En medio de una auténtica fiesta del deporte motor se puso en marcha este domingo la edición 41 del Dakar en la rampa especialmente preparada en la capital peruana, Lima, hasta donde llegaron miles de fanáticos para despedir a sus ídolos.
La caravana del Dakar, compuesta por 337 vehículos de competición, comenzaron de esta manera una nueva aventura que contempla 10 etapas a correrse desde hoy hasta el 17 del corriente mes, básicamente en el desierto peruano, que se extiende por la costa del Océano Pacífico, un paraje inhóspito de miles de kilómetros con vertiginosas dunas de arena blanda.
Buena parte de los participantes ya probaron la dureza y dificultad del desierto peruano el año pasado, cuando el Dakar estuvo cinco días en ellas y algunos de los favoritos tuvieron que abandonar.
En la pasada edición, las traicioneras dunas peruanas se cobraron muchas víctimas en las primeras etapas y este año la exigencia será máxima al celebrarse en una ruta compuesta por un 70% de arena.
El Dakar 100% peruano se ceñirá únicamente al sur del país para visitar las ciudades de Pisco, San Juan de Marcona, Arequipa, Moquegua y Tacna.
Un poco más de 5.000 kilómetros es el total que deberán recorrer los competidores, de los cuales unas 3.000 aproximadamente son cronometradas y las restantes de enlace.
La navegación y la resistencia física serán más importantes que nunca para poder desenvolverse entre las dunas y los tramos arenosos sin despistarse.
La carrera se tomará un día de descanso el sábado 12 de enero en la ciudad de Arequipa, la segunda más grande de Perú, conocida como la Ciudad Blanca por las piedras de sillar volcánico con las que está construido su casco antiguo, procedente de los volcanes que la rodean como el Misti, en cuyas faldas se asienta la urbe.
Esta edición del Dakar contará con formatos especiales en algunas etapas. Los coches abrirán pista en la segunda etapa, disputada entre Pisco y San Juan de Marcona sobre una distancia total de 415 kilómetros, de los cuales 331 serán cronometradas y 84 de navegación.