Pese a que Paraguay aún no ha llegado al grado de inversión, el capital extranjero ansía lle­gar al país para aprovechar los beneficios tributarios y la confianza que genera la administración pública para invertir y generar empleo. Días atrás se dio a conocer que Paraguay cerró 2023 con un riesgo país que gira en torno a los 2 puntos por­centuales, estando debajo de Uruguay, Chile y Perú con menos de los 1,80 puntos porcentuales, según el Emer­ging Markets Bonds Index de Latinoamérica (EMBI).

El economista Samuel Ferreira explicó que el com­portamiento del menor spread en Paraguay está en línea con la tendencia regio­nal, pero que los bajos nive­les, entre el precio de oferta y demanda o compra y venta para un valor (spread), no hacen que Paraguay sea visto como grado inversor y expuso cuáles son los facto­res hacia los cuales encami­narse para llegar a ese nivel.

“Avanzar con la desdolari­zación de la deuda contri­buirá a reducir este riesgo y otro aspecto importante es continuar con el avance de las reformas estructurales pendientes”, precisó Samuel Ferreira. Acotó que es impor­tante estabilizar los niveles de deuda pública y recordó que desde 2019 Paraguay enfrenta déficits sucesivos en su posición de activos exter­nos netos, lo cual se agravó con la pandemia. “Esto signi­fica que los niveles de deuda pública son superiores a los niveles de reserva interna­cional, medidos en términos del PIB, respectivamente. Esto es una debilidad aten­diendo a que la deuda pública está expresada mayormente en moneda extranjera (el 90 %)”, señaló.

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Otros aspectos que mencionó incluyen cumplir con la con­vergencia fiscal con base en la Ley de Responsabilidad Fiscal de 1,5 %. Habló de la importancia de lograr tasas más elevadas de crecimiento económico y reducir la vola­tilidad. Reiteró que pese a que el país aún no sea tenido en cuenta como grado inver­sor, Paraguay logró colocar bonos en el mercado interna­cional a tasas bastante más bajas del promedio regional y levemente por encima de países como Chile y Uruguay, con grado inversor. “Esto se atribuye principalmente a los buenos fundamentos macro­económicos de las dos últi­mas décadas”, resaltó.

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