El flamante titular de la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales señala que las proyecciones para el país son brillantes, pero que es fundamental una política industrial robusta y decidida.

El sector industrial de Paraguay tiene gran­des oportunidades de crecimiento a nivel regional y global, pero al mismo tiempo enfrenta desafíos que requie­ren líderes con visión estraté­gica.

En una nueva entrega de Hacedores, La Nación/Nación Media conversó con Raúl Valdez, actual presidente de la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro), un profe­sional y gremialista cuya tra­yectoria lo convirtió en un referente del desarrollo pro­ductivo y naviero del país, sec­tor donde ocupó la titularidad del Centro de Armadores Flu­viales y Marítimos (Cafym). Valdez, con alma de cervecero y corazón de cerrista, apunta a convertir al Paraguay en un actor importante en la produc­ción de alimentos con valor agregado. Esta es su charla con nuestro diario:

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–¿Cuál es su filosofía de tra­bajo y liderazgo?

–Creo firmemente en el poder del trabajo en equipo como motor del crecimiento soste­nible. La constancia, la disci­plina y la escucha activa son pilares de mi estilo de lide­razgo. Me enfoco en cons­truir relaciones de confianza, fomentar el talento y crear espacios donde las ideas se traduzcan en resultados.

–¿Cómo toma el desafío de pasar del ámbito naviero al sector productivo e indus­trial? ¿De qué manera esa experiencia puede aportar a su nuevo rol?

–Con profunda motivación. Fue un cambio planificado y estructurado. Son gran­des sectores industriales que son eslabones de una misma cadena de valor. La logística y la producción están íntima­mente ligadas: sin una logís­tica eficiente, la industriali­zación no puede prosperar. Mi paso por el sector naviero me da una visión estratégica integral, clave para impulsar el desarrollo industrial que el país necesita.

Creo que aportará una pers­pectiva valiosa. La logística no es solo un componente operativo, es un factor deter­minante para la competitividad. Conozco en profundidad las limitaciones estructurales que enfrentamos y cómo abor­darlas para lograr que nuestros productos industrializados lle­guen con eficiencia, calidad y a precios competitivos a los mer­cados regionales y globales.

–¿Cómo ve la situación actual del sector de la industria de oleaginosas y cereales?

–Es como tener un gigante dormido: necesitamos políti­cas activas que lo despierten y lo impulsen hacia su máximo rendimiento. Es un sector con un potencial extraordinario, pero hoy subutilizado. Las inversiones están hechas, las capacidades están instaladas, pero no estamos operando ni cerca del nivel que podríamos.

PROYECCIONES

–¿Cuáles son las proyec­ciones a largo plazo para la industria?

–Las proyecciones son bri­llantes. Paraguay tiene la oportunidad histórica de posicionarse como un actor estratégico en la producción de alimentos con valor agre­gado. No estamos hablando solo de potencial, sino de una oportunidad sin preceden­tes: diversos estudios indican que en los próximos 30 años el mundo necesitará producir más alimentos que en toda la historia de la humanidad en su conjunto.

Esto se debe al crecimiento poblacional sostenido, la urbanización, el cambio en los hábitos alimentarios — con un aumento en el con­sumo de proteínas vegetales y animales— y el ascenso eco­nómico de países emergentes que demandan productos de mayor calidad y valor nutricio­nal, en especial las proteínas animales y vegetales.

Estoy convencido de que nues­tra industria puede ser una potencia global de la indus­tria alimentaria produciendo proteínas animales y vegeta­les, aceites, biocombustibles y alimentos procesados. Si hacemos bien las cosas, Paraguay puede ser parte fundamental de la solución a un desafío glo­bal relacionado con la seguri­dad alimentaria y sustentable.

PRINCIPALES RETOS

–¿Cuáles son los principa­les desafíos que enfrenta el sector?

–El principal desafío es utilizar al máximo la capacidad insta­lada. Para lograrlo, es impres­cindible un trabajo articulado con el sector público. La indus­tria necesita políticas claras, incentivos inteligentes y condiciones que fomenten la pro­ducción continua y sostenida.

