En las últimas semanas, los niveles del río Paraguay han presentado un descenso significativamente acele­rado. Si bien la bajante es cíclica, preocupa la rapidez y, sobre todo, el impacto que podría tener a corto plazo en la capacidad de trans­porte.

Hugo Pastore, titular de la Cámara Paraguaya de Exportadores y Comerciali­zadores de Cereales y Olea­ginosas (Capeco), indicó que desde el gremio se mantienen en contacto con la Comisión Nacional de la Hidrovía para analizar los niveles que se van registrando, de manera de poder tomar determina­ciones tempranas para que el flujo de embarcaciones no se vea afectado.

“Estamos acom­pañando de cerca y es funda­mental que se mantengan las tareas de dragado, de mante­nimiento, en los pasos difíci­les como la salida del río Ber­mejo, el Paso Queso y norte de Asunción, entre otros pun­tos, donde también se han hecho trabajos muy impor­tantes de remoción de lechos rocosos”, explicó Pastore.

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Remarcó el hecho de que los trabajos de mantenimiento deben ser realizados no sola­mente en el río Paraguay, sino también en el Paraná. Precisó que ambos cauces tienen comportamientos diferentes, mientras el río Paraguay está en su época de aguas bajas, el río Paraná está en su época de aguas altas.

“Ya hemos pasado por bajan­tes muy importantes y lo fun­damental es poder hacer los trabajos de mantenimiento, porque sabemos que esto va a implicar una menor capa­cidad de carga de las barca­zas y un tiempo mayor en el tránsito, por lo que se debe poder administrar mejor el producto que se tiene en Para­guay”, comentó el titular de la Capeco.

Recordó que en el caso parti­cular de la soja, que tiene como principal destino la Argentina y, por detrás, en tercer lugar, el mercado ruso, el tránsito es fluvial. En el caso de Bra­sil, que es el segundo princi­pal destino, cuenta con una vía terrestre de exportación y esta puede constituirse en una válvula de escape.

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