Cerca de 2.500 kilómetros entre pruebas especiales y enlaces bañados por el espeso huracán de arena y una temperatura que supera los 70 grados en los habitáculos de los pilotos, sirvieron para que Alejandro Galanti encuentre la gloria.

A TODA VELOCIDAD

EL TEMPRANO. En los ante­riores días, el viento norte comenzó a golpear con todo cerca del mediodía, pero ayer, el día más caluroso de todo el fin de semana, fuertes vien­tos de casi 80 kilómetros por hora azotaron la ciudad de Mariscal Estigarribia desde las 8:30.

CARAVANA. La caravana de camionetas y autos de fanáticos dejando Mariscal se extendía por varios kiló­metros de la Ruta 9, aproxi­madamente desde las 9:00. Varios decidían quedarse a un costado del camino para desayunar o comer algo antes de tomar tereré y luego seguir con el viaje.

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DE LADO A LADO. El estado de la Ruta 9 desde el cruce Loma Plata y antes de ingre­sar al distrito de Mariscal Estigarribia es deplorable. La salida (y entrada) de la ciu­dad se hacía muy lenta por­que todos los autos debían ir de lado a lado esquivando los enormes baches del asfalto. Algunos preferían ir al cos­tado de la ruta, donde el camino de arena parecía en mejor estado.

DE LARGO. Cerca de las 11:30 ya nos instalamos en Campo 48 esperando la llegada de las máquinas. Para entonces ya había una importante can­tidad de gente aguardando, pero muchos fanáticos pasa­ban de largo yendo ya directo a Asunción.

DESORDEN. La organiza­ción del Rally no pudo evi­tar el ingreso de la gente al último tramo antes de la mesa de control. Se generó un gran desorden que com­plicó el trabajo de los repor­teros gráficos y que impidió la llegada de las máquinas hasta la mesa. Esto hizo que los copilotos se tengan que bajar corriendo desde el auto para llegar a marcar el tiempo.

EMOCIONADOS. Varios integrantes del team Toyota no podían ocultar su emo­ción por el 1-2 del equipo. Con lágrimas en los ojos muchos festejaron la victoria en el Chaco.

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