Paraguay tiene un desafío gigantesco en términos de mejorar la infraestructura, la institucionalidad de aquellas instituciones que están rela­cionadas con la gobernanza de toda la logística, específicamente la hidrovía. Enton­ces, en definitiva, creo que ese va a ser un aporte importante para apuntalar el crecimiento de la industria también.

–¿Qué cambios considera necesarios para que el sec­tor pueda crecer y aportar más valor agregado?

–Es fundamental una polí­tica industrial robusta y deci­dida. Necesitamos un marco que incentive la transforma­ción local de nuestras mate­rias primas, que reduzca las asimetrías con otros países de mayor escala en la región, y que fomente la inversión, la innovación y la exportación. De la mano con el desarrollo agroindustrial del procesa­miento de la soja, podemos proyectar el arribo de otras grandes industrias de produc­ción de proteínas animales y bioenergía que podrán encon­trar en nuestro país todo lo que necesitan para ser com­petitivos globalmente, con lo cual el efecto multiplicador del valor agregado puede ser exponencialmente bene­ficioso.

–¿Qué legado le gusta­ría dejar en el desarro­llo del país?

–Me gustaría haber contribuido a cons­truir un Paraguay más productivo, com­petitivo y justo. Que mi paso por los dis­tintos espacios haya impulsado decisiones y acciones concretas que fortalecieron la industria nacional, generaron empleo y mejoraron la calidad de vida de las personas. Consi­dero que es un deber patrió­tico aportar desde donde a uno le toque, con responsabilidad y visión de largo plazo, para la construcción de un país mejor para todos.

Expresidente del gremio de navieros, Raúl Valdez hoy lidera la Cámara de Procesadores de Oleaginosas y Cereales. Foto: Mariana Díaz

SIGUIENTE PASO: AVANZAR HACIA LA INDUSTRIALIZACIÓN

–¿Qué factores limitan el crecimiento de la industrialización en Paraguay?

–La principal limitación es la falta de políticas públicas consistentes y de largo plazo. Paraguay cuenta con recursos y capacidades, pero necesita condiciones estructurales para despegar y dar el gran salto. En definitiva, tenemos una capacidad productiva de escala absolutamente relevante. Tenemos condiciones muy favorables en términos de productividad: tierras fértiles, energía limpia, mano de obra altamente calificada y un marco impositivo muy atractivo.

En este sentido, el siguiente paso es avanzar hacia la industrialización, logrando que el procesamiento de nuestras materias primas no sea solo un componente de exportación, sino que también atraiga mayores inversiones industriales. Esto incluiría otros tipos de industrias que requieren los insumos que producimos o las materias primas que tenemos disponibles.

Considero que Paraguay debe dar ese paso determinante, potenciando la industrialización de su principal producto, que es el más relevante en términos de aportes macroeconómicos para el ingreso de divisas en exportaciones, en cuanto a la capacidad productiva agrícola y otros factores que hacen que el complejo de la soja sea absolutamente relevante para el funcionamiento económico de nuestro país.

PERFIL

RAÚL VALDEZ

Actualmente preside la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleagi­nosas y Cereales (Cappro)

Director de logística de ADM Paraguay SRL/ Naviera Chaco SRL desde 2020

Director de la Comisión Permanente de Trans­porte de la Cuenca del Plata (CPTCP)

Miembro del Consejo de la Sociedad Civil del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)

Miembro de la Comisión Nacional de Transporte Terrestre

Miembro de la Comisión Nacional de Hidrovías

Fue director de Operacio­nes de Imperial Logistics Paraguay 2017 – 2019

Fue gerente comercial de ADM Paraguay / Naviera Chaco SRL 2011 – 2017

Es magíster en Adminis­tración de Negocios (MBA) por la Universidad de Chile, 2021

Executive Master in International Business (EMIB) por ESCP Business School of Paris, 2021

Licenciado en Administra­ción de Empresas por Universidad Católica de Asunción, 2007

Está casado con Cecilia. Es padre de Maxi de 10 años y Vale de 4 años

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