquier otro producto.
Ha llegado el momento de tomar medidas concretas para detener este vil comercio", manifestó la Comisaria de Comercio de la Unión Europea

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Cecilia Malmström

Con el lanzamiento de ayer, 58 países del mundo entero (África, América, Europa y Asia) adoptaron una declaración política conjunta. Mediante la adhesión a la Alianza, los países convendrán con sus cuatro líneas de actuación:
Tomar medidas para controlar y restringir las exportaciones de estos productos.
Dotar a las autoridades aduaneras de los instrumentos adecuados: la Alianza creará una plataforma para supervisar los flujos comerciales, intercambiar información y detectar nuevos productos.
Proporcionar asistencia técnica para ayudar a los países a establecer y poner en marcha leyes que prohíban dicho comercio.

Intercambiar prácticas para conseguir sistemas de control y cumplimiento eficientes.
En parte como consecuencia de normas más estrictas en la UE y en otros lugares, las drogas para inyecciones letales y productos de tortura se han vuelto más difíciles de conseguir y más caras de comprar.

Sin embargo, los productores y comerciantes de estos productos tratan de eludir esas leyes, por lo que cuantos más países se comprometan a prohibir estas exportaciones, más eficaces serán los esfuerzos para poner fin al comercio.

La Alianza para el Comercio Libre de Tortura es una forma de tomar medidas específicas para detener el comercio de estos bienes a nivel mundial, lo que hace mucho más difícil obtenerlos.

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