Con regulaciones atractivas, Paraguay podría aspirar a convertirse en un centro bancario en la región, atrayendo la presencia de grandes bancos europeos, norteamericanos y asiáticos, consideró el empresario británico Lord Robert Edmiston. Durante su visita al país, el magnate compartió su visión sobre Paraguay.

Él mismo lideró durante décadas un conglomerado empresarial con operaciones en el Reino Unido, Estados Unidos y el norte de Europa, y comparó la situación regional con el modelo bancario suizo.

“En el medio de Europa está Suiza. Y Suiza es el centro del mundo bancario. Los bancos más grandes del mundo están centrados en Suiza”, dijo a La Nación/Nación Media.

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Según el empresario, este liderazgo se explica por un entorno de bajo riesgo, estabilidad económica y un sistema regulatorio atractivo para el capital internacional. A partir de esa referencia, planteó que Paraguay, con su baja carga regulatoria y tributaria en comparación con países como Brasil, podría replicar un modelo similar.

“Sé que las regulaciones bancarias en Brasil son bastante caras”, mencionó, remarcando que esto representa una oportunidad para países más flexibles desde el punto de vista legal y económico.

Sugirió que el país cuenta con condiciones “obvias” para captar ese tipo de inversiones. “Creo que Paraguay es un lugar donde podría haber presencia de grandes bancos de Europa, de Estados Unidos, de Asia”, puntualizó.

OTRAS VENTAJAS

En otro momento de la entrevista, Lord Edmiston fue consultado sobre las oportunidades que presenta Paraguay, considerando su energía limpia y barata, mano de obra calificada y una ubicación geográfica estratégica en el corazón de Sudamérica. A su juicio, la combinación de estos elementos configura una base sólida para el desarrollo económico sostenible en el país.

“Todo lo que requiere energía barata debería mirar hacia Paraguay”, expresó a LN/NM, en alusión a industrias intensivas en consumo eléctrico. Citó los sectores económicos que podrían florecer en Paraguay gracias al costo competitivo de la electricidad.

Mencionó explícitamente los centros de datos, la minería de criptomonedas y la industria de fundición de aluminio, actividades que requieren grandes volúmenes de energía para operar.

De vender flores, a empresario millonario

El empresario británico Robert Edmiston visitó el Club de Ejecutivos del Paraguay, donde compartió su historia de vida y trayectoria empresarial con una mirada cristiana, promoviendo una visión del éxito basada no solo en saber generar riqueza, sino en saber compartirla con propósito y compromiso social.

Nació en la India poco después del final de la Segunda Guerra Mundial, en una familia británica. Se trasladó con sus padres al continente africano en busca de un mejor clima y oportunidades. “En aquel tiempo había muchas rotondas donde crecían unos arbustos alrededor.

Iba junto a los vecinos y les ofrecía estos ramos de flores para que apoyen la iniciativa del hospital. Me resultó muy bien, había una ganancia del 100 %, pero luego toqué la puerta del doctor de ese hospital, en cuyo nombre vendía estas flores.

Y ahí el negocio se me fue de una. Cuando volví a casa y mi papá escuchó lo que yo hice, aprendí a una edad temprana que una empresa atrae dolor”, ironizó.

Fue al Reino Unido siendo aún joven, luego de haber vivido su infancia en África. Se formó como contador y comenzó rápidamente su carrera en una empresa automotriz. Sin embargo, en 1973, la crisis del petróleo sacudió la economía mundial.

La compañía para la que trabajaba quebró y él, recién incorporado como jefe financiero, quedó con su reputación profesional en entredicho. Lejos de rendirse, Edmiston aprovechó esto como oportunidad. Con el dinero de su indemnización, unas 6.000 libras, compró el 15 % de la misma compañía.

Luego fue comprando en partes hasta convertirse en único dueño. Con visión estratégica, transformó un pequeño negocio en un grupo empresarial con intereses en importación de vehículos, bienes raíces y servicios financieros.

De esta manera se convirtió en el pionero en la importación y venta de autos japoneses en el Reino Unido. Su empresa, International Motors, se encargó de adquirir la franquicia para la importación y venta de vehículos Subaru e Isuzu en el Reino Unido, convirtiéndose en uno de los primeros en introducir estas marcas japonesas en el mercado británico.

